jueves, 29 de diciembre de 2022

Personas centradas

 
 
«En el hueco del centro cabrían dos coches», pienso yo.
«Justo en el medio, para que nadie me roce», debió de pensar quien aparcó.
Solo espero que quien aparque así sea igual de centrado en todos los aspectos de su vida.

lunes, 26 de diciembre de 2022

Mi Mamá Noel se llama Marian



Otro año más, y ya será el décimo, mi regalo de Navidad ha sido un calendario de  Marian, en esta ocasión acompañado de un estuche personalizado.
No siento menos ilusión a la hora de recibir el paquete por haber sido yo quien ha hecho el pedido y saber lo que contiene, además, siempre está la expectativa de ver cómo ha preparado todo y los detallitos que ella incluye como detalle.
El regalo no es solo lo que contiene el paquete, también lo es la forma de prepararlo, y Marian siempre consigue hacerte notar el cariño con que prepara todo. 
 
Este año lo voy a tener más que organizado, ya que cuando conocí a Chema nos regaló un par de calendarios estherianos a los que también les voy a dar buen uso. 

jueves, 22 de diciembre de 2022

Más que un Club de Lectura


Imagen de Internet
 
En la última reunión del Club de Lectura comentamos la novela de la que os hablé el lunes. A todas nos ha gustado y coincidimos en la observación de lo triste que es la historia. Una vez leída y echando la vista atrás te das cuenta de que la mayoría de las parejas de las que habla no son felices porque ninguno está con la persona a la que ama realmente.
Alguien hizo el comentario de cómo puede ser que a una misma familia le ocurran tantas desgracias, que no es posible que eso pueda pasar. Pero no olvidemos que la realidad supera la ficción y que aunque en la novela quizás lo hayan tenido que forzar un poco, en la vida real hay vidas que nada tienen que envidiar a una telenovela.

La media de edad en la reunión era de más de sesenta y tres años. Entre los noventa de la mayor y los  cuarenta y cinco de la más joven había cuatro mujeres más cuya edad no bajaba de los sesenta.
Es inevitable no hablar de otras cosas distintas al motivo por el que nos reunimos y entre la recomendación de una sobre el agua de Carabaña para quitar las manchas de la piel, la alegría de otra porque le habían echado menos de sesenta años, lo incómodo del corsé que tiene que llevar una y de toda la visión que había recuperado otra después de la operación de cataratas, se nos pasa el tiempo de la reunión en un suspiro.
Aunque han sido creadas por el mismo pensamiento, siempre salgo de estos encuentros con dos emociones opuestas: angustia por la evidencia del paso del tiempo y esperanza porque todavía me puede quedar tanto como el que he vivido hasta ahora.

lunes, 19 de diciembre de 2022

Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido

 

Imagen de Internet

Para Carlota hubo un antes y un después cuando, a los doce años, descubrió que era la hija bastarda del padre al que tanto adoraba. En ese momento entendió gestos y ausencias que había dado por normales porque era lo único que ella conocía, pero que no eran más que las migajas de un hombre que tenía que repartir el tiempo entre su familia legal y la otra, la formada por Carlota y su madre.
Cansada de pedir saber la verdad y después de conseguir un apellido al que consideraba que tenía derecho decidió romper el contacto con ese padre que no se cansaba de decir que la quería pero que no lo demostraba como ella ansiaba. Y todo seguiría así de no ser por la llamada que recibe una noche de la mujer con la que comparte apellido diciéndole que su padre está a punto de morir y pide verla una última vez.


Historia muy bien escrita, trama que te atrapa y te lleva sin darte cuenta de un lado a otro, descripciones detalladas y exquisitas, frases largas y a veces algo complejas que en lugar de despistar te obligan a leer despacio y prestar atención... Esta es mi impresión final, aunque al principio de la lectura y debido a lo detallado de las descripciones (que conseguían que pasara páginas sin que la trama avanzara) llegué a pensar que la historia no trataría nada más que el encuentro entre dos hermanas. Pero nada de eso, porque en algún momento todo empieza a ganar velocidad y te sientes como si fueras cuesta abajo, pero con la seguridad de que todo está muy bien controlado.

De las descripciones que he disfrutado tanto os dejo una, por no abusar, pero son varias las que me he guardado.
«Se acercó despacio hasta quedar junto a la cama articulada de hospital, con el cabecero un poco alzado para evitar la disnea que padecía el anciano; observó la decrepitud de aquel ser humano, siempre fuerte y vigoroso, de apariencia tan abatida ahora, irremediablemente doblegado por el peso de los años y ya rendido al presagiado final. Escuchaba atenta la cadencia ingrata del ronroneo de su respiración forzada a través de la mascarilla que le abarcaba la nariz y la boca, exhalando el aire una y otra vez, aferrado a la vida. Los párpados cerrados sobre sus ojos acuosos, la frente despejada y lisa moteada de manchas parduscas, el pelo blanco y abundante todavía, los carrillos arrugados por la cinta de sujeción de la máscara transparente, que dejaba entrever sus labios abiertos ligeramente, inertes y desvaídos. Los brazos dispuestos a lo largo del cuerpo encima de la sábana blanca, las manos huesudas, las uñas limpias aunque ya quebradas, la piel macilenta surcada por las venas como cánulas serpenteantes». 

Cada vez que gracias a algo que no depende de mí, como en este caso es el Club de Lectura, leo una novela que me gusta tanto como esta, me emociono al pensar en cuántas otras buenas historias habrá por ahí a la espera de que las descubra así, sin querer y sin buscarlas.

jueves, 15 de diciembre de 2022

Desconfiada por defecto


Ilustración de @guweiz. Instagram

Hace poco hablaba con una amiga sobre la desconfianza que nos causa la gente simpática y agradable en exceso.
Suena feo y hasta triste si me paro a pensarlo porque tampoco hay una explicación concreta que pueda aplicar a cada vez que me ha ocurrido. Es una sensación que me invade y que no puedo evitar.
Alguna persona conozco que es así por naturaleza, que sabes que no tiene segundas intenciones para tratarte como si fueras lo mejor del mundo, que esa sonrisa desbordada, esos gestos excesivos y ese tono de voz agresivamente alto forman parte de su forma de ser.
Pero es que también he coincidido con personas que me hubieran pillado más por sorpresa si me hubieran dicho de primeras que les diera la cartera que, intentando despistarme, han utilizado una amabilidad tan poco acorde con su persona y la situación que me ha sido imposible no ponerme la armadura de la desconfianza por escudo.

lunes, 12 de diciembre de 2022

¿Cómo soy?

 

 
Si digo que mi signo del zodiaco es Acuario seguramente algunas personas ya se harán una idea de cómo soy. Tengo El libro de Acuario y dice muchas cosas y muy concretas de mí, pero no te voy a contar si son verdad o no, así te llevas una sorpresa.
Si me llamara Lucas, según un página cualquiera de Internet sería cálido, alegre, leal y listo. Pero no me llamo Lucas, así que no sabes si soy así o no. En algo en lo que todos estaremos de acuerdo es que hay nombres que marcan, y no para bien precisamente. ¿Y qué pasa con los nombres compuestos? ¿Tiene más peso la personalidad del que tenga más letras o del que vaya primero por orden alfabético?
Tengo otro libro que se titula Cambia tu escritura para cambiar tu vida. Quizás me equivoque, pero pienso que el día que me decida a leerlo y llevarlo a la práctica supondrá un cambio en mi forma de ser.
Entre pendientes, pulseras, colgantes y anillos tengo algunos minerales: cuarzo, obsidiana, godalita, amatista, sodalita, lapislázuli, hematita... Cada uno con unas propiedades específicas que pueden intensificar ciertas características que ya tenemos, además de otras cosas. ¿Me lo creo? Pues no, pero me encantaría que fuera verdad y tan sencillo como llevar una piedra bonita encima. Aunque supongo que es como todo y para que funcione hay que acompañarlo de creencia y otras prácticas. Ya sabes, como lo de que hacer solo ejercicio o solo alimentarse de forma sana no funciona, hay que hacer ejercicio y alimentarse de forma saludable a la vez, sino lo estás haciendo a medias.  
Por cierto, soy mujer y hermana mayor, y ya te puedo decir que aunque no tengo pruebas tampoco tengo dudas de que si hubiera tenido una hermana en vez de un hermano yo sería diferente.
De vez en cuando me aparecen en el navegador del móvil artículos con títulos como «dime en qué postura duermes y te diré cómo eres», «dime que imagen ves primero y sabrás tu personalidad» y cosas así. Nunca los leo, así que no sé porqué el algoritmo ese que se encarga de mostrarnos cosas que pueden ser de nuestro interés se empeña en querer decirme cómo soy. Igual es una señal de que debo cambiar.

Me imagino la vida como recipiente y cientos de factores, circunstancias y casualidades como ingredientes. Decisiones ajenas con más o menos acierto hasta cierta edad como especias y elecciones propias a partir de cierto punto como caldo en el que cocinarlo todo. Todavía no le he encontrado el punto al sazonador y no entiendo de cocina, pero estoy en ello.

Mi Otra Yo

jueves, 8 de diciembre de 2022

Utilizando palabras

 
Ilustración de 9jedit. Instagram
 
Tiene algo, no sé el qué. Es como un pedazo de arcilla convirtiéndose en un jarrón, o un montón de ingredientes sin sentido en una olla que terminan siendo un plato delicioso.
Lo hemos hablado en otras ocasiones, lo sé, pero eso no evita que me siga maravillando cómo podemos crear algo de la nada, de una idea, de una sugerencia, de un susurro en nuestra conciencia. Cómo sin cerrar los ojos lo vemos claramente y podemos narrarlo con pelos y señales, pero a la hora de ponerlo por escrito hay tantas posibilidades que es complicado elegir la única.
Cuando me sorprendo maldiciendo la mayor de las bendiciones, las palabras, me reprendo rápidamente antes de que desaparezcan. Prefiero el diluvio de todas ellas sin tener dónde esconderme que la falta de herramientas para poder expresarme.
La mayoría de las veces me resisto a que el resultado final poco o nada tenga que ver con la chispa que inició el fuego, y en todas ellas tengo que terminar aceptando que realmente es un proceso que hay que pagar si quiero compartir lo que siento. No debería sorprenderme porque sorprendentemente casi siempre es así, pero parece que no aprendo. Surge la idea y me emociono, lo veo todo muy claro y lo siento más claro todavía, pero cuando llega el momento de poner las palabras sobre fondo blanco bailan y me muestran un sinfín de coreografías que no había ensayado.
Las manos que en mi mente acariciaban cierta parte del cuerpo sobre el papel tienen que justificar su recorrido. Las palabras que en ese diálogo imaginario eran pura insinuación en el papel suenan vulgares. Los gestos que en mi cabeza hablan por sí solos me dejan sin palabras con las que describirlos.
Si comparto lo que escribo no es por los demás, es por mí. Necesito escucharme fuera de mi cabeza y ver la forma de mis pensamientos. Demostrarme a mí misma que puedo crear algo con lo que estar satisfecha con la certeza de que habrá quien no opine lo mismo. Regarme con la confianza de que eso no me afecte. Estimularme con la esperanza de que como no soy única, habrá alguien por ahí tan único como yo que me entienda y me valore como yo debería de hacerlo sin ninguna duda.
¿Habéis contado alguna verdad sabiendo que se convertirá en mentira? Es lo que me pasa cuando digo que estoy satisfecha con lo que escribo; con el tiempo no dejo de estarlo, pero tampoco dejo de pensar que podría estar mejor. 
 
En ocasiones me empeño en que sea de cierta manera o con ciertas palabras. No fluye, pero sigo intentándolo porque creo que ya le he dado todas las vueltas que se le podía dar. Choco una y otra vez conmigo misma, incapaz de encontrar lo que no funciona. De pronto cedo, acepto que tengo que cambiar de palabras, de tono o de dirección, y cae el muro que me impedía ver más allá dejándome seguir.
 
Sentir que tenemos algo que decir es suficiente para hacerlo, ¿no crees?
Y aunque sirve cualquier cosa, no sirven unas palabras cualesquiera. El amor se demuestra diciéndolo, pero sobre todo eligiendo bien la forma de hacerlo. Pues con los sentimientos y los pensamientos pasa lo mismo, que hay que elegir muy bien las palabras para sentir que lo hemos hecho lo mejor posible. Y aunque no nos entiendan, si nos hemos esforzado todo lo que estaba en nuestra mano, debemos de darnos por satisfechos.
 

lunes, 5 de diciembre de 2022

Pollo con verduras

  

Todo empezó con el pollo con verduras.
 A su espalda y vigilando lo que cocinaba por encima de su hombro le advertí:
—Ahí veo mucho caldo. Lo prefiero más seco. 
Debí de darme cuenta que la falta de señales era la señal más clara de que algo no iba bien. No dijo nada, no se giró, ni siquiera se dignó a replicarme con la mirada como solía hacer. En silencio, eso sí.
—Bueno, esta vez te lo dejo pasar.
Estaba de buen humor y no quería que me amargara la cena. Menos mal que ya venía cargado del bar; la panza llena de pinchos y cervezas y los bolsillos de lo que le había sacado a la máquina.
 
Esa noche tuve un sueño espantoso, seguro que por culpa de la cena, porque los pinchos y las cervezas nunca me sientan mal.
Estaba yo sentado a la mesa, sin poder hablar, mientras no sé por qué teníamos de invitados a los vecinos del cuarto. Todos contentos y sonrientes, hasta Dolores, que siempre me recibe con la cara larga cuando llego justo para la hora de la cena.
Yo estoy ahí, de espectador, sin poder moverme ni hablar, viendo cómo se llevan a la boca el pollo con verduras que hay para cenar. En algún momento alguien dice que la carne está un poco seca.
—Como a mi Paco le gusta —dice Dolores mientras me mira.
Es en ese momento me doy cuenta de varias cosas; de por qué no puedo hablar, de que no es pollo lo que acompaña a las verduras y de que no es un sueño.

Mi Otra Yo




jueves, 1 de diciembre de 2022

Son parte de mí

 
Imagen creada a partir de ilustraciones de endmion1. Instagram
 
No sé si soy la persona con tendencia a hundirse o la que hasta ahora ha logrado salir a flote en cada ocasión.
Conviven y se complementan. Saben lo que necesito y siempre consiguen que me supere. Por cada momento de contemplación permitido me exigen otros de esfuerzo: me dejan recuperar fuerzas para poder demandar más de mí. La sensación de sentirme explotada desaparece cuando disfruto de los resultados. Entonces les doy las gracias por estar siempre ahí. 
 
Mi Otra Yo

lunes, 28 de noviembre de 2022

Lágrimas de cocodrilo y diamantes

Imagen de Internet
 
 
En el momento en el que escribo estas líneas los nombres que rondan por mi mente son los de Sakira y Piqué, Risto Mejide, Tamara Falcó y los ex de estos dos últimos.
Si mi organización se mantiene esta entrada se publicará dentro de un mes (sí, así de trabajadora e inspirada he estado). Esto lo digo porque igual para cuando leáis estas líneas la vida de estos personajes públicos ha vuelto a cambiar y ya no tiene sentido lo que quiero comentar.
 
Por una parte —y si me pongo en la piel de ciertas personas— creo que tiene que ser una putada eso de que todo el mundo conozca tu vida y opine sobre ti, tu familia, tu vida personal y hasta hacia qué lado te haces la raya en el pelo. Pero por otra, qué queréis que os diga, yo creo que las penas se llevan mejor con los bolsillos llenos.
Que sí, que también lo pasarán mal y esas cosas, pero mientras la mayoría lloramos nuestras penas en casa y las ahogamos comiendo cosas buenísimas pero nada saludables, otros comparten sus desgracias con todo aquel que le pague por sus lágrimas.

jueves, 24 de noviembre de 2022

No tuve dudas


Ilustración de Carmen Suya (@carmensuya). Instagram

Me dio a elegir.
—¡Los libros o yo!
Ahora tengo que comprar más libros para llenar el espacio vacío que han dejado sus cosas.

Mi Otra Yo

lunes, 21 de noviembre de 2022

¿Se puede?

 
Imagen de Internet
 
¿Se puede amar lo propio sin odiar lo ajeno?
Pienso en algo muy concreto a la hora de hacer la pregunta.
Amo el castellano, pero no odio el valenciano, inglés, alemán, coreano, árabe, francés o cualquier otro. Unos me gustarán más, otros menos, pero no los odio. Entiendo que cada uno ame su idioma, aunque no hablemos el mismo.
Creo que todos deberíamos de hacer un esfuerzo por enseñar a los demás por qué amamos el nuestro; por qué nos parece bonito y original; por qué creemos que tiene palabras preciosas y melólicas, fuertes y rotundas. Quizás así conseguiríamos que más gente quisiera aprenderlo, o por lo menos lo intentara, en vez de rechazarlo porque sí.
Creo que a todos nos gustaría que quien viniera a nuestra tierra tuviera el interés de conocerlo, entenderlo y apreciarlo. Como a ellos les gustaría que hiciéramos lo mismo si fuéramos a su tierra. Ya no entro en los motivos que cada uno tenga para no poder aprenderlo, otra cosa es si no quiere hacerlo.
Creo que no estamos obligados a que nos gusten otros idiomas, pero sí a respetarlos, como nos gustaría que hicieran con el nuestro.
Estoy segura de que hasta aquí todos estamos de acuerdo. También estoy segura de que me puedo equivocar. 
Si tuviéramos más interés por abrirnos y entender dónde estamos en cada momento podríamos cambiar el disgusto de sentir que nos imponen algo por la satisfacción de haberlo aprendido.

Quizás no se pueda conseguir, pero sí se puede intentar. Y lo que es seguro, en el proceso aprenderemos algo.
 

jueves, 17 de noviembre de 2022

Personas desaparecidas

 

Me pregunto qué pasa con los carteles que empapelan una ciudad, un pueblo o un barrio cuando alguien desaparece. Si, cuando se resuelve el misterio vuelven a hacer el mismo recorrido y los retiran todos o se quedan como recordatorio, ya sea de un final feliz o no.

lunes, 14 de noviembre de 2022

Lo importante


Ilustración de Sam Yang (samdoesarts). Instagram

Hace casi un año que dejé de tomar algunos lácteos porque no le sentaban bien a mi cuerpo. Últimamente me he atrevido a probarlos otra vez, en pequeñas cantidades y sin repetir en el mismo día. De momento los tolero, así que estoy contenta. Tuve que dejar de tomar alimentos que me gustaban mucho, algunos asociados a momentos importantes del día para mí. No era el fin del mundo, aunque creo recordar que en aquel momento es lo que me pareció.
Como dejé de sentir ese malestar constante al que me había acostumbrado empecé a encontrarme mejor, supongo que eso me compensó el sacrificio (suena exagerado, lo sé). Entonces ¿por qué he vuelto a tomarlos otra vez? Os podéis preguntar. ¿Vosotros nunca habéis hecho algo sin saber por qué? Os pregunto yo.

Cuando empecé a escribir esta entrada no tenía nada que ver con lo que ha terminado siendo, pero me ha salido así. Ha sido un poco como son algunos días, en los que te levantas con ciertos planes en la mente y después nada sale como tenías previsto, aunque al final te gusta más el resultado —o al menos ha sido más fluido— que lo que habías planeado.
El título del post era adecuado para lo que tenía pensado escribir: lo realmente importante de poder decir que hace casi un año que he dejado de tomar ciertos lácteos es poder medir el tiempo que hace que algunas personas siguen en mi vida. 
¿Y la ilustración? Porque siempre he querido utilizarla y creo que tiene incluso más sentido ahora, tal y como ha quedado el post, que con lo que tenía pensabo haber escrito en un principio.
Lo importante para nosotros no tendrá explicación para los demás, y a veces ni para nosotros mismos, pero así lo sentimos. Como el momento en el que empieza a llover y  reconoces el aroma a petricor. Cuando el picor de la nariz y los pulmones henchidos no te dejan sentir nada más pero eres totalmente consciente de tu cuerpo.

jueves, 10 de noviembre de 2022

Amante desagradecida

 
Ilustración de sii.hyun_ (sihyun). Instagram

Me voy, pero nunca te abandono. Tengo la seguridad de que cada vez que vuelva me acogerás con los brazos abiertos, cubriéndome de las palabras que quiero escuchar. También tengo miedo de alejarme lo suficiente como para perder de vista el camino de vuelta. Pero no, esto es imposible.
Incluso cuando no estoy te tengo presente, siento la certeza de que estás ahí, y eso mismo es lo que hace que me pueda alejar un poco más, durante más tiempo. Al final siempre vuelvo, lo sabes y por eso me miras con desdén desde todos los rincones de mi casa. 
Cuando escucho los cantos de sirena que provienen de tus páginas sé que es el momento de regesar, de recuperar momentos y crear otros. Tú eres lo único que nunca cambia y, sin embargo, siempre tiene algo nuevo que mostrarme.
He vuelto, aunque ambos sabemos que en algún momento necesitaré un descanso, pero no me preocupa porque tarde o temprano seguiremos donde lo dejamos. Como siempre.

lunes, 7 de noviembre de 2022

Hija única

  
Imagen de Internet
 
Seon-gyeong es una psicóloga forense a la que se le presenta la oportunidad de entrevistarse con el asesino en serie Lee Byeong-do. Casi al mismo tiempo y a causa de un incendio un tanto extraño, va a vivir con ella y su marido la hija del primer matrimonio de este.
La convivencia con la niña es difícil desde el primer día y descubrir que su marido no le había contado toda la verdad sobre su anterior familia no ayuda a que Seon-gyeong pueda centrarse ni en el trabajo ni en encontrar la forma de que la niña la acepte.
 
La novela me ha gustado, pero había oído hablar tan bien de ella que me esperaba más. Está bien escrita y te mantiene atenta a la trama, pero siento como si le faltaran cosas y le sobraran otras. Cosas que no puedo comentar sin hacer spoiler, así que mejor no digo nada más.
Lo que más me ha gustado es lo inesperado del final y cómo ha ido atando cabos y descubriendo detalles que en un principio no me habían parecido importantes para la historia.
 
 
Algo que me sorprendió mucho cuando empecé a ver dramas y leer libros coreanos es lo normal que parece en esa cultura el que uno de los progenitores abandone a la familia —y se desentienda totalmente— para iniciar una nueva vida.
Ya me he acostumbrado a esa situación, pero sigo sin entenderla.
 
«Él se sentía mal por su hija, pero no podía más que reconocer que durante los últimos meses no había pensado en ella en absoluto. En realidad, su conducta respecto  a la niña fue siempre la misma, aun cuando vivían juntos. No era que no la quisiera, simplemente que siempre tenía mucho trabajo en el hospital y al regresar a casa solía caer muerto en la cama sin tiempo ni ganas de pasar un rato con su hija. Incluso viviendo en la misma casa, solía verla cada dos o tres días y jugar con ella solo de vez en cuando».
 
 Todos sabemos cuánto puede marcar la figura de una madre en nuestras vidas.

 «Sí. El primer recuerdo que tengo desde mi nacimiento es aquel pataleo por el dolor agudo que sentía, debajo de la almohada con la que mi madre me aplastaba. Te imaginarás cómo ha sido mi vida desde entonces, ¿no?».
«Una hija se contagia de todo el sufrimiento y la desesperación de su madre. Y por mucho que la hubiera empujado y le hubiese roto la pierna, veía la situación desde la perspectiva de su madre, a quien consideraba más débil».

Hacía mucho tiempo que no leía un thriller, y la verdad que los autores que me vienen a la mente sin pensar demasiado dejaron el listón muy alto: Henning Mankell, Camilla Läckberg, César Pérez Gellida, María Dolores Redondo... Mientras escribo sus nombres me surge la duda de si escriben novela negra o thriller, porque sé que son diferentes géneros pero si lo pienso no tengo muy claro cuáles son sus diferencias.
Lo he buscado en Internet y he encontrado un vídeo que ha resuelto mis dudas, os lo dejo a continuación por si a alguien le pasaba como a mí.
 

 
Aun con lo que he dicho más arriba de que me esperaba más, os recomiendo la lectura de esta novela, ahora depende de vosotros. Por suerte es una elección sin consecuencias drásticas.
 
«Nadie nace porque quiere, pero vivir o dejar de hacerlo es algo que depende de la voluntad de cada uno».


jueves, 3 de noviembre de 2022

No será hoy

 
Ilustración de Pascal Campion (pascalcampionart). Instagram
 
La silla no es lo suficientemente alta
y el cable no parece lo suficientemente fuerte.
Mejor lo dejo para otro día. 
 
Mi Otra Yo 

lunes, 31 de octubre de 2022

La hora del paseo


Ilustración de Nicolas Llopis (@nicolasllopisart). Instagram
 
Salió, como todos los días, a dar un paseo. Despacio y disfrutando de la tranquilidad de las cuatro de la tarde llegó sin darse cuenta hasta el banco en el que siempre se sentaba. Ese día se sentía especialmente cansada, así que no le costó nada quedarse traspuesta mientras el sol le proporcionaba una agradable sensación de calor. Cuando la sombra del árbol bajo el que estaba la cubrió por completo se despertó con un escalofrío. Ya era hora de volver a casa. 
Justo cuando iba a meter las llaves en la cerradura del portal escuchó que la llamaban a gritos.
—¡Rosario! ¡Rosario!
Era su marido, que con los ojos abiertos como platos y cara de haber visto un fantasma la abrazó y después se echó a llorar.
No sabe porqué, pero ahora Paco siempre la acompaña en sus paseos.

Mi Otra Yo

jueves, 27 de octubre de 2022

Del blog a la vida real


Palacio Real de Madrid

A finales de septiembre estuve en Madrid con mi familia. No había ido nunca y me preocupaba especialmente el tema de la zona donde alojarnos y cómo desplazarnos en metro. Para lo primero le pregunté a Marian y para lo segundo a Chema.

No es nada del otro mundo ¿verdad? Voy a un lugar en el que no he estado y pregunto a dos personas que conozco hace años, aunque no en persona.
Para mí esto supuso un gran esfuerzo, casi echarme a mí misma de mi zona de confort. Tuve que callar mis dudas/excusas/miedos de siempre con razones más que suficientes que me gritaban al oído que no era para tanto. Que el «no» ya lo tenía, pero que si lo intentaba quizás conseguía el «sí».
Con Marian no hubo problema porque ya he tratado con ella en otras ocasiones, así que no tenía la vergüenza o el apuro de la primera vez. Con Chema me costó más, pero cuando topé con el primer obstáculo no me di la vuelta, simplemente choqué con él varias veces hasta que conseguí superarlo.
Es mucho más secillo que todo esto, ahora lo explico, pero es así como lo sentí yo.
Creo recordar que primero le mandé un mensaje a Messenger que no me respondió. Yo sabía que tenía que haber algún motivo, muy lógico, para que no me respondiera, pero mi inseguridad siempre hace que me ponga en la peor de las situaciones. Antes lo hubiera dejado estar, no habría insistido —sí, a las primeras de cambio—, pero como quiero dejar de actuar así lo seguí intentando hasta que conseguí hablar con él.
Como os podéis imaginar, me ayudó en todo lo que pude necesitar y más. Incluso tuvo la amabilidad de pasar un rato con nosotros y hacernos de guía.  
Poder conocer en persona a Chema me confirmó lo que ya pensaba hace tiempo, y es que Internet tiene cosas muy buenas, como darnos la oportunidad de encontrar a personas maravillosas que de otra manera no hubiéramos tenido la ocasión de conocer.
¿Cómo fue conocer en persona a Chema? Pues fue natural, como seguir con una conversación que habíamos dejado a medias, como cuando escribimos comentarios en nuestros blogs; o vernos por la calle y saludarnos a lo lejos pero sin poder parar, como cuando leemos los comentarios que dejamos en blogs de amigos que tenemos en común.
Me sentí tan cómoda que en ningún momento pensé que estaba hablando con alguien a quien era la primera vez que veía. Pero claro, yo jugaba con ventaja porque ya conocía la voz y la cara de Chema gracias a los vídeos y las fotos que comparte en el blog 😊

Durante más de cuarenta años he tenido seis libros que leí en su día pero nunca he vuelto a releer. Me han acompañado en todas mis mudanzas y cada vez que he hecho limpieza a fondo de la librería para hacer espacio a libros nuevos nunca me he dedicido a darlos o tirarlos. Nunca he sabido porqué, pero siempre pensaba que su momento no había llegado.
Estos libros forman parte de la colección Joyas Femeninas Selección y por lo menos en tres de ellos hay historias sobre Esther. Seguramente, de no ser porque días antes del viaje a Madrid me puse a quitar el polvo de las estanterías, no hubiera recordado que los tenía. Pero fue verlos, pensar en Chema y decidir que les había llegado su momento. Y es que estoy segura de que si en todos estos años no  me había decidido a deshacerme de ellos es porque eran para él.
Fue un alivio pode dárselos a alguien que de verdad los iba a apreciar como se merecen. Aunque bueno, realmente fue un intercambio, ya que él nos regaló dos copias del calendario estheriano de 2023 😍


Con algunos de vosotros he contactado también por privado, por motivos varios, y os aseguro que incluso la vez que menos me lo pensé, que casi lo hice de forma impulsiva y sin pensar, tuve un breve momento de duda y miedo.
No sé si lograré quitarme alguna vez ese agobio que me impide reaccionar espontáneamente, pero de momento me enorgullece conseguir hacer cientas cosas aun con esa carga encima.

lunes, 24 de octubre de 2022

El Perdedor

 
Imagen de Internet
 
La vida puede ser muy dura, sobre todo si nos la complicamos nosotros mismos, si no nos enteramos de lo que pasa frente a nuestras narices, si en vez de decir en voz alta lo que nos pasa por la mente nos montamos películas en nuestra cabeza. Eso es lo que le pasa a Bosco. Suerte que tiene a su lado a Nacho y Andrés, y a Camila también, aunque él no lo quiera reconocer.

Al principio me ha parecido una historia superficial, incluso infantil, pero a medida que se desarrollaba la trama he podido conectar más con los protagonistas y sus preocupaciones. Porque aunque no había página que no te dibujara una sonrisa o te arrancara directamente una carcajada, hay reflexiones muy buenas y profundas.
Conseguir seguidores en las redes sociales y a la vez sufrir la presión que supone el que todo el mundo pueda opinar sin conocerte en persona, descubrir y exponer tu orientación sexual o reconocer sentimientos sin importar lo que piensen los demás. Todo esto es lo que podemos encontrar en esta historia con la que más de uno se puede sentir identificado.
Yo no, por ejemplo, pero creo que es porque a mí ya me ha pillado en otra etapa. He disfrutado la historia, pero no me he imaginado en ella. Para mí es un libro destinado a un público joven, pero que recomiendo si quieres pasar un rato divertido.
Si tuviera que resaltar algo, además de lo que me he reído, es la relación tan estrecha que tienen los cuatro amigos.
 
Es el primer libro que leo de Myriam M. Lejardi y me ha fascinado cómo, con su forma de contar la historia, consigue llamar tu atención contantemente hasta hacerte sentir que participas en la narración. 
Es un libro divertido, pero eso no impide que se pueda apreciar lo bien escrito que está y la forma tan ingeniosa que tiene la autora de atraparnos hasta el final.
 
 

jueves, 20 de octubre de 2022

Los detalles del amor

 
Ilustración de Nicolas Llopis (nicolasllopisart). Instagram
 
El coche familiar lo conduce él porque es quien trabaja fuera de la ciudad, pero ese día a última hora yo lo necesitaba para asistir a la reunión de principio de curso de nuestro hijo mayor.
Cuando arranco el coche se enciende automáticamente la radio o el preproductor con lo último que se estuviera escuchando antes de apagarlo; sonaba uno de mis grupos favoritos. No nos gusta la misma música y ese grupo en concreto no es uno de los pocos que tenemos en común.
Me emociono porque cualquiera de las dos opciones en las que pienso me ilusionan: o le está empezando a gustar ese grupo o antes de apagarlo ha dejado seleccionada mi música para que sea lo que escuche en cuanto arranque.
Antes de irme a dormir lo recuerdo y le pregunto: me dice que ha dejado preparada mi música a propósito.
Detalles como este son los que me recuerdan por qué, después de casi 25 años y dos hijos, lo quiero cada día un poco más.
 
Mi Otra Yo

lunes, 17 de octubre de 2022

Un amor


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En vez de enfrentarse a lo que la hace sentir mal, Nat decide mudarse a La Escapa. Lo que ella no tiene en cuenta es que cambiar de lugar solo implica cambiar de problemas.
¿Todos allí son raros o es ella la que no encaja? El tiempo pasa y aunque lo intenta —o eso cree ella—, no consigue entender a las personas con las que ahora tiene que relacionarse.
Una historia triste aunque se supone que con final feliz.
 
Lo que de verdad me ha gustado de este libro es que la escritora ha conseguido hacerme sentir la angustia y soledad que siente la protagonista. A ratos me preguntaba por qué hacía lo que hacía y a ratos no podía evitar entenderla y reconocer que yo hubiera hecho lo mismo.

Me sonaba el nombre de la autora y leyendo su biografía he visto que ya había leído otra obra de ella, Cicatriz. Con lo poco que he logrado recordar puedo decir que ya entonces consiguió hacerme sentir como si estuviera en la piel de los protagonistas. Tiene una habilidad especial para plasmar las sensaciones de angustia y malestar.

Hay dos párrafos con los que me he sentido especialmente identificada.
 
«Lo que sucede tan solo dos horas después será recordado más tarde por Nat meticulosamente, con la necesidad de fijar los detalles para no olvidar nada, para que la memoria no lo pervierta, lo adultere ni lo disfrace».
 
A mí me ha ocurrido, experimentar algo en un momento en concreto y desear haber prestado más atención porque quisiera recordar ese instante exactamente como ha pasado.

«No debería darle importancia a lo que diga una vieja loca. Es ella, la susceptibilidad de ella, la que la lleva a entender todo desde el ángulo erróneo».
 
En ocasiones no necesito que sea una vieja loca la que me hable para sentirme ofendida, incluso sabiendo por experiencia que no debo darle importancia a lo que me digan. 

Por cierto, este es el libro que nos ha tocado leer este mes en el Club de lectura. Yo no lo hubiera leído por iniciativa propia. Llevamos buena racha, cruzo los dedos porque siga así.

jueves, 13 de octubre de 2022

Crear contenido

Crear contenido, aunque sea para un blog en el que «simplemente» escribimos lo que se nos pasa por la cabeza o lo que sentimos, ya es un trabajo que necesita algo de dedicación. O no, según cada uno. Pero bueno, que aunque lo único que hagamos sea pasar de vez en cuando y dejar alguna entrada ya nos consume un mínimo de tiempo.
Si lo que quieres es hacer algo más serio, tener una continuidad y una rutina, publicar unos días en concreto y sobre todo, tener algo que contar, ahí la inversión de tiempo y trabajo crece.
 
 
Ilustración de mkaw_arts. Instagram
 

Cuando alguien dice que es influencer me cuesta verlo como un trabajo, y ya ni te digo pensar en que pueda ser una profesión, pero no se puede negar que hay que dedicarle tiempo, mucho, más del que pueda parecer al ver una foto o un vídeo de segundos.
Aun así, me da la sensación de que menospreciamos esa creación de contenido en redes sociales como TikTok o Instagram.

lunes, 10 de octubre de 2022

El cielo sobre Canfranc

Con La Segunda Guerra Mundial de fondo y Canfranc como escenario principal, la autora nos muestra cómo la guerra nos destruye pero también que es imposible no luchar por sobrevivir y sentir amor.
Lo primero que tienen claro Valentina y Franz cuando se conocen es que pertenecen a bandos enemigos, pero eso no evita que se enamoren, sientan dudas el uno del otro, se tengan que separar por la guerra y soportar la incertidumbre de si se volverán a encontrar.

Imagen de Internet

Por lo que he podido averiguar buscando información sobre la escritora, los protagonistas de este libro ya aparecieron en otra novela suya, Volver a Canfranc, pero debían de ser personajes secundarios, aunque creo que también importantes para el desarrollo de la historia.

Me han gustado la trama principal y las secundarias, los personajes, las descripciones y cómo combina la autora los momentos duros que se viven durante la guerra con los instantes inolvidables que nos hace vivir el amor.
Al principio la novela me ha parecido tranquila, que no lenta, pero a la vez que iba devorando  páginas aumentaba la emoción por saber más, sobre todo cuando los protagonistas se tienen que separar y por las circunstancias están seguros de que no se volverán a encontrar.
Me han puesto nerviosa especialmente los momentos en los que Valentina y Franz, mientras se buscan, llegan a estar en el mismo lugar, pero ellos no lo saben, solo el lector que está ansioso por saber si finalmente cruzarán las miradas o no.

 
He estado varias veces en la estación de Canfranc, la última hace unos meses. Están reformando el edificio porque quieren convertirlo en un hotel, así que solo pudimos verlo por fuera y pasear por la zona de las vías. La primera vez que vi esa impresionante y preciosa construcción fue hace más de 20 años, estaba abandonada y en muy mal estado, pero era imposible no imaginarse lo que tuvo que ser en sus mejores tiempos. Era tan fácil colarse en el edificio que habíamos casi más personas paseando por dentro que por fuera.
 
Estación de Canfranc. Imagen de Internet
 
He paseado por lugares que menciona el libro, no demasiados, pero sí los justos como para sentir la narración de forma diferente a cuando lees sobre un lugar del que no conoces nada.
Recuerdo techos altos, suciedad, mobiliario cubierto de polvo pero solo maltratado por el paso del tiempo, baúles llenos de documentos, la sensación de que lo dejaron todo con la intención de volver...
¿Puede ser que en la película Titanic haya una escena en la que mientras recorren el interior del barco hundido el tiempo vuelve atrás y pueden imaginar cómo era todo antes? Pues eso mismo se podía sentir mientras paseabas por la estación abandonada, porque incluso en ese estado lamentable era impresionante.

jueves, 6 de octubre de 2022

No me gustas, pero te admiro

 
Ilustración de sayu.go. Instagram
 
Hace años conocí a una chica porque teníamos amigas comunes. Con el tiempo volvimos a coincidir porque formamos parte de la junta de la misma asociación y además colaboré en un proyecto que ella y otras personas emprendieron. Pude conocerla como compañera de trabajo pero también como madre.
No tenemos casi nada en común, así que simplemente nunca hemos sido amigas. Como compañera de trabajo, pues bueno, puede gustarme más o menos cómo trabaja, pero por su forma de ser no me gusta cómo reacciona cuando algo no le parece bien, aunque se disculpe después de haberte ofendido. El tono agudo hasta rozar lo irritante de su voz, su carácter y un par de encontronazos, fueron más que suficiente para hacerme decidir que si no era necesario no quería seguir relacionándome con ella.
Después de terminar sus estudios y estar trabajando en ello se interesó por otros campos, se formó y desde hace unos años trabaja en una combinación de ambas cosas. Se publicita para ofrecer sus servicios, imparte cursos y talleres para otras personas y también da charlas. 
Durante un tiempo me sentí en conflicto conmigo misma porque no sabía si lo que opinaba sobre ella como persona condicionaba la opinión que tenía de ella como profesional.
No me gusta el estilo de su publicidad y sus cursos y talleres no son de mi interés. Fui a una de sus charlas, en la que no descubrí nada que no supiera (pero eso también me ha pasado en charlas de otras personas), y en mi opinión tenía mucho que mejorar en su forma de expresarse y de presentar el contenido.
Aun con todo lo que acabo de decir, la admiro.
Tenía una carrera, pero cuando descubrió algo más que le interesaba no se conformó con lo que ya tenía y se ha estado formando para poder hacer lo que hace ahora. Descubrió un sueño y ha trabajado por conseguirlo. Tiene muchísimo que mejorar a la hora de hablar en público y debería de trabajar más en las presentaciones de sus charlas, pero ahí está, subida en una tarima dando charlas.
¡Olé sus ovarios!