Hoy I, una de las chicas de la piscina, cumple 50 años.
Y mirándola a ella y a E, que tiene la misma edad, pues pienso: "oye, no pintan tan mal los 50".
Después de felicitarla era inevitable preguntar al resto cuántos años tenía cada una: 63, 49, 46, 42. Y resulta que la "joven", la de 42, es una servidora.
Cuando tenía 20 años pensaba que los de 40 eran unos viejos y no llegaba a hacerme a la idea de qué tipo de vida se tiene a esa edad. Ahora que lo he descubierto puedo decir que se tiene vida, mucha, y que no se es viejo, quizás mayor.
Cada vez pienso más en el futuro respecto a la edad, a cómo estaré, a qué será de mi vida.
Mi marido y yo, día a día, empezamos a tener cosillas de la edad. Que si nos duele algo que antes no nos dolía, que si tengo que ir al médico por algo que no sabía ni que existía, que si prefiero quedarme en el sofá que salir de fiesta, y un sin fin de que sis.
Y si miras fotos, más vale que sean las de hace un año, porque como sean de hace diez o más, te da un mareo al comprobar lo que hemos crecido.
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