Me gusta más la afición del baloncesto que la del fútbol porque creo que es más moderada.
Aun así quiero aclarar que lo que sé de la afición del fútbol es lo que veo en la televisión. Y que en los partidos de baloncesto a los que voy también hay gente demasiado efusiva insultando al árbitro o a los contrarios.
Bueno, partamos de que no hay que ser ni más ni menos efusivos insultando a alguien, y que lo considero innecesario. No lo comparto.
Eso sí, los árbitros deberían de tener algún tipo de preparación psicológica para todo lo que tienen que escuchar, porque piten lo que piten, les llueven quejas por todos los lados.
A lo que vamos, que me pierdo.
Uno de los asistentes habituales a los partidos, que suele ir solo, el último sábado que coincidimos iba con su hija, que debe de tener entre 14 y 16 años.
Es de los que normalmente se pone incluso de pie para increpar al árbitro por sus decisiones (he dicho increpar, no insultar).
Sin embargo, el día que fue con su hija cambió todas sus protestas, sus gestos y sus gritos por un: "¡Bien visto árbitro!"
Demostró su descontento con algunas decisiones arbitrales muy elegantemente, convirtiéndose en un padre del que tomar ejemplo cuando ves con tus hijos un partido.
Y oye, visto lo visto, y sabiendo que desde niños imitamos lo que vemos y tenemos en casa, me pareció bien que con su hija al lado se controlase.
Aunque puestos a pedir podría comportarse así siempre, él, todos y todas los que dicen barbaridades, porque niños hay siempre, y no miran solo a sus padres.
Eso sí, los árbitros deberían de tener algún tipo de preparación psicológica para todo lo que tienen que escuchar, porque piten lo que piten, les llueven quejas por todos los lados.
A lo que vamos, que me pierdo.
Uno de los asistentes habituales a los partidos, que suele ir solo, el último sábado que coincidimos iba con su hija, que debe de tener entre 14 y 16 años.
Es de los que normalmente se pone incluso de pie para increpar al árbitro por sus decisiones (he dicho increpar, no insultar).
Sin embargo, el día que fue con su hija cambió todas sus protestas, sus gestos y sus gritos por un: "¡Bien visto árbitro!"
Demostró su descontento con algunas decisiones arbitrales muy elegantemente, convirtiéndose en un padre del que tomar ejemplo cuando ves con tus hijos un partido.
Y oye, visto lo visto, y sabiendo que desde niños imitamos lo que vemos y tenemos en casa, me pareció bien que con su hija al lado se controlase.
Aunque puestos a pedir podría comportarse así siempre, él, todos y todas los que dicen barbaridades, porque niños hay siempre, y no miran solo a sus padres.
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