miércoles, 11 de mayo de 2016

Escribir

Hace poco una amiga me preguntó si no había pensado alguna vez en escribir un libro. Y tengo que reconocer que de jovencita me creía capaz de hacerlo.
Ahora que soy más vieja, y más sabia, me parece una aspiración muy presuntuosa. Después de tantos años leyendo, de haber leído tantos buenos libros, me doy cuenta de que no puede hacerlo cualquiera.

Últimamente me gustan más las reflexiones que hago durante conversaciones con otras personas que cuando hablo conmigo misma. Algunas las apunto al instante, cada vez en un sitio diferente, y después no recuerdo la reflexión o dónde las he escrito. Aunque esto tiene su lado bueno: después me encuentro cosas escritas sin esperarlo, y algunas me llevan a revivir exactamente el momento en el que las escribí.
Si me pongo a pensar, no es totalmente cierto que no escriba, lo que pasa que lo hago en otros sitios. He escrito correos electrónicos o whatsapps a amigas que bien podrían haber sido de las muchas  de las entradas que no he escrito por pereza, por no haber encontrado el momento

Entre mis amigas y conocidos más cercanos tengo fama de escribir y hablar bien. Han sido varias personas y varias veces las que me han dicho que les gusta como hablo, como digo y escribo las cosas. Y con los años empiezo a reconocerme a mí misma que no se me da mal, y creo que es porque me gustan las palabras, porque las utilizo con cuidado y cariño para hacerme entender. Y quizás también para compensar mi falta de contacto físico con las personas: hay quien besa y abraza, yo hablo y, sobre todo, pienso lo que siento. Me gustaría escribir más a menudo sobre ello, sobre mis sentimientos y  mis pensamientos, como hacía antes, pero es aquí donde aparecen las excusas...


Excusas

Si pienso en todas las razones que me doy para no escribir y soy sincera conmigo misma, tengo que reconocer que no son más que excusas. 
Algunas de las excusas que utilizo:
-no tengo tiempo
-no tengo ganas
-lo pienso todo demasiado, por lo que no puedo ser todo lo rápida que quisiera al escribir
-lo tengo muy claro todo en mi cabeza, pero al escribirlo me lío conmigo misma y acabo escribiendo algo totalmente diferente a lo que tenía pensado
Vistas por escrito parecen otra cosa, pero no dejan de ser lo que son: excusas.
¿Y por qué tengo que escribir? ¿Quién me obliga? ¿Lo necesito? ¿Me hace algún bien?
Tener, tener, no tengo que hacerlo, pero me gusta terminar las cosas que empiezo, y dejar el blog por las cosas que he enumerado más arriba no me parece terminar algo, sino dejarlo a medias. Así que la única que me obliga soy yo, pero por lo visto de momento se me da mejor escaquearme que trabajar. Y lo que necesito y me hace bien es cumplir con lo que me propongo, tener siempre algo que hacer.