Imagen de Internet
Aunque no utilizo plumas fue su contenido sobre ellas lo que me hizo seguir a Isa en YouTube.
En algún momento os hablé de que me gustaría que me agradara leer el periódico, por lo que me inspira y me hace sentir la imagen. Algo parecido me pasa con las plumas, pero no lo recordaba. Sé que he tenido alguna, nunca comprada por mí, y he intentado escribir con ella imaginando que de ahí saldrían historias maravillosas pero nunca he tenido la paciencia suficiente para pillarles el truco. Supongo que es lo que hace que me quede embobada mirando sus vídeos aunque no tengo intención alguna de comprarme una pluma. Pero oye, nunca se sabe, que últimamente soy muy de hacer cosas que no tenía pensadas.
El caso es que poco a poco pasé de sentirme interesada por su contenido sobre plumas a querer averiguar un poco más de ella y ver el resto de los vídeos de su canal. Lo que encontré fue una persona muy interesante con la que en algunas cosas coincido y en otras no.
El vídeo de Isa del que os quiero hablar es uno en el que hace una reflexión que a mí ya se me había pasado por la cabeza pero que hasta ahora pensaba que era una forma retorcida mía de entender las cosas.
En él nos habla de ese angelito y ese demonio que nos han dicho que todos tenemos y que se dedican a llevarse la contraria cuando de tomar decisiones se trata. Lo tenemos tan interiorizado que no hay que explicar que el angelito nos dice cosas buenas y el demonio cosas malas.
Pero si te paras a pensar y analizas un poco los argumentos de cada uno resulta que no es así, que cuando se trata de pensar en nosotros primero y en nuestro bienestar el angelito nos lo pinta como un acto egoísta, por lo que está mal. Para él siempre es más acertado poner a los demás primero incluso por encima de nuestra felicidad.
Esos angelitos son restos de nuestra tradición judeocristiana. Cuentos que llevamos en el subconsciente. Lo de actuar en bien de uno mismo es sólo eso que llaman caridad bien entendida. La misión primera de cada ser vivo es estar bien consigo mismo. Luego ya viene lo de ayudar a otros, cuando tú no necesites esa ayuda o cuando te apetezca si es que te apetece. Porque a ver... ¿Dónde están esas reglas que dicen que te debes dejar a ti misma para el final? ¿Quién las ha escrito? ¿Qué sucede si no las sigues? Hace tiempo que esos angelitos emigraron de mis hombros a los de otras personas. Besos
ResponderEliminarImagino un cielo alternativo donde están desterrados todos esos ángeles que no hicieron bien su trabajo y no consiguieron convencer al humano de turno de que pensar en uno mismo está mal. ¿Tendrán esos ángeles su propio ángel y demonio sobre sus hombros? ¿A quién le harán caso?
EliminarEn descubrimientos como este uno se pregunta si le han engañado o simplemente ha interpretado mal las cosas.
Besos.
Por eso està el demoníaco para compensar. Un beso
ResponderEliminarSiempre hay que tener dos versiones de la misma historia, aunque a veces eso hace más difícil elegir.
EliminarBesos.
Los ángeles son muy puñeteros. De ahí viene mi elección de nick(s). Jekyll tan buena que se perjudica a sí misma. Al menos Dorotea es un poco más espabilada. Lástima que no actúe más a menudo porque los angelitos casi siempre apestan.
ResponderEliminarCuestión de práctica y de tener más presente que siempre hay otra opción, aunque pueda parecer menos correcta. Claro que después de tantos años haciendo y escuchando lo mismo es difícil tener en cuenta el resto de alternativas.
EliminarYo estoy en ello ;-)
Besos.
sí, esa estampa del 'álter ego ángel' y el 'álter ego demonio' hablándote en la cabeza es muy típica de los cómics, pero los dibujantes de algún modo se basaron en la realidad. y es que en muchos casos funcionamos así, una parte de ti dice una cosa y otra parte de ti dice otra.
ResponderEliminara veces tomamos con la mejor intención decisiones que luego resultan erróneas. con lo cual, como bien dices, tal vez nos habría ido mejor haciendo caso al diablo rojo ése.
besos!!
Supongo que en cuanto se tiene la posibilidad de elegir siempre hay una opción menos ventajosa... Llamémosla demonio. ¿Y por qué será que siempre es la que nos ofrece satisfacción a corto plazo?
EliminarBesos.
Confieso que mi contienda constante es con el diablillo rojo... Saludos y abrazos... !!
ResponderEliminarTendríamos que salir más a menudo a tomar copas con ese diablillo y poner verde al ángel XD
EliminarBesos.
A mi me encantan las plumas, tengo varias y las uso, para dibujar. Yo, como todos, estoy bastante repleta de contradicciones, pero no suelo hacer demasiado caso al demonio o el ángel que me susurra cositas al oído. Suelo mandarlos a la mierda, a los dos, y hacer lo que me parece. Claro, luego ocurre que me equivoco y, ¡ay! ¿a quién echarle la culpa? pues a mí, por imbécil, y ya está. Ten una buena tarde. Un abrazo
ResponderEliminarMari Carmen Polo
Pues esa opción no la había tenido en cuenta.
EliminarNo tienes a quién echarle la culpa porque te haces responsable de tus equivocaciones, no creo que seas imbécil ;-)
Besos.
Como aspirante a historietista, uso pinceles y plumas. Estoy lejos de ser un experto pero algo he aprendido.
ResponderEliminarTal vez sea que se intercambian los papeles, que el demonio le da una patada y usurpa su lugar. O que el ángel considera bueno la renuncia al bienestar personal.
Hay nuevos conceptos como la asertividad, que considera que hay derechos propios, que se pueden defender sin agresión. Y que no es necesario caer en la pasividad.
Besos.
A mí lo de escribir con pluma siempre me ha parecido muy complicado, así que dibujar ya ni te cuento.
EliminarSer asertivo sin resultar agresivo, supongo que es cuestión de práctica conseguirlo.
Besos.