martes, 30 de junio de 2020

Injusto

Es injusto que lo que a ti te da la vida a mí me la quite.

Mi Otra Yo

domingo, 28 de junio de 2020

Se lo han dicho todo sin decirse nada

Un detalle:
Solo veo esa gota de sudor resbalando por su cuello.

La escena completa:
Se encuentran siempre en el mismo sitio y a la misma hora; aunque no lo saben, también coinciden en sus fantasías.
Sudados, agotados y sin aliento es el mejor momento después de la carrera. Verse en ese estado es la recompensa al esfuerzo físico y por eso vale la pena madrugar para hacer ejercicio.

«Solo veo esa gota de sudor resbalando por su cuello. No puedo dejar de mirarla. La sigo hasta verla morir en el hueco de su clavícula, donde se convierte en mar. Quiero lamer esa gota y beber de ese mar». Piensa él.

«Contemplo su pecho subir y bajar por el esfuerzo y lo único que deseo 
es convertirme en esa camiseta sudada que se pega a su cuerpo como una segunda piel. Mi respiración se acompasa a la suya e imagino que soy la prenda que lo cubre y a la vez la que le quiero quitar». Piensa ella.

Se desean, es evidente, pero disimularlo lo hace más excitante. Saben que pronto no tendrán suficiente con eso. Como también saben que a esas horas pasa tan poca gente por la calle que bien podrían hacer lo que les apetezca y no les vería nadie. Por eso sienten que cada encuentro solo sirve para confirmar que se acerca el momento de cambiar los suspiros contenidos por gemidos de alivio.

Hoy, otra vez, se lo han dicho todo sin decirse nada.

Mi Otra Yo


viernes, 26 de junio de 2020

Lo que más me gusta

Lo que más me gusta de mí
eres tú.
Lo que más me gusta de ti
soy yo.

Mi Otra Yo

miércoles, 24 de junio de 2020

Huyendo de fumadores


Imagen de Internet

Yo no soy fumadora y como cada vez me molesta más tener cerca a alguien fumando lo que hago es que si puedo, lo evito.

Cuando se podía fumar en discotecas o locales nocturnos llegaba un momento en el tenía que salir a la calle para dejar de respirar solo humo.
Cuando se podía fumar en restaurantes o demás tenía muy en cuenta la mesa en la que sentarme por si había algún fumador cerca. Incluso cuando el clima ya era tirando a fresco y la gente prefería quedarse dentro yo lo hacía fuera, que seguro no saldría nadie a fumar.
Ahora es lo contrario.
Cuando llega el buen tiempo, si me apetece terraza me lo pienso dos veces si hay alguien fumando o cabe la posibilidad de que el humo acabe viniendo hacia mí.
Y eso es lo que nos ha pasado esta mañana: nos hemos tomado algo en una terraza en la que no había nadie y donde las mesas guardaban la distancia permitida. Y aunque  me pregunto porqué con tanto sitio la persona que ha venido se ha puesto en la que nos quedaba más cerca y se ha fumado 3 cigarros en media hora, seguro que el viento hubiera traído el humo aunque se hubiera sentado en la más alejada. O no.

lunes, 22 de junio de 2020

Por preguntar demasiado

Tantas veces me preguntaste si te quería que al final se me agotó el sentimiento.

Mi Otra Yo

sábado, 20 de junio de 2020

Lo que me pone

A cada una le pone lo que le pone y a mí un hombre que escribe sin faltas de ortografía me pone a mil. Ya ves.
Y es que pienso que quien sabe poner tildes y comas también sabe poner otras cosas. 
Que quien distingue la g de la j es imposible que no me encuentre el punto, da igual la letra. 
Que si distingue entre v y b solo con la pronunciación sabe cómo llegar al valle que tengo entre las piernas. 
Si entiende cuándo es punto y seguido o punto y aparte sabe la importancia de darte un respiro o hacerte perder la respiración.
Utilizará dos puntos para explicarme lo que haga falta y nunca me dejará colgada con tres.
Si sabe utilizar los signos de puntuación podrá exclamar mi nombre o preguntarme si quiero más.
Si sabe escribir, sabe lo que hace.

jueves, 18 de junio de 2020

Sonreír con la mirada

Ahora que todos llevamos mascarilla es más importante que nunca sonreír con la mirada.

Mi Otra Yo

martes, 16 de junio de 2020

Balcones vacíos

Los balcones vuelven a estar vacíos y los que siempre habíamos disfrutado de ellos hemos recuperado nuestra intimidad.
Las ocho de la tarde ya no es la hora de cerrar las ventanas y correr las cortinas.
Los que parecía que habían vivido siempre en sus balcones no han vuelto a aparecer desde que ya no hace falta mostrar agradecimiento.
Esos vecinos que parecían amigos de toda la vida pero que no se conocían ya no hacen planes de futuro de ventana a ventana. Me pregunto si cumplirán algunos de esos planes.
Las sirenas vuelven a indicar urgencia, gravedad y preocupación.
Me alegra no tener que enterarme de los cumpleaños de mis vecinos.

Siempre he estado bien en mi casa y nunca me he sentido encerrada hasta que lo han tenido que estar también los demás. Ver balcones llenos que nunca antes habían tenido vida, terrazas ocupadas con gente de paseo y escuchar ruidos de convivencia de otras familias, me han hecho sentirme invadida en mi propia casa. 

domingo, 14 de junio de 2020

Million yen women

Esta vez la serie de la que os quiero hablar es japonesa.


Imagen de Internet



Doce capítulos que no llegan a la media hora cada uno son suficientes para mantenerme atenta a una historia que no dejaba de sorprenderme en cada capítulo.
Michima Shin es un escritor sin éxito que un día se encuentra conviviendo con cinco mujeres desconocidas y misteriosas. Cada una llega a su vida gracias a una invitación que nadie sabe quien envía pero que contiene unas reglas muy concretas y que aunque no lo saben supondrá un gran cambio en la vida de todos.

Si tengo que describir esta serie solo necesito una palabra: perturbadora.
¿Os la recomiendo? Sí.

viernes, 12 de junio de 2020

De algo servirá

Si algo tiene que ver, aunque sea de lejos, con la lectura o la escritura acabo metiéndome en «fregaos» yo sola para después arrepentirme. Con los años puede que no me meta en menos pero sí que los gestiono de otra manera y supongo que ya porque no me queda otra intento aprender de cada uno de esos «fregaos».
Pues bueno, sin haber terminado de salir de unos acabo de meterme en otro y esta vez sin pensármelo mucho, la verdad. Y es que suelo pensar y repensar tanto todo que a veces, como para compensar, me tiro de cabeza a la piscina sin comprobar primero si me ahogaré por exceso de agua o me partiré el cuello porque no hay suficiente.
No es para tanto, la verdad. De hecho me he metido en algo tan frívolo que no voy a decir de qué se trata, pero sí que estos días ando loca aprendiendo a utilizar Power Point y estoy descubriendo que hay un sinfín de aplicaciones para editar fotos, poner títulos con un millón de estilos de letras diferentes y hacer collages «súper monos».
Así que mientras esto dure aprenderé todo lo que pueda porque de algo servirá.

miércoles, 10 de junio de 2020

El relleno del sandwich

Aunque mis hijos duermen en camas separadas por las noches las juntan. Esto lo hacen cuando al día siguiente no hay colegio o instituto porque el mayor antes de irse a clase se deja la cama hecha.
Cuando voy a despertarlos por la mañana el pequeño suele pedirme que me eche un poquito con ellos. Y yo, que ya estoy empezando a echar en falta lo que no me pedirán cuando sean más mayores, me acuesto con ellos un ratito. Así que por las mañanas me convierto en el relleno de un sandwich que creo tiene los días contados.
Y bueno, es un momento de paz y amor que se termina en cuanto se levantan, se despejan del todo y empiezan con las disputas por cualquier cosa.

lunes, 8 de junio de 2020

Extracurricular

Aunque hace semanas que terminé de ver Extracurricular todavía me ronda por la cabeza.

Imagen de Internet


Supongo que es tan fácil y común ver escenas de sexo explícito en series españolas y americanas que lo que me llama la atención es lo contrario. Y es que es más difícil y tiene más mérito hacerte entender algo a la perfección sin mostrarlo que echándotelo a la cara con pelos y señales.
En esta serie se trata el tema de la prostitución en menores desde dos puntos de vista: el de quien la ejerce y quien la organiza.
Por un lado está una de las protagonistas, estudiante de instituto que para consentir a su novio comprándole todo lo que desea se prostituye para conseguir el dinero que necesita.
Por otro lado está otro de los protagonistas, otro estudiante con mucho cerebro que tiene montado un servicio de «protección» a prostitutas y por el que por supuesto les cobra.

No os voy a contar nada más del argumento porque pienso que vale la pena verla y descubrirlo. 
He echado en falta una banda sonora digna de mencionar, ya que creo que algunos momentos hubieran ganado mucho más con una buena música acompañando.
Se comenta la posibilidad de una segunda temporada aunque no hay nada confirmado. Yo considero que aun con el final tan abierto que han dejado no le hace falta porque será difícil mejorar la primera. Y es que después de lo «mal» que ha terminado solo se puede ir a peor.
Y bueno, ya solo por la imagen no hace falta que diga que sigo viendo series asiáticas 😉

sábado, 6 de junio de 2020

Cosas de escritores

Tengo un conocido que es escritor. No es famoso y es una lástima porque en mi opinión escribe muy bien.

Recuerdo la presentación de uno de sus libros cuando dijo algo que aunque entiendo no comparto porque no estoy a su nivel.
Comentó, en plan molesto, cómo a veces cuando decía que era escritor los demás le decían que ellos también escribían, haciendo evidente que no había punto de comparación.
Entiendo que para él que dejó su trabajo para dedicarse a escribir le pueda parecer que quien escribe como pasatiempo y no depende de eso para comer no se puede comparar.
Pero yo estoy «en el otro lado», en el de los que escribimos aunque no publiquemos libros, en el de los que no nos hemos atrevido a dedicarnos de lleno a ello, aunque estemos llenos de palabras. Y oye, qué quieres que te diga, eso también es escribir.

Supongo que es como cuando alguien ha dedicado tiempo, esfuerzo y dinero a hacer una carrera y después vienen otros a ganarse la vida haciendo lo mismo pero habiendo recorrido un trayecto más corto, recto y barato.

jueves, 4 de junio de 2020

Lo que quiero es que me entiendan


Imagen de Internet

Realmente la frase que buscaba no era esta. Era algo mucho más sencillo tipo «lo que yo quiero decir puede no tener nada que ver con lo que tú vayas a entender», o algo así.
Pero para lo que quiero explicar esta es mucho más completa ¡dónde va a parar! Y es que es eso, lo difícil que puede ser hacernos entender, lo complicado que es comprender a los demás.
Porque a veces ¡es tan difícil hacerse entender!
¿Por qué a veces es tan difícil hacerse entender?
Pues porque sí, porque hay tantas opiniones diferentes como culos tiene la gente, porque cada uno se explica como puede o como quiere, porque hablamos diferente idioma aun viviendo en la misma casa, porque lo que para mí es de vida o muerte para ti no significa una mierda...
Es increíble cómo buscando y eligiendo las palabras y el tono con cuidado quien habla, y prestando atención y poniéndose en el lugar del otro el que escucha, aun así puede ser tan diferente lo que quiere decir el primero de lo que entiende el segundo.

martes, 2 de junio de 2020

El hoyuelo de su mejilla

Un detalle:
Cambié mi dedo índice en el hoyuelo de su mejilla por mi pulgar sobre sus labios.

La escena completa:
No puedo explicar por qué cada vez que sonreía y aparecía ese hoyuelo en su mejilla tenía que morderme el labio para no besarlo.
Juraría que me retaba cada vez que hacía algo tan simple como sonreír: me miraba directamente a los ojos, ladeaba un poco la cabeza para dejarme visible su perfil bueno según él (claro, como si no supiera que no tiene perfil malo) y lanzaba esa medio sonrisa que dejaba a la vista primero el hoyuelo de la mejilla izquierda, el de la derecha si reía además.
Así que esta vez no me lo pensé y mientras me sangraba el labio señalé hasta tocarlo ese hueco provocador que estaba siendo mi perdición.
¡Ya no había marcha atrás! 
Cambié mi dedo índice en el hoyuelo de su mejilla por mi pulgar sobre sus labios. Estaban calientes, eran carnosos y ya no dibujaban una sonrisa incitadora: ahora tenían el gesto serio de no saber lo que iba a pasar pero desear que fuera lo que él estaba pensando. Volví a cambiar, esta vez la carne de la yema de mi dedo fue sustituida por la de mi boca... sí, sobre la suya.
Mi primera impresión fue la de que tenía más ganas él que yo, así que valió la pena la espera y el atrevimiento. La segunda impresión me confirmó la primera. Pero la tercera me hizo reconocer que los dos nos moríamos a partes iguales.
¿Fue como esperaba? No, fue mil veces mejor.

Mi Otra Yo