Mi otro yo es un monstruo, y quizás por eso no me he atrevido a ponerlo de título, en vez de por la débil excusa de que es un título de película y me hubieran podido encontrar... Ni que alguien me buscara.
No me gusta escribir triste, y aunque me gustaría no sonar así, no puedo evitarlo, por eso entiendo que los que están a mi lado se cansen de mi actitud: no me extraña, yo también me cansaría de alguien así. Yo estoy cansada de mí en estos momentos.
Pero es lo que hay.
Quiero tener el derecho a estar triste sin sentirme culpable, a no tener que pensar cuanto tiempo es adecuado sentirte triste para satisfacerse (o compadecerse) una misma sin llegar a cansar a los demás.
Más de lo mismo.
Hay cosas de mí que no me gustan, y reconocerlo no es lo que me molesta, lo que me molesta es tener esas cosas. No me gustan los celos ni la avaricia que a veces siento, los "quiero ser la única", los "quiero que estéis pendientes de mí", querer hacer sentir culpable a los demás cuando no están a la "altura", que me duren tanto los enfados. No me gusta rechazar un abrazo por miedo a la debilidad que me supone el contacto humano, que en la balanza pese más el miedo a llorar y temblar que recibir un abrazo de amor y consuelo.
No me gusta necesitar muestras de afecto sincero casi a diario, cuando a mí misma me cuesta una barbaridad ofrecerlas, no me gusta, no me gusta, no me gusta, no me gusta... no me gusta esta actitud, por lo que voy a esforzarme por cambiarla.
Voy a aceptar mi tristeza, pero no recrearme en ella. Voy a reconocer, asumir y aceptar mis faltas, pero no a escudarme en ellas.
No me gusta lo que he escrito, pero es lo que soy y como me siento en estos momentos, y negarlo no lo hará desaparecer. Sin embargo espero que me sirva para mejorar el poder leerlo de vez en cuando.
No quiero corregirlo, ni releerlo 1000 veces más.
Esto es lo que hay.
Esto es lo que soy.
A veces.
Otras veces consigo parecerme a la persona por la que llevo tanto tiempo trabajando, esforzándome.