martes, 13 de diciembre de 2016

Envidia

No me siento orgullosa de algunas cosas que hago, de algunas cosas que siento, y esta es una de ellas: la envidia.
Y tengo que decirlo, aunque sea por escrito, y aunque piense que lo que tendría que hacer es decírtelo, en persona, pero me avergüenza.
No quiero que pienses que soy como alguna otra de la que hemos hablado, de las que quiere a sus amigas para ella y para nadie más, que pone mala cara y reprocha que sus amigas tengan amigas, que prefieran a otras antes que a ella.
Y mi problema creo que es ese, la dependencia. Por eso no me gusta intimar, necesitar, porque después me pasan estas cosas.
Y es que siento un punto de envidia cuando te escucho hablar de ella, de alguien a quien acabas de conocer y te gusta tanto, porque a ella la tienes cerca y nosotras tengo la sensación de que cada vez estamos más lejos.
Y nos veo desde fuera cuando tú me hablas de cómo y cuánto te gusta su forma de ser y actuar, de cuánto te ha sorprendido que tal persona sea de tal manera. Y se te ve tan contenta, tan feliz, tan ilusionada. Y entonces intento imaginar mi cara (¿se me notará la envidia, el miedo?), intentando no mostrar lo que estoy pensando en ese momento, preguntándome por qué no te digo lo que está pasando por mi mente.

Me gustaría poder decírtelo sin condicionarte, pero conociéndote, no creo que sea posible. Te sentirías mal porque yo me siento mal y te creerías la culpable. Pero la única culpable soy yo, por cómo me tomo las cosas. Y no quisiera que al explicarte cómo me siento dejaras de contarme cosas por miedo a que me sintiera igual, eso no. 
Pero ¿qué hago?
Para mí, contártelo sería una gran prueba de confianza, sería como estar desnuda, reconocer debilidades y miserias.
Tengo miedo de dejar de tener un lugar importante en tu vida.
Cuantas más letras menos angustia y agobio siento, más claro lo veo, menos grave.
¿Y por qué no contártelo? Por no hacerte sentir mal. Pero tú siempre me has dicho que si me pasa cualquier cosa contigo prefieres que te lo cuente. Y mi intención al contártelo no es retenerte, es reconocerte que te quiero y te aprecio tanto que hay veces que tengo miedo a perderte.