domingo, 29 de noviembre de 2020

Cada día

Cada día, a las 7:15h de la mañana, cruzan las miradas cuando ella pasa corriendo por la terraza del bar en el que él se está tomando un café.

Él se va de casa temprano, mientras el resto duerme; necesita organizar sus ideas y pensamientos y ese es el momento que ha encontrado antes de empezar el día en el trabajo y que todo sea un no parar. Un no poder volver a casa a comer, pasar doce horas fuera y que a la llegada lo asalten a preguntas y reclamos. Él quisiera atender, tener ganas, pero no puede, ni física ni mentalmente, y saber que lo necesitan lo agobia más todavía.

Ella tiene uno de esos trabajos sin horarios ni sueldo, en el que tú te organizas y eres tu jefa, aunque dependes de los horarios de los demás, de su necesidades y cosas que hacer para organizar tu día. Podría estar durmiendo como el resto de la su casa, pero necesita ese cansancio extremo para que el cuerpo se active y la mente se oxigene de cosas suyas, diferentes a las que están por venir.

Se miran y los dos piensan «¿qué necesidad tendrá de estar por ahí a estas horas?», sin darse cuenta de que es la misma.

Mi Otra Yo

domingo, 22 de noviembre de 2020

Estar contigo

Estar contigo a veces es como caminar por una calle mojada. Piso despacio y lo menos que puede pasar es que me salpique, lo peor, que me caiga. Camino en tensión, mirando y midiendo cada paso que doy. Es agotador.
Lo peor de todo es que el «contigo» soy yo.
Hay días en los que cambio de humor sin verlo venir, que paso de la euforia al enfado sin aviso ni motivo para hacerlo. La putada es que el camino contrario nunca es tan rápido, repentino ni indoloro. Me cuesta horrores ver la parte positiva de las cosas y tengo que sacar fuerzas de donde no las tengo para engañarme diciéndome que no es para tanto, que podría ser peor. Como si eso pudiera ser un consuelo. De hecho, no debería de serlo.

Mi Otra Yo





domingo, 15 de noviembre de 2020

Era consciente

Supongo que porque te echo de menos anoche soñé contigo. Era un sueño de esos en los que eres consciente de que estás soñando y lo disfrutas diferente porque te ves desde fuera sabiendo que eso no está pasando, que no pasará.
Fue agradable y tranquilo pasear cogidos de la mano mientras nos dirigíamos a la parada del autobús para despedirte. Ahora sé que eso anunciaba el final del sueño.
Por el camino hacíamos lo de siempre, hablar, además de mirarnos una y otra vez conscientes de que realmente no sabemos cómo somos y de que lo que veíamos en ese momento no era más que producto de nuestra imaginación: nuestra voz, nuestros rostros, incluso la forma de caminar. Lo que más me gustó fue la sensación de familiaridad, de estar con alguien por primera vez y sentir como si lo hubiera estado toda la vida.
Aparece el autobús y es el momento de la despedida. Un suspiro de sorpresa y alivio responde al beso en los labios que me regalas con el abrazo. No lo esperaba, pero tampoco me sorprende. Por eso me río y tú conmigo.


Mi Otra Yo


martes, 3 de noviembre de 2020

Necesito

Necesito toda una vida 
para enfrentarme a mis miedos, 
así que en ello estoy.

Mi Otra Yo