Mi vecino del segundo piso tiene las cosas muy bien organizadas: cosas de hombres y cosas de mujeres.
Hace muchos años, en una reunión de comunidad, después de una explicación larga que no viene a cuento, dice: "... porque claro, si se me escapa el agua de la lavadora..., bueno, a mi no, a mi señora."
Vale machote, tranquilo, ya nos ha quedado claro que tú no te acercas a la lavadora ni para meter la ropa sucia.
Recuerdo que pensé: "¿En serio ha dicho eso?"
Y los años y las circunstancias han dejado claro que sigue pensando así, que hay cosas de mujeres y cosas de hombres, que se siente más cómodo tratando con los de su sexo.
Sin ir más lejos ayer por la noche me lo volvió a demostrar.
Tuve que ir a su casa para darle un recado y aprovechó para pedirme un favor: bajar al garaje con mis llaves para comparar las suyas porque cree que le falta la de una puerta. Le dije que claro, que sin problema.
Y lo remata diciendo: "Bueno, mejor bajo con tu marido y así lo hacemos entre hombres"
¡¡¿¿Perdona??!! ¡¡Será cabrón!! Está claro que no se lo dije, soy así de cobarde, pero se lo merecía. Tendría que haberle dicho: "No cuentes con mis llaves. Y vete a la mierda".
Lo único que le dije fue: "O lo haces conmigo o te quedas sin llaves, porque mi marido no puede". Y claro, dijo que sí, que bajaría conmigo.
No sé qué es peor, que tenga tres hijos y hereden sus ideas, o que hubiera tenido 3 hijas que habrían vivido más sometidas y menospreciadas de lo que ya vivimos las mujeres hoy en día.