martes, 8 de diciembre de 2015

Mi otro yo

Mi otro yo es un monstruo, y quizás por eso no me he atrevido a ponerlo de título, en vez de por la débil excusa de que es un título de película y me hubieran podido encontrar... Ni que alguien me buscara.

No me gusta escribir triste, y aunque me gustaría no sonar así, no puedo evitarlo, por eso entiendo que los que están a mi lado se cansen de mi actitud: no me extraña, yo también me cansaría de alguien así. Yo estoy cansada de mí en estos momentos.
Pero es lo que hay.

Quiero tener el derecho a estar triste sin sentirme culpable, a no tener que pensar cuanto tiempo es adecuado sentirte triste para satisfacerse (o compadecerse) una misma sin llegar a cansar a los demás.
Más de lo mismo.

Hay cosas de mí que no me gustan, y reconocerlo no es lo que me molesta, lo que me molesta es tener esas cosas. No me gustan los celos ni la avaricia que a veces siento, los "quiero ser la única", los "quiero que estéis pendientes de mí", querer hacer sentir culpable a los demás cuando no están a la "altura", que me duren tanto los enfados. No me gusta rechazar un abrazo por miedo a la debilidad que me supone el contacto humano, que en la balanza pese más el miedo a llorar y temblar que recibir un abrazo de amor y consuelo.
No me gusta necesitar muestras de afecto sincero casi a diario, cuando a mí misma me cuesta una barbaridad ofrecerlas, no me gusta, no me gusta, no me gusta, no me gusta... no me gusta esta actitud, por lo que voy a esforzarme por cambiarla.
Voy a aceptar mi tristeza, pero no recrearme en ella. Voy a reconocer, asumir y aceptar mis faltas, pero no a escudarme en ellas.

No me gusta lo que he escrito, pero es lo que soy y como me siento en estos momentos, y negarlo no lo hará desaparecer. Sin embargo espero que me sirva para mejorar el poder leerlo de  vez en cuando.
No quiero corregirlo, ni releerlo 1000 veces más. 
Esto es lo que hay.
Esto es lo que soy.
A veces.
Otras veces consigo parecerme a la persona por la que llevo tanto tiempo trabajando, esforzándome.

martes, 6 de octubre de 2015

Esas cosas

Están esas cosas que siempre nos dolerán más a nosotras que a ellos.
Están esas cosas que por más que intentamos comprender, por más que intentamos ponernos en su lugar, nunca podemos llegar a entender cómo puede dolerles tanto.
La vida está y estará llena de esas cosas. Las que nos duelen a nosotras y a ellos, las que nos duelen más a nosotras que a ellos, las que aunque intentamos entender, sólo las sufren ellos.
Daría lo que fuera para que no sufrieran nunca en su vida ni un solo desengaño, ni un abandono o un desplante; y aún así sé que no lo conseguiré, que no está en mi mano. 
Pero está en mi mano que no lo sufran de mi parte.
Verlos desde fuera, desde lejos, es muchas veces sufrir. Y también disfrutar. Pero tengo más facilidad para el sufrimiento. Y tengo que aprender que mis reacciones y sentimientos no son los suyos. Que cuando los veo en una situación cabe la posibilidad de que lo que ellos sienten no sea lo mismo que yo sentiría. Que su reacción es diferente. Que su forma de desenvolverse sea otra.
Hay días en los que escribiría con sangre que ser madre es sufrir, por todo, por cualquier cosa, y aún así recomendaría a cualquiera que fuera madre. Y aún así no me atrevería a decirle a nadie que no tuviera hijos.
Por suerte la vida está llena de días, todos diferentes, y todos mezclados, así que tengo la certeza de que mañana será otro. Y no pido que sea mejor, solo quiero que llegue.

A veces pienso que sufrir por los demás es una manera de no enfrentarse al sufrimiento propio...

viernes, 28 de agosto de 2015

Días grises

Me gustan los días grises, metereológicamente hablando.
Hay muchos tonos de gris, y todos preciosos. Me gusta descubrir un cielo gris y plomizo al despertarme, sobre todo si va acompañado de frío. Ese frío que hace que me guste todavía más la sensación de hogar que siento en mi casa.
Hay que decir que esto lo estoy escribiendo a finales de agosto, y claro, ya sabemos que solemos añorar lo que no tenemos. La letra de una canción de Fito y los Fitipaldis lo expresa muy bien: "Sé que no puedo dormir, porque siempre estoy soñando, en invierno con el sol, con las nubes en verano"
El caso es que soy más de invierno, de frío, por lo menos del que aquí tenemos, que no es demasiado duro, todo hay que decirlo.
Para mí vivimos en un lugar privilegiado: el mar de frente, montaña a la espalda, campos hacia los lados, y siempre el sol. Quizás por eso valore tanto los días grises y nublados, porque son escasos, por lo menos para mi gusto.
Tengo que recordarme a mí misma que no tengo que dar explicaciones, ni aclarar nada, que es una conversación conmigo misma.