Obra de Enrique P. T
Aunque solo pude ver la cara de dos de ellas era evidente que las tres estaban llorando. En la terraza de una cafetería y alrededor de una mesa con tres tazas de alguna bebida caliente había tres mujeres que se consolaban mutuamente con su compañía.
En los pocos segundos que necesité para pasar a su lado pude entender la situación porque yo también la había vivido.
La que tenía frente a mí se secaba las lágrimas de una cara congestionada por el llanto con un pañuelo de papel. Solo podía ver el perfil de la amiga que tenía a su derecha porque tenía la cabeza gacha, sosteniéndola por la frente con su mano izquierda mientras en la derecha sujetaba el móvil que parecía estar mirando. ¿Estaría ahí el motivo que las hacía llorar? A la tercera, la que me daba la espalda, no me hacía falta verle la cara para saber que también estaba llorando. Ese cuerpo encogido y tembloroso demostraba que, aunque lo intentaba, no podía contener el llanto.
Me dio la sensación de que solo yo las vi, de que por un instante las cuatro estábamos en una misma burbuja mientras el resto de la gente iba a una velocidad diferente a la nuestra.
es una suerte poder compartir el llanto. un beso
ResponderEliminarUna suerte muy grande y a veces muy poco valorada.
EliminarBesos.
La vida a veces pasa desapercibida para mucha gente, otras nos paramos a contemplar y analizarla, aunque es suficiente con estar presente en las malas. Un texto muy bueno. Un besote .
ResponderEliminarSiempre vamos corriendo Campirela, y al final nos perdemos la vida.
EliminarBesos.
A mi lo que
ResponderEliminarme gusta, es
el cuadro, que
bonitooo.
¿Verdad que sí Orlando?
EliminarTambién son tres árboles haciéndose compañía, como las mujeres del texto.
Besos.
Seguro que solo tú las viste. Muchos giran la cara ante el dolor ajeno cuando lo tienen de frente. En cambio, en pantalla panorámica en HD lo disfrutan.
ResponderEliminarEs que desde el salón de casa o del cine nos protege la pantalla, ahí no hay peligro de que nos salpique la desgracia.
EliminarBesos.
Hay toda una historia detrás de esa historia que te deja pensando. Pero más allá de eso me gusta cómo cuentas la amistad sin explicarla, mostrando una imagen como el retrato de un momento. Qué texto tan sutil. Esa pequeña anécdota te hace entender perfectamente lo que es la amistad y por qué la necesitamos. Besos
ResponderEliminarCon las amistades, las verdaderas, se puede quedar para llorar sin tener que dar explicaciones, sin sentirte juzgado. Con ellas los tragos amargos pasan mejor.
EliminarBesos.
La empatía nos hace humanos, efectivamente erais cuatro hermanadas por la vida, aunque no las conocieras ni supieras los motivos ni las razones del llanto. Una persona que llora siempre emociona, aunque su llanto no sea el nuestro. La amistad es consoladora, pero es como la paradoja del erizo nos necesitamos para darnos calor, pero si nos aproximamos a veces nos hacemos daño. Un abrazo
ResponderEliminarSi es una buena amistad se sabe hasta dónde aproximarse, pero en caso de hacerse daño igualmente las dos partes ponen de su parte para arreglarlo.
EliminarBesos.
la gente va muy a su bola, tú en cambio te interesaste por lo que les pasaba a esas chicas.
ResponderEliminarsupongo que estar unid@s en situaciones difíciles refuerza la amistad...
besos!!
Soy curiosa y observadora, pero no quiero llegar al punto de ser mirona. Hay que observar sin invadir la intimidad.
EliminarBesos.
Mañana me gustaría poder consolar un poquito al menos a una amiga que lo está pasando mal. Tiene ansiedad, tiene depresión, no sabe muy bien lo que tiene. No creo que lo consiga pero al menos sabrá que me tiene a su lado.
ResponderEliminarLos amigos son un enoooooorme tesoro! Mis amigas son las mejores.
Besos
A veces más importante que consolar a alguien es hacerle saber que estás ahí para lo que necesite, hay tragos amargos que tenemos que pasar solos.
EliminarQué casualidad Rosana, mis amigas también son las mejores ;-)
Besos.