martes, 2 de noviembre de 2010

¿Por si se acostumbran?

"Por si se acostumbran, para que no nos toreen, para que sepan quien manda, ..."
Pues no sé cuál es el motivo de que nos cueste tanto hacer lo que un niño quiere sin tener miedo a estar dominados por sus deseos para el resto de nuestras vidas.

Cada día me doy cuenta de la cantidad de peticiones que no le satisfacemos a un niño porque ..., pues no sé, porque son peticiones tan absurdas que lo más fácil sería complacerlas sin más, porque nos lo piden y punto.
Y es que si te paras a pensar somos más complacientes con cualquier adulto, desconocido incluso, que con un niño que nos pide algo.
Hay miles de ejemplos, tontos y diarios, y aunque todo no sea tan exagerado a como lo explico ahora mismo, sí que es bastante absurdo.
Un adulto te puede vacilar y gastarte una broma haciendo siete veces que te va a dar algo y retirarlo cuando estás a punto de cogerlo, si un niño te lo hace dos veces seguidas piensas que te toma por el pito del sereno.
Te agacharás las veces que sean necesarias (o no, pero se lo dirás de buenas maneras) a recoger lo que se le cae a un adulto, totalmente capaz de agacharse él, pero la etapa en la que los niños experimentan con tirar las cosas y verlas caer está llena de reproches tipo "si lo vuelves a tirar ya no te lo doy", "¿qué te has pensado, que estoy aquí para recoger lo que tú tires?", "¡si vuelves a tirarlo lo tiro a la basura!"
Si vas caminando con alguien por la calle y te pide dar un rodeo casi seguro que le dices que sí, a no ser que tengas prisa. Si te pide el niño que cambies de acera en la calle porque al otro lado hay escaparates, o porque le apetece y ya está, seguro que siempre tienes prisa, que no se puede ir por ahí ¿? o se tiene que ir por aquí ¿?. Hay muchas situaciones de este tipo, también peores, también menos graves. Y no terminaría nunca de nombrarlas todas.
Les reprochamos las cosas en un tono que no nos permitiríamos con alguien de nuestro tamaño, por si se enfada u ofende. ¿Qué pasa, que un niño de dos años no se puede sentir dolido porque le gritemos, no se puede asustar porque un gigante que mide metro y medio más que él le grite desde las alturas con cara de enfado?
Abusamos de nuestra superioridad física en todo momento; cuando jugamos y los cogemos de mil maneras aunque ellos no quieran, cuando los agarramos fuerte de un brazo para evitar que hagan algo (esto vale para evitarles un peligro, aunque a veces el peligro somos nosotros mismos), cuando estrujamos su cara para darles mil besos que ya nos han dicho que no quieren,... Y después nos ponemos como locos si en un intento de soltarse de nosotros una de sus manos chocan con nuestra cara, accidentalmente o no.
A veces creo que los niños somos nosotros, en lo de actuar sin pensar lo que hacemos. Ellos están aprendiendo, experimentando, comprobando el efecto de sus acciones; nosotros ya sabemos todo eso, pero seguimos comportándonos como niños, sin serlo, y no dejándoles ser a ellos lo que son, niños.
Pensamos que si no hacen EXACTAMENTE lo que nosotros queremos, ya están haciendo lo que les da la gana. Hay miles de maneras de andar el camino, no podemos pretender que anden como nosotros, sin enseñarles con el ejemplo, sólo indicándoles lo que "hacen mal".
¿Por qué le exigimos a los niños un comportamiento que ni siquiera nosotros tenemos?
¿La paciencia también se enseña? ¿Será que a nosotros no nos la han enseñado, o que la hemos perdido con los años?
Supongo que hay que decir que a cierta edad hay que dejarles claro blabla, blabla, blabla, pero ¿quién decide esa edad? O mejor dicho, ¿por qué cada vez es más corto el período en el que son niños y pueden actuar y comportarse como tal?

A mí me pasan cosas de estas con mi hijo, más de las que quisiera. Y aunque me voy dando cuenta, lo que quiero es evitarlas, darme cuenta antes de hacerlas.
Quiero disfrutar del niño que es, de las limitadas explicaciones que me puede dar, de los sentimientos y emociones que de momento puede manejar. No quiero exigirle a él algo que sé que todavía no es capaz de hacer sobre todo cuando yo no soy capaz de pedir explicaciones, de exigir comportamientos, a personas de mi tamaño y edad.
No quiero ver en esos ojos oscuros la incomprensión de porqué le digo/hago/pido eso incomprensible para él, para su mente todavía por formar.
Quiero que su vida sea lo que tiene que ser ahora: amor, caricias, abrazos,besos, sentimientos a flor de piel, juegos, descubrimientos, libertad, tonos de voz agradables,...
Porque si un niño no se merece todo lo bueno y todo el tiempo del mundo ¿quién se lo merece?

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