lunes, 20 de diciembre de 2021

Hoy hace catorce años

Hoy hace catorce años que tuve por primera vez entre mis brazos a la persona por la que empecé a convertirme en quien soy ahora.


Realmente empecé a ser otra en el momento en el que me di cuenta de que quería tener hijos. Cuando sin saber por qué me paraba a mirar los escaparates de tiendas de puericultura. Cuando dejé de tener esa especie de «aversión» por los niños pequeños que me hacía evitarlos porque no sabía cómo interactuar con ellos. Cuando empecé a leer los cambios que sufría una mujer en su cuerpo durante el embarazo y extrañamente yo deseaba sufrirlos también. Mi cuerpo fue enviando señales a mi mente hasta que pude ponerle nombre a todas esas sensaciones extrañas y contradictorias que  nunca antes había sentido: quería ser madre.
Ahora me doy cuenta de que todavía era joven pero en aquel momento pensaba que si nunca había tenido interés por tener hijos ya no lo haría.

Hoy estoy casada y tengo dos hijos. Podría seguir soltera pero con hijos. Casada y sin ellos. O simplemente soltera. Podría estar de muchas otras maneras y todas estarían bien. Pero aquí estoy, después de catorce años que han pasado en un suspiro sin poder imaginar mi vida de otra manera.

jueves, 16 de diciembre de 2021

Me gustabas



Me gustabas más 
cuando no te conocía. 

Y es que, con algunas personas, es lo que pasa. Por lo que vemos, imaginamos y deducimos llegamos a la conclusión de que alguien es de una manera u otra, y después llega la sorpresa.
No hablo de esas personas que tienen dos caras (o tres o cuatro). Hablo de esas otras que por lo que sea llaman nuestra atención lo suficiente como para observarlas y querer imaginar cómo son en realidad. A veces nunca llegamos a conocerlas, por lo que para nosotros serán como las hemos imaginado. Otras veces, después de haberlas conocido, nos damos cuenta de que eran mejores cuando solo podíamos imaginar cómo eran.

Mi Otra Yo

lunes, 13 de diciembre de 2021

Consulta telefónica

Pospuse la ducha todo lo que pude, pero tenía que salir de casa y no sabía la hora exacta de la llamada. Y como las cosas que no tienen que pasar, pasan justo cuando te las imaginas, en cuanto terminé de quitarme el jabón toda mojada y a punto de salir de la ducha, sonó el teléfono.
No me lo pensé, sabía por experiencia que si no atendía la llamada tendría que volver a pedir cita en el Centro de Salud y eso quería decir que pasarían como mínimo tres semanas más antes de que me volvieran a llamar. Así que mientras descolgaba agradecía para mis adentros que la consulta no fuera por videollamada.
Directo al grano, como lo recordaba, se presentó y me preguntó qué me pasaba. Seguro que nada grave si lo tratábamos ahora, pero teniendo en cuenta cuánto tardaba todo (todavía más que antes) mejor si empezábamos ya. Creo que la llamada duró tres minutos, lo justo para decirme qué hacer y despedirse. Fue cuando colgué que me di cuenta de que incluso con la piel de gallina por estar mojada y desnuda, sentía un calor agradable y extraño dentro de mi cuerpo.
¿Cuánto hacía que no lo veía? Pues creo que entre unas cosas y otras un año más o menos. No suelo estar enferma, así que mis visitas al médico suelen ser por revisiones o cosas sin demasiada importancia, por lo que las consultas son rápidas. 
No me gusta ir al médico por lo que significa, pero recuerdo que iba contenta porque significaba verlo. Siempre era amable, correcto y educado, y sobre todo me miraba a los ojos cuando me hablaba. Además, tenía una letra bonita y totalmente legible. De aspecto agradable y pulcro su forma de vestir contrastaba con su forma de tratarme. Debajo de la bata se adivinaba siempre una sudadera o una camiseta de esas a las que se le notaba que le tenía cariño porque estaba desgastada por el uso. Pero lo que más le delataba eran las deportivas. Debíamos de tener la misma edad. Aunque por sus modales me podía confundir y pensar que tenía veinte años más que yo, siempre tratándome de usted y con palabras más propias de mi abuelo, si lo hubiera tenido.
Un mes tardamos en volver a hablar y esta vez me pilló vestida, pero al terminar la consulta me di cuenta de que sentía el mismo calor por dentro. ¿Él había estado más relajado o eran imaginaciones mías? Por su tono de voz juraría que se alegraba de hablar conmigo. ¡Espera! Ahora que lo pensaba, no me había hablado de usted...
Recuerdo una de las consultas, cuando todavía eran presenciales, en la que me dijo que mi visita le había alegrado la mañana. Di por hecho que lo decía porque todos los pacientes que había visto entrar antes de mí habían sido personas muy mayores, seguramente con más problemas que yo.

Y no recuerdo cómo ni en qué momento pero llegamos al día en el que yo esperaba su llamada con ganas y él empezaba la consulta con un «Hola. ¿Qué tal? ¿Dónde nos habíamos quedado?». Para entonces yo ya estaba tumbada en el sofá y con la mano bajo mi ropa interior. Él, siempre profesional y directo, no tardaba en acelerar mi respiración con sus palabras certeras. Sabía lo que me pasaba y cómo aliviarlo. Sus suspiros me decían que nos aliviábamos juntos.
Unas veces empezaba yo, otras él, así era la relación que teníamos desde hacía unas cuantas llamadas. No estábamos más de los cinco minutos reglamentarios por visita, no vayáis a pensar, pero tampoco necesitábamos más porque aprovechábamos el tiempo al máximo.
¿Volverían alguna vez las visitas a ser presenciales? No lo habíamos hablado, pero por comentarios que dejábamos caer se notaba que los dos lo habíamos pensado alguna vez. Y es que además de gemir y suspirar, a veces hablábamos de lo que sentíamos, de cómo nos afectaba esta situación que nos había obligado a alejarnos físicamente los unos de los otros.
Por su trabajo, él estaba costumbrado a tratar con mucha gente y echaba de menos ese contacto. Todavía tenía visitas presenciales con unos pocos, pero los ánimos y la salud habían empeorado tanto que agradecía poder tratar con alguien durante sus horas de trabajo que no le hablara de dolores o enfermedades.
¿Estábamos bien así? Sí. ¿Teníamos otra opción? Puede. ¿Queríamos cambiar nuestra situación? No. ¿Disfrutábamos? Cada vez más.
Y es que, en estos tiempos en los que mantener las distancias te podía salvar la vida, nosotros nos sentíamos más cerca que nunca.

Mi Otra Yo

jueves, 9 de diciembre de 2021

Dicen



Dicen que no tenemos una media naranja, 
que no necesitamos de nadie para existir,
 que a la única persona 
a la que le podemos pertenecer 
es a nosotras mismas, 
pero yo... 
siento que no me falta nada
desde que te conocí.

Mi Otra Yo

lunes, 6 de diciembre de 2021

Lugares en común

Hay personas que a fuerza de coincidir con ellas acabo recordándolas y haciéndome una idea quizás equivocada de cómo pueden ser por el lugar en el que nos encontramos. Que alguien vaya a donar sangre, a partidos de baloncesto, a reciclar basura o salga temprano a correr no dice tanto de esa persona como para poder asumir que tenemos en común algo más que esa coincidencia. Pero no puedo evitar montarme mis películas e imaginar qué puede haber detrás de esa persona que ya me es tan familiar en un lugar en concreto. 
Estoy segura de que en lugares tan comunes como la puerta del colegio, el supermercado, la farmacia o el centro de salud hay más personas con las que también coincido a menudo pero en las que todavía no he reparado. ¿Qué es lo que hace entonces que fijemos nuestra atención en alguien en concreto?
Yo personalmente me considero una persona muy discreta que intenta pasar cuanto más desapercibida mejor, pero también es cierto que muchas veces ese tipo de gente es la que más llama mi atención, a la que más me gusta observar.
Después están esas personas que tienen un aura especial que hace que no puedas evitar mirarlas sin saber muy bien por qué. Y además se sienten cómodas con ello. Envidio eso, la comodidad con uno mismo mientras te sabes observado.

jueves, 2 de diciembre de 2021

Quiero

  
Obra de Enrique P. T


Quiero que desees mi cuerpo
casi tanto como deseo que te enamores
de lo que esconde dentro.

Mi Otra Yo

lunes, 29 de noviembre de 2021

Gaho

Descubrí a Gaho gracias a la banda sonora de Itaewon Class y desde entonces he estado pendiente de lo que ha ido haciendo.

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Fireworks es su último trabajo y no me canso de escucharlo. Me parece fresco y alegre, perfecto como música de fondo o para bailar cuando nadie me ve. Lo recomiendo.



jueves, 25 de noviembre de 2021

Hôzuki, la librería de Mitsuko

Mitsuko es la dueña de una librería de lance que regenta con ayuda de su madre. Tarô, su hijo de siete años, es sordomudo y mestizo.
Nuestra protagonista es solitaria y distante, pero el destino querrá que un día entre en su librería una clienta que desde el primer momento parece que necesita intimar con ella.

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La portada es preciosa

Hôzuki, la librería de Mitsuko es un libro cortito y fácil de leer. Y con fácil de leer me refiero a que está muy bien escrito, o al menos como a mí me gusta.
A ver si me explico. Me doy cuenta de que algunas cosas me cuesta leerlas más que otras por el estilo en el que están escritas o por cómo utilizan los signos de puntuación, por ejemplo. Con esta novela en concreto leer ha sido como deslizarse por las palabras, pasar de un capítulo a otro no ha supuesto no saber de dónde venía e incluso los saltos en el tiempo que hay en la historia son sencillos de ubicar.
En otras ocasiones la lectura se convierte en una carrera de obstáculos porque me da la sensación de que voy tropezando mientras leo. Frases demasiado largas, ausencia de comas en unos lugares y demasiadas en otros, texto de relleno o falta de información… Aquí no he sentido nada de todo eso.

«Yo no creo en la existencia de un Dios, pero reconozco que una cadena une a la gente que he conocido accidentalmente», esta frase dicha por la protagonista en un momento de la historia se confirma totalmente al final del libro, cuando descubrimos cómo están conectados ella, su hijo y esa clienta empeñada en sincerarse con ella.

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Planta de Hôzuki

Este es uno de esos libros en los que sigues pensando una vez terminados y en los que cuanto más piensas, más detalles interesantes encuentras.
Desde el principio me ha gustado el carácter serio y sincero de Mitsuko. 
Aquí dejo algunos de los fragmentos que más me han llamado la atención:
Lo siento, no me gusta escuchar la historia familiar o el pasado de los demás.
Se calla y veo que su rostro enrojece.
Perdone mi impudor — se disculpa.
Desvío la mirada.
Cada uno tiene una vida única y problemas que pueden ser increíbles. Como se suele decir: «La realidad a menudo supera la ficción». Pero, después de todo, la vida del prójimo no es asunto de nadie.

¿Cree usted en la metempsicosis?
Veo sus ojos melancólicos.
¿Quiere decir la reencarnación?
Sí. ¿Usted qué opina?
La respuesta me viene sin pensar.
No niego su existencia, pero creer en ella es algo personal, como lo que atañe a la religión.

Me haría creyente si la religión me permitiera escapar del dolor de la vida — prosigue la señora Sato.
La observo: «¿El dolor de la vida?». Esto no casa con su estatus social. Al poco de conocernos, trató de contarme algo sobre su matrimonio, pero yo me negué a escucharla.
No deseo liberarme de nada por medio de la religión — le suelto.
Usted debe de ser fuerte.
No lo sé. Simplemente lucho por sobrevivir. No es fácil llevar una librería de lance.
La señora Sato murmura:
Debe de ser duro criar a un hijo…
No termina la frase.
¿Quería decir «discapacitado»? — le pregunto.
Con aire triste, no responde.
Sea como fuere — digo — Tarô forma parte de mí y de mi vida desde que nació. Solo pienso en vivir con esa realidad.

¿El budismo es una religión o una filosofía? —pregunto.
Es una religión — responde.
Pero no tiene dios.
Se echa a reír.
Mitsuko, ¿sabes cuál es el fin de las religiones? Liberar el dolor de la vida y la muerte. El budismo no es una excepción. En lo que se diferencia de otras religiones es en que los budistas tratan de alcanzar el despertar por sí mismos, mientras que los monoteístas cuentan con su dios para llegar al paraíso.
Entonces, ¿cuál es el fin de la filosofía?
Preguntarse cómo vivir hasta la muerte, por qué hemos nacido en este mundo, sobre todo comprender qué significa el mundo.
Le pincho.
¿Por qué complicarse tanto?
Entonces, dime qué piensas tú.
La diferencia es simple. La religión consiste en creer y la filosofía, en dudar.
¡Bravo! — exclama, riendo.

Desde la primera vez que vi a su hijo, no puedo dejar de pensar en él. Permítame que le haga una confesión, no la molestaré más.
La interrumpo.
No hay que revelar nada a nadie. Las palabras que salen de la boca dejan de ser secretas.
A pesar de mi advertencia, empieza.


Siempre me gusta aprender palabras nuevas y además de las japonesas cuyo significado se explica en el glosario he descubierto alguna más.
Por el contexto sabía lo que quería decir librería de lance o de viejo, pero aun así he querido buscarlo para asegurarme. Según he leído se llama librería de lance a aquella que vende obras de segunda mano, y de viejo a la que ofrece libros de más de 100 años.
No hace mucho estuve en una y el olor a papel viejo era tan fuerte que al entrar en ella tenías la sensación de atravesar una cortina invisible.
La palabra metempsicosis no la había oído nunca y aunque me parece muy curiosa yo seguiré utilizando «reencarnación», que es más sencilla y fácil de recordar.

Una de las muchas cosas que hace especial a un libro es que aunque haga años que se publicó, para ti es nuevo en el momento en el que lo descubres. Incluso aunque sepas de él antes de tenerlo, leas reseñas y por una cosa u otra tardes en leerlo, en el momento que lo abres para sumergirte en él, es nuevo para ti.

lunes, 22 de noviembre de 2021

Libre


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Cuanto más me alejo, 
más libre me siento.

Mi Otra Yo

jueves, 18 de noviembre de 2021

Hospital Playlist

He terminado de ver la segunda temporada de Hospital Playlist y me ha gustado tanto como la primera.

Imagen de Internet

No deja de ser una serie de hospital como tantas otras que hemos visto. Enfermedades, accidentes y operaciones sirven para conocer a pacientes y al personal del Hospital Yulje, sobre todo a los cinco protagonistas. Lo que más me gusta del drama es la mistad de estos cinco, que se conocen desde la universidad y tienen una banda de música.
Si queréis reír, llorar y volver a creer en el amor y la amistad, os la recomiendo.







lunes, 15 de noviembre de 2021

Me falta

Me falta soledad y me sobra gente.

Mi Otra Yo

jueves, 11 de noviembre de 2021

Jin Akanishi

Lo mío con Jin Akanishi fue amor a primera vista. Su voz, sus pintas, el ambiente de sus conciertos y lo que podía entender de sus letras, todo me gustó al instante.
Lo descubrí por casualidad cuando buscaba información sobre Kazuya Kamenashi. Fue una serendipia.


No he encontrado muchos videoclips de él de su carrera en solitario pero sí algunos conciertos. Os dejo algunas de las canciones que más me gustan de él.

Mi amor


Fill me up


Eternal


lunes, 8 de noviembre de 2021

Elige el lugar


Obra de Enrique P. T



Te beso donde quieras, 
elige el lugar.

Mi Otra Yo

jueves, 4 de noviembre de 2021

Antes no podía, ahora no quiero


Obra de Enrique P. T

Ahora que sé que no puedo, no quiero. 
Hubo un tiempo donde creía que debía ayudar, que era mi obligación. Pero no puedo porque no soy la persona indicada, porque me afecta.
Te veo sufrir y me duele, pero yo no soy tu solución.
Quizás te tomo demasiado en serio y tú lo único que necesitas es que te escuche, no que busque una solución por ti. Pero es que no sé. No puedo escucharte sin que me duela, sin pensar en esas miles de cosas que podrías hacer por mejorar tu situación y no haces, y yo entiendo que quizás no puedas hacerlas, pero es que a veces me da la sensación de que no quieres, de que necesitas estar así de mal.
¿Ves? No soy la persona adecuada para escucharte, con la que buscar tu desahogo, porque todo lo que me viene a la mente para decirte no sería adecuado, no serían ánimos ni comprensión. Sé que lo que necesitas escuchar no es que te enfrentes a la realidad de cuánto tienes tú de responsabilidad en esta situación, así que mejor no digo nada. Te conozco demasiado como para mentirte y engañarme, y es lo que haría si dijera lo que necesitas escuchar.
Después de tantos años he llegado a la conclusión de que tú nunca vas a estar bien y he descubierto que yo sí quiero estarlo. He aceptado que no tengo que sentirme culpable porque las cosas no me afecten como a ti. Prefiero invertir mi energía en buscar razones por las que ser feliz en vez de centrarme en las que me hacen sentir triste.

Mi Otra Yo

lunes, 1 de noviembre de 2021

Mi pequeño Devorador de libros


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Estas fiestas del Pilar hemos estado en Zaragoza y hemos aprovechado para ir de compras: ropa y libros. Todas compras necesarias.
Al llegar al centro comercial lo primero que nos encontramos nada más salir de las escaleras mecánicas es una librería. Nos podéis imaginar a mi pequeño y a mí atraídos hacia ella como los insectos hacia la luz. Hacía tanto que no íbamos a una librería grande, con tanto para mirar y para tocar...
Os parecerá una tontería, pero os juro que sentía mariposas en el estómago. Estaba emocionada y todo. Y ahí andaba yo con ese pensamiento que me parecía ridículo hasta que se acerca mi pequeño y me dice en voz baja:
- «Mamá, ¿no estás emocionada? Yo sí».


jueves, 28 de octubre de 2021

Felicidad

Obra de Enrique P. T



Me asusta ser feliz.
Sobre todo 
cuando los que están a mi alrededor
no lo son. 

Mi Otra Yo

lunes, 25 de octubre de 2021

ONE OK ROCK


Durante mucho tiempo YouTube me recomendaba una canción de One Ok Rock, una banda de rock japonesa, pero no terminaba de gustarme. De hecho me parecía «ruido». 

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Un día, intercambiado descubrimientos musicales con una amiga con la que comparto el gusto por lo asiático, me dijo que le encantaba esta banda y me recomendaba escucharla. Le comenté que solo había escuchado una canción de ellos y porque YouTube insistía, pero que no era mi estilo. Pero precisamente porque solo había escuchado una canción pensé que podía darle una oportunidad antes de decidir definitivamente que no me gustaba.
Busqué información sobre la banda, videoclips, conciertos y la traducción de sus letras. Resultado: cambié de opinión. Así que lo que en un principio me parecía ruido se convirtió en música, con muy buenas letras, por cierto.
Entre la información que encontré me llamó la atención a qué se debe el nombre de la banda. Proviene de 1 o'clock (la una en punto), que es la hora a la que quedaban a ensayar porque el alquiler de la sala resultaba más barato. Debido a la pronunciación en japonés y al cambio de «clock» por «rock» se acabó convirtiendo en One Ok Rock.





jueves, 21 de octubre de 2021

Me ahogo



Los vasos de agua en los que me ahogo son inmensos como océanos.
Cansada ya de intentar mantenerme a flote he decidido que quiero aprender a nadar y aprovechar las corrientes para llegar más lejos. 
Si soy capaz de provocar mis tormentas, lo justo sería también poder navegarlas.

Mi Otra Yo



 

sábado, 16 de octubre de 2021

Dos caras

Cuando hace unos meses escribía sobre los malos rollos no tenía a nadie concreto en mente. Simplemente me dio por echar la vista atrás y recordar momentos o situaciones que podrían haberse disfrutado mucho si no hubiera sido por la estúpida manía que tenemos las personas de estropear las cosas.



Pero ahora, en el momento en el que escribo estas líneas, sí que estoy pensando en alguien con nombre y apellidos, alguien con quien he compartido mucho tiempo y esfuerzo. Alguien que después de muchos rumores y sospechas me ha confirmado que tiene dos caras.
No me sorprende no haberme dado cuenta antes porque me suele pasar. Suelo dar el beneficio de la duda hasta que lo que me cuentan me pasa a mí, y entonces lo único que puedo decir es que tenían razón. Que el único motivo por el que yo todavía no me había dado cuenta era porque hasta ahora a esa persona no le había hecho falta mostrarse ante mí tal y como es.
No me siento dolida, pero sí jodida. No  me duele porque no es alguien a quien le tenga un gran aprecio y hace un tiempo ya que sus discursos me empezaban a producir rechazo. Pero sí me jode que pueda haber gente con ese interés y cara dura. Que con una sonrisa permanente y una verborrea interminable no se canse de echar en cara a todo el mundo que quien no piense como ella está equivocado.

lunes, 4 de octubre de 2021

Antes y ahora

Me pongo límites y metas, soy también la que me decepciono conmigo misma si no cumplo con ciertas expectativas que por supuesto yo he creado. Y quien siempre ha estado ahí, quien es un buen compañero aunque a veces no entienda sus razones es el Tiempo.


Obra de Enrique P. T

Antes, incluso sabiendo que no podía ser para tanto, me fustigaba yo misma cuando no hacía algo bien, aunque los demás restaran importancia a lo que para mí era un gran error. Nunca encontraba la forma de hacer entender al resto cuánto me apenaba mi equivocación, olvido o despiste.
Un día, no recuerdo cuándo ni cómo, comencé a ser más comprensiva conmigo misma, a reconocer que todo no puede salir como yo quisiera, que en algunas cosas no soy todo lo perfecta que me gustaría. Tuve que aceptar que no llegar a cierto nivel no significa fallar, hacerlo mal o no estar a la altura, y empecé a tomarme ciertas cosas de otra manera.
Ahora, cuando me encuentro en alguna de esas situaciones en las que antes me hubiera enfadado, soy comprensiva conmigo misma. Me trato como trataría a cualquiera que se equivoca, dándole ánimos y diciéndole que así también está bien, que es normal, que todos cometemos errores... y ahora son los demás los que a veces parecen disgustarse porque creen que al no mostrarme más molesta conmigo no me importa el resultado.

Antes me decepcionaba a mí, ahora decepciono a los demás. Es la sensación que tengo. Pero igual que tengo esa sensación también tengo la certeza de que es como actúo ahora que tengo que seguir, porque al igual que no hay nadie mejor que yo para exigirme, tampoco lo hay para cuidarme. Así que de la mano del Tiempo sigo hacia delante descubriendo maneras de quererme.

Mi Otra Yo

jueves, 9 de septiembre de 2021

Tierra

Regalar un libro es un asunto delicado, incluso aunque se lo regales a alguien que le guste mucho leer. Más incluso, porque si a alguien que le gusta mucho leer justo no le gusta el libro que yo le regalo... menudo chasco.
Pero estar en el otro lado, ser la persona que recibe el regalo, también tiene su riesgo. Tú sabes que quien te hace el regalo sabe que te gusta leer y solo esperas que no sea una de esas personas que piense que porque te guste la lectura te va a gustar ese libro sí o sí.
¿Pero qué pasa si la persona que te regala un libro ya lo ha leído y por supuesto te lo regala porque le ha gustado lo suficiente como para hacerte ese detalle?  Pues que esperas que a ti también te guste pero si al final no es así pues no pasa nada, porque de esa diferencia de opinión seguro que surge un buen debate.
Yo soy de regalar libros, siempre que tengo la oportunidad y la mínima seguridad de que puedo acertar prefiero regalar un libro antes que cualquier otra cosa.

Tierra, de Eloy Moreno, fue uno de los regalos que me hicieron mis amigas por mi cumpleaños este año. El acierto fue doble porque me encantó el regalo en sí y me gustó su lectura.

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Yo soy malísima para adivinar finales, pero es que el desenlace de esta historia no me lo hubiera podido imaginar nunca. Sí que cuando termino un libro hago memoria y pienso que esto o lo otro ya se veía venir, pero en esta ocasión no ha sido así.
Estamos idiotizados y absorbidos por Internet, las redes sociales, la televisión, los realities... No todos, diréis. Tenéis razón, todos no, pero muchísimos sí. Y yo me incluyo.
Aún sabiendo que lo que muestran las redes no es cierto, que hay filtros, retoques, que la fotografía se ha repetido mil veces hasta que se muestra exactamente lo que queremos mostrar... llega un momento en el que ya no piensas en nada de todo eso. No te planteas ni te cuestionas nada, simplemente miras algo que pasa por tu mente dejando unas veces más rastro que otras.
Quizás yo me haya quedado con la parte más frívola del libro, pero es que es lo que me ha asustado porque es algo que ya está aquí, que ha ido entrando poco a poco en nuestras vidas sin darnos cuenta. Seguidores, likes, influencers, youtubers, tiktokers... ¡que hay gente que se gana la vida haciendo vídeos estúpidos y subiéndolos a las redes sociales!
Lo he dicho y lo vuelvo a decir, Internet tiene cosas estupendas, pero también otras muy dañinas. Y aquí llegamos a lo de siempre, depende del uso que se le dé. 

lunes, 6 de septiembre de 2021

Los chicos del bádminton

Con este drama me he reído mucho pero también he llorado. Esto último creo que ya está dejando de ser novedad en mí y está pasando a ser una costumbre, o son estas series coreanas que saben cómo tocarme la fibra sensible.



El argumento realmente no es tan original: debido a problemas económicos un entrenador de bádminton debe mudarse a un pueblo junto a su familia, donde entrenará al equipo local.
Tengo que decir que como el bádminton no es un deporte que conozca demasiado me ha parecido muy interesante todo lo que he podido aprender sobre el tema.
En cada uno de los episodios se representan varios problemas que acabarán siendo superados por los protagonistas, unas veces con más esfuerzo que otras, pero siempre con una moraleja final.
Es juvenil y entretenido, sin más. Ideal para pasar un buen rato y olvidarte de los problemas, aunque en algún momento sea inevitable dejar caer alguna lagrimilla.
Yo lo recomiendo.

jueves, 2 de septiembre de 2021

No quiero dejar de asombrarme

Con el paso de los años y con algo de esfuerzo he ido encontrando cosas de mí que me gustan.

No son cosas nuevas, la verdad, ni tampoco muchas, son características o detalles de mi forma de ser que siempre han estado ahí y nunca las he visto como algo positivo o a tener en cuenta.
Estos días hay una de ellas que he tenido más presente y que sería la que elegiría si tuviera que decir qué es lo que más me gusta de mí: mi capacidad de asombro.

Ya no soy una chiquilla, tengo una edad y se supone que cierta experiencia, pero aun así no dejo de sorprenderme por cosas que a veces hasta a mí me cuesta reconocer. 
¿Y por qué me cuesta reconocer? Hasta eso me asombra. Hay cosas que de tan sencillas y lógicas me asombra que me sorprendan.

lunes, 30 de agosto de 2021

Let's make a night to remember

La letra de las canciones de Bryan Adams fueron las primeras que me interesaron lo suficiente como para querer traducirlas y aprendérmelas. De eso hace ya más de 25 años.

Let's make a night to remember (1996).
Directa, sensual y explícita.


Hagamos una noche para recordar
Me encanta cómo te ves esta noche,
con tu pelo cayendo sobre tus hombros.
Y me encanta la forma en que bailas tu dulce tango lento.
La forma en que quieres hacer todo menos hablar.
Y la forma en que me miras con esos ojos, me desnuda.
Tu aliento en mi cuerpo me calienta por dentro.
Hagámoslo, hagamos algo increíble,
hagamos algo, este es todo el camino.
Porque nunca he tocado a alguien como toco tu cuerpo.
Ahora no quiero dejar ir tu cuerpo...

Hagamos una noche para recordar,
de enero a diciembre.
Hagamos el amor para encendernos.
Un recuerdo para excitarnos.
Hagamos miel, cariño, suave y tierna,
hagamos azúcar, querida, dulce entrega.
Hagamos una noche para recordar.
Para toda la vida.

Me encanta la forma en que te mueves esta noche.
Gotas de sudor corriendo por tu piel.
Yo estoy aquí y tú estás allí.
Nuestras sombras en la pared y nuestras manos en todas partes.

Hagámoslo, hagamos algo increíble,
Hagamos algo, este es todo el camino.
Porque nunca he tocado a nadie como toco tu cuerpo.
Ahora no quiero dejar ir tu cuerpo...

Hagamos una noche para recordar,
de enero a diciembre.
Hagamos el amor para encendernos.
Un recuerdo para excitarnos.
Hagamos miel, cariño, suave y tierna,
Hagamos azúcar, querida, dulce entrega.
Hagamos una noche para recordar
Para toda la vida.

Oh, pienso en ti todo el tiempo,
¿No ves que me has vuelto loco?
Bueno, no voy a contenerme de nuevo.
Sí, no quiero que esta noche termine.

Porque nunca he tocado a nadie como toco tu cuerpo,
Ahora no quiero dejar que tu cuerpo se vaya...

Hagamos una noche para recordar
De enero a diciembre,
Hagamos el amor para encendernos.
Un recuerdo para excitarnos.
Hagamos miel, cariño, suave y tierna,
hagamos azúcar, querida, dulce entrega.
Hagamos una noche para recordar.
Para toda la vida.

Sí,
Oh, hagámoslo, hagamos algo increíble.
Hagamos algo, esto es todo el camino.
Hagamos miel.
Hagamos azúcar.
Hagamos una noche para recordar.
Hagamos el amor suave y tierno.
Hagamos una noche para recordar.

 

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Llegamos a un trato con la mirada y el cuerpo hizo el resto. Empezamos la mejor de las noches sabiendo que sería la única, por eso pusimos todos nuestros sentidos en ella. Saber que no habrían intentos de imitación nos hizo libres y la falta de miedo a equivocarnos hizo el resto.

Mi Otra Yo