miércoles, 31 de julio de 2013

Otro más





Estaba a la espera de ser leído, como otros tantos, pero no encontraba el momento de darle el privilegio de salir del rincón de los "libros pendientes". He tardado siete meses en fijarme en él, y sólo diez páginas en decidir que la espera había valido la pena. Así que puedo decir que Las horas distantes, de Kate Morton, ha pasado a ser otro de los libros en mi lista de favoritos, otro título a recomendar.

Aparecen muchas cosas en este libro, y todas me han gustado: los paisajes, el castillo, la familia, el ambiente de libros y letras...
Me han gustado, y me han hecho pensar, las relaciones familiares que describe la historia. Por un lado la relación de la protagonista con su familia: el descubrimiento de que sus padres son personas además de sus padres. Un hombre y una mujer con una historia, con un pasado y unas acciones que les llevaron a estar donde están y a ser como son. Que tuvieron pasiones y esperanzas, y que vivieron tristezas y desengaños.
La otra relación familiar descrita es la de la familia que vive en el castillo. Una relación de lealtad infinita, de dedicación a los demás pasando por encima de las necesidades de uno mismo.
Me ha gustado todo, incluido el final, que iba cambiando a la vez que me acercaba a él  y no he sabido adivinar en ningún momento: no me ha decepcionado. Normalmente cuando termino un libro que me está gustando mucho me queda un sabor amargo por haberlo terminado, me queda un punto de tristeza al acabarse algo con lo que disfrutaba... no ha sido así en este caso.

martes, 30 de julio de 2013

Cuerpo de madre

Me miro en el espejo y veo mi cuerpo; un cuerpo de madre.
Una madre como tantas, pero única al fin y al cabo.
No es el cuerpo con el que había "soñado" (aunque tener un buen cuerpo nunca me ha quitado el sueño): es infinitamente mejor.
Es ancho, para poder cobijar a mis dos hijos a la vez.
Es cálido, para poder darles calor en invierno, y en verano, que el calor de madre se agradece en cualquier estación.
Es tierno, blandito y mullido para lo que quieran y necesiten en cada momento.
También es duro y fuerte, bien para jugar a cosas de chicos o para protegerles de cualquier cosa que les pueda dañar.
Es valiente, y siempre va por delante inspeccionando el terreno para anticiparse a posibles peligros.
Es sanador, y cuando se hacen daño o necesitan consuelo saben que siempre pueden contar con él. Muchas veces, precisamente porque saben que siempre pueden contar con él, no lo necesitan, aunque yo siempre se los ofrezco.
Es juguetón, y cada vez que juego con ellos, gana vida.
Es milagroso, porque crea vida.
Tiene mariposas que se reúnen en mi estómago para jugar cada vez que alguno de mis chicos se abraza a mí rodeándome el cuello con sus brazos y la cintura con sus piernas.
Es libre, porque ellos lo son. Corre, juega, ríe y es feliz cuando lo son ellos. Con ellos.

miércoles, 3 de julio de 2013

Muchas cosas... demasiadas quizás

Son muchas cosas, todas pequeñas quiero pensar, pero no por su tamaño insignificantes, al contrario... Porque quizás si fueran más grandes intentaría solucionarlas antes, no dejaría que se acumularan hasta este punto.  
Estoy en un punto en el que no puedo hablar las cosas, solo echarlas en cara, no puedo pedir ayuda, sólo enfadarme porque no saben interpretar mis señales de socorro.
¿De quién es la culpa? ¿Alguien la tiene?
Nadie me ha dicho que no tenga que pedir ayuda, pero nadie me ha enseñado a pedirla...
Estos días estoy aprendiendo de mi hijo mayor mucho más de lo que yo le he enseñado.
Estos días mi hijo pequeño está llevando mi paciencia hasta límites insospechados, de hecho, creo que ya no me queda ni una pizca, y que todo lo que creí haber aprendido con el primero no me está sirviendo de nada con el segundo.
Todo lo que me pasa por la cabeza son incoherencias y contradicciones.
La razón más poderosa por la que no quiero hablar: se que todo pasará, que esto es un momento puntual en el que han coincidido muchas cosas, y que no me ha cogido en mi mejor momento.
¿Y cómo en momentos como este de agobio, agotamiento y fastidio sigo con la estúpida esperanza de tener alguna vez otro hijo...?