jueves, 31 de agosto de 2023

Lo siento, pero no me arrepiento


Ilustración de @guweiz. Instagram

No le gusta hacer llorar a nadie, pero no siempre puede evitarlo. En ocasiones ni siquiera se arrepiente.
Ser sincera no significa decir en voz alta lo que piensas, sobre todo si no te preguntan o sabes que vas a provocar un dolor innecesario. Pero a veces la otra persona pregunta y la realidad es la que es.
Su opinión no es relevante en ciertas situaciones, lo sabe y se la guarda. Precisamente por eso no puede sentirse culpable cuando dice lo que piensa si le han pedido que lo haga.

Mi Otra Yo

lunes, 28 de agosto de 2023

Amor tras los 40

 
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Amor tras los cuarenta es una novela feelgood. Si tuviera que definir este concepto sin buscar su significado diría lo evidente, que es una novela que te hace sentir bien. Pero ¿a todos nos hace sentir bien lo mismo?
En todo caso, este género tiene unas características concretas que ayudan a poder identificarlo. Su autora las explica muy bien aquí.

Volvamos a lo que nos hace sentir bien a cada uno. Yo soy feliz en una librería o en una biblioteca. Solo pensar en ello ya me cambia el estado de ánimo. Mi marido, por ejemplo, es todo lo contrario. Estar en alguno de esos sitios le produce tal incomodidad que cualquiera que lo vea puede notar que se siente fuera de lugar, aunque lo único que haga sea pasearse como si le interesara lo que ve.
Puedo decir que no me he sentido mal leyendo esta novela, pero no puedo decir que me haya sentido bien. Y tengo muy claro que es por lo que necesito ahora mismo, no porque esté mal escrita o ambientada. No me ha quedado esa sensación de feelgood que se pretendía.
Sigo queriendo finales felices, pero necesito que los protagonistas sufran más antes de conseguirlos. ¿Suena mal? Tampoco quiero ahora drama excesivo, el que te deja tan encogida y traumatizada que al finalizar la novela lo único que puedes hacer es agradecer que tu vida sea tan aburrida como es, pero necesito un punto medio. MI punto medio.
Actualmente me encuentro en un momento lector un poco «especialito». Necesito lecturas que me hagan sentir bien, con drama y final feliz, pero un drama que aunque me permita saber que estoy en un libro y lo que pasa es ficción no me haga estar más centrada en lo imposible de ciertas cosas que en la historia. Y no me refiero a que sea algo fantástico, a que hablen de seres inventados o algo así, sino a que te digan que al protagonista le han pegado una paliza que casi lo mata y en vez de ir al hospital vaya a casa de su enamorada y se de una sesión de morreos y magreo imposible de disfrutar si se supone que te han clavado un tenedor siete veces y no puedes ni abrir los ojos de lo hinchados que los tienes a causa de los golpes. Y no me lo invento, es de uno de los últimos libros que he leído.

Hay libros que he disfrutado muchísimo, que incluso podría decir que han marcada un antes y un después en mi vida y sobre los que no he escrito nada. ¿Por qué lo he hecho en esta ocasión?
Quizás porque que yo necesite más drama ahora mismo no es una falta que pueda ponerle. Está bien escrito, la trama es lógica y los protagonistas están bien desarrollados. Se merece que hablen de él.
 


jueves, 24 de agosto de 2023

En Spam me encontrarás

 
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O no. Vete tú a saber.
 
Cada vez que entro a la cuenta de correo que tengo asociada al blog reviso la carpeta de spam y alguna vez he tenido ahí tantos mensajes como en la carpeta de Prioritarios. Todavía hay una tercera carpeta, Otros, en la que en ocasiones también aparece algún mensaje.
Cuando creo haber entendido el criterio que sigue Outlook para decidir dónde enviar los mensajes hace algo que me descoloca y me lleva a pensar que simplemente hace lo que se le pasa por el forro de los 🞺🞺🞺🞺🞺🞺🞺.
 
En las últimas semanas he notado que, cada vez más a menudo, algunos de los comentarios que dejo en vuestros blogs desaparecen. Supongo que van a la carpeta de Spam, a  Otros o quizás hay por ahí un espacio paralelo en el que se almacenan todos los comentarios que escribo, veo que se publican pero después cuando me llega algún aviso de seguimiento y vuelvo al blog a ver la respuesta a mi comentario resulta este que no aparece. Pero entonces no es Outlook el cabroncete que juega conmigo, es Blogger ¿no?

Se me ocurren dos opciones para que los comentarios desaparezcan; que vayan a Spam y no os deis cuenta o que los borréis (es una opción que no se puede descartar). Pero ¿podría haber otra?
Seguro que sí. «En la vida siempre hay más opciones», dicen. ¿Cómo no las va a haber en Internet, que es infinito? Además, ¿qué sería de la vida sin esas cosas sin explicación que aunque no nos quitan el sueño sí nos toca las narices no conocer la explicación?


lunes, 21 de agosto de 2023

Cuando era divertido

  
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No es necesario haber leído muchas páginas de esta historia para darse cuenta de que el aviso con el que empieza se cumple.
 
«Querido lector, querida lectora, la novela que estás a punto de iniciar es una historia incómoda.
 
Una historia que no es adecuada para todas las edades. Ni siquiera para todos los lectores. 
 
Al leerla puede que te encuentres a esos fantasmas que siempre han estado a tu lado pero no has querido ver. Pero también es posible que ocurra lo contrario: que salgas de aquí con la felicidad de quien sabe valorar lo que tiene».

Esta novela nos habla de la historia de una pareja, en realidad de todas las parejas. De cómo el amor, al igual que a una planta, hay que cuidarlo y regarlo. De que no hay que dar nada por hecho, al contrario, hay que esforzarse cada día como si fuera el primero.

El libro me ha gustado pero no se lo recomendaría a cualquiera. Incluso aunque durante la lectura puedas sentirte afortunado por no estar en la situación de los protagonistas es inevitable pensar que nada nos asegura no estar así en un futuro.  

Este es el segundo libro que leo de Eloy Moreno y diría que es un autor que no se puede leer en cualquier momento. El escenario que nos presente nos podrá impresionar más o menos, pero siempre se necesitará un tiempo de reflexión para asimilar lo que hemos leído.


jueves, 17 de agosto de 2023

Abramos ventanas

No soy de visitar museos ni de admirar cuadros, pero gran parte del tiempo que paso en redes sociales lo utilizo disfrutando de ilustraciones y dibujos o viendo vídeos de técnicas de dibujo y pintura.
Antes de tomar la comunión asistí a clases de pintura pero curiosamente no recuerdo nada que tenga que ver con la capacidad de pintar. No he olvidado el lugar, ni siquiera el nombre de la calle, tampoco el maletín de Candy Candy rosa en el que llevaba el material o los tres números de una colección de láminas para aprender a dibujar que me regalaron mis padres. Ellos tienen en casa un par de cuadros que pinté y hace unos años regalé el caballete, el maletín y la paleta que todavía conservaba.
No me recuerdo pintando a todas horas, pero sí a partir de cierta edad leyendo todo lo que podía y escribiendo cosas que me pasaban por la cabeza y me parecían tan extrañas que nunca se me pasó por la cabeza compartirlas. 
Siempre me ha gustado el material de dibujo y de papelería, así que con los años he ido acumulando ciertas cosas «para cuando tuviera la oportunidad de aprender a dibujar», pero como no sabía cómo utilizarlo ahí lo tengo, guardado.
No fui durante mucho tiempo a las clases de pintura, pero como me gustaba mirar las láminas y creer que algún día les daría un buen uso en cuanto empecé a disponer de una paga seguí comprándome la colección hasta que la terminé.
 
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El día que descubrí que habían sacado una especie de continuación de la primera colección necesité comprármela hasta tenerla completa también.
 
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Hay muchas cosas que quiero hacer para las que no encuentro el momento o para las que no dispongo del dinero, entre ellas volver a ir a clases de dibujo y pintura. Esta vez no me he quedado en el «cuando pueda» y he ido a preguntar por horarios y precios. Un paso que me ayudaría a despejar dos dudas importantes: si me lo puedo permitir y si los horarios son compatibles. Lo primero con lo que me he encontrado no lo tenía previsto, y es que el taller al que me gustaría asistir está completo y tiene lista de espera. ¿Ves? Tanto tiempo creyendo que mis problemas eran otros  y resulta que no, así que asunto resuelto.
Para mi sorpresa no me ha molestado, al contrario, me he quitado un peso de encima al descubrir por qué no puedo ir. Si con el tiempo tienen plaza ya valoraré mi situación en ese momento, antes no me voy a preocupar.

Dicen que si «una puerta se cierra una ventana se abre». Eso es lo que pensé cuando la misma semana vi que el ayuntamiento organizaba unos talleres artísticos gratuitos de iniciación a la grisalla y al pastel. Las condiciones eran perfectas y los horarios llevaderos, así que no me lo pensé e hice oídos sordos a cualquier excusa que se me pudiera ocurrir.
 
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Llamé pensando en apuntarme al taller de iniciación al pastel porque la técnica de la grisalla no la conocía, pero la recepcionista del museo me supo vender el taller y al final me apunté a los dos. ¡Bendita la hora! La grisalla me ha gustado mucho y he descubierto que el pastel se me da de pena 😂
A ver, con diez horas para cada técnica imposible salir de ahí hecha una artista, sobre todo si no lo has hecho nunca antes. Pero me ha servido para decidir que sí o sí quiero asistir a clases cuando pueda, así que es una actividad que ha escalado muchas posiciones en mi lista de prioridades. Además, he descubierto cómo utilizar algunas de esas cosas que tenía guardadas para un futuro, por lo que parece que ese futuro se ha convertido en presente. Total, guardadas en el armario no hacen nada más que ocupar espacio, mejor les doy un uso y me mancho las manos practicando.

Me encuentro en un momento en el que quiero abrir tantas ventanas como experiencias pueda vivir a la vez que cada vez tengo más claro las puertas que quiero cerrar.


lunes, 14 de agosto de 2023

El club de lectura para corazones solitarios

 
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Los protagonistas de esta historia tienen algo muy importante en común y es que a ninguno le gusta leer. Casualmente las personas a las que más quieren aman los libros y estar rodeadas de ellos.
Aleisha necesita un trabajo de verano y aunque no es lo que más le apetece, termina trabajando en la biblioteca donde su hermano Aidan se siente tan a gusto.
La única relación de Mukesh con los libros ha sido a través de su fallecida esposa Naina, que siempre que podía tenía uno entre las manos.
Es gracias a uno de esos libros que Mukesh se dirige a la biblioteca donde trabaja Aleisha con la que tiene un primer encuentro nada afortunado y que ella, a su manera, intenta arreglar con la ayuda de una lista de libros oportunamente encontrada entre las páginas de una novela.

Diría que El club de lectura para corazones solitarios es una novela que gustará a todo aquel enamorado de la lectura por una o por varias de estas razones: trata sobre libros, uno de los escenarios principales es una biblioteca, habla sobre el efecto que la lectura tiene en general y algunos libros en particular en las personas, descubres libros nuevos y seguro que te identificas con alguno de los personajes.

La lista de libros que aparece en la novela nos acompaña a lo largo de la lectura porque cada uno de esos títulos es importante en algún momento difícil de la vida de los protagonistas o marca la existencia de varios personajes. 
Que esa lista vaya precedida por la frase «Por si la necesitas» da una pista de la intención con la que se confeccionó.
 
Matar a un ruiseñor
Rebeca
Cometas en el cielo
La vida de Pi
Orgullo y prejuicio
Mujercitas
Beloved
Un buen partido
 
Os dejo también otro título, La mujer del viajero en el tiempo, libro por el cual Mukesh va a la biblioteca y conoce a Aleisha.


Esta vez me es imposible dar mi opinión sin hacer spoiler, así que quien esté interesado en leer la novela pero no quiera saber más que lo imprescindible que no siga leyendo.

Para mí el momento más triste del libro es cuando muere Aidan, no voy a decir cómo. Pero me ha dolido tanto su muerte como que no haya podido encontrar la salida a su situación en los libros. He dicho salida, no solución, porque aunque sé que los libros no solucionan los problemas siempre he creído que son una gran ayuda, un refugio, un descanso, un lugar en el que reponer fuerzas.
Una frase de este libro lo explica muy bien:
«A veces, los libros nos transportan a otro lugar durante un tiempo y luego nos reintegran a nuestra vida con una nueva perspectiva».

Me alegra que la madre de Aidan y Aleisha vea un poco de luz en el pozo en el que vive gracias a los libros que le lee su hija, por eso me enfada precisamente que los libros no hayan sido suficiente para ayudarlo a él. No me ha sorprendido y aun así me irrita, que sea la muerte de su hijo la que consiga hacerla «despertar» y empezar a ejercer de madre con la hija que le queda.

He comentado en otras ocasiones lo lenta que soy para adivinar cosas en las novelas y aunque en este caso intuía quién podría ser la persona que escribió la lista de libros reconozco que me he sorprendido igual cuando lo he descubierto.
 
Hacía tiempo que este libro me iba rondando; lo había visto en librerías, en reseñas —aunque no leí ninguna—, creo que también en algún blog vuestro como lectura conjunta —¿puede ser en el tuyo, Noelia Cano?—, incluso me lo sugería Internet. Así que cuando lo vi en el expositor de la biblioteca no me lo pensé y me lo llevé a casa.
Me ha gustado mucho. Os lo recomiendo.
 

jueves, 10 de agosto de 2023

La vecina loca del bloque

 
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Todo bloque, edificio, escalera o comunidad de vecinos tiene una vecina loca. O no tan loca pero es lo que le parece al resto. Creo que voy de camino a convertirme en una de ellas.

El motivo por el que voy a las reuniones de comunidad es porque opino que es recomendable, porque obligación no tengo. Que tampoco puede servir de mucho ya que hay ocasiones en las que en las votaciones la opción ganadora no es precisamente la que yo he elegido. No sé cuántos años más necesito para convencerme de que si no quiero convertirme en alguien con instintos asesinos hacia sus vecinos lo mejor es que deje de asistir a dichas reuniones.
A la última asistieron vecinos que solo aparecen cuando quieren solicitar algo. Menos mal, por lo menos pasan por el trámite de tener que pedir permiso. Pero más que solo aparezcan en esas ocasiones lo que me molesta es la actitud de ataque con la que te responden cuando les pides alguna explicación sobre cómo nos afectará a los demás lo que quieren hacer —porque no olvidemos que si piden permiso es porque afectará a las zonas comunes—.
Bueno, pues con todo el sarcasmo del mundo os anuncio que el año que viene volveré a disfrutar de lo que conlleva tener un vecino fallero. Será el cuarto año y el tercero consecutivo.
No sé qué es mejor, si haberme enterado cuatro meses antes y ya predisponerme para lo que está por venir o encontrarme con la sorpresa.
Lo de las Fallas no ha sido lo peor de la reunión de este año; a ver si me sirve de escarmiento para quedarme el año que viene en mi casa.


lunes, 7 de agosto de 2023

Back To Me

Esto es lo que pasa cuando consigues que la persona que siempre ha estado ahí y a la que no has valorado pierda la paciencia. Lo único que lograrás a partir de ese momento, intentando recuperarla, es alejarla todavía más.
 
The Rose - Back To Me (Subs)
 
 

jueves, 3 de agosto de 2023

Cosas que pasan

 
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Ayer me caí cruzando por un paso de cebra.
Me parece un paso algo incómodo porque la bajada de una de las aceras es cortita y bastante inclinada, además de tener una palmera justo antes, lo que hace que los conductores no te vean hasta que están casi encima.
Lo estaba cruzando en sentido contrario a esa rampa cuando caí y después de asegurarme que el único coche que venía,  por mi derecha, se había parado. Eran las dos del medio día, nadie me metía prisa y había poco tráfico.
Supongo que tropecé conmigo misma, no lo sé. Todavía me puedo ver claramente caer despacio estirando los brazos, apoyar las manos y después el codo izquierdo, en cuyo brazo llevaba la bolsa de la compra con el peso, lo que hizo que me inclinara a ese lado y terminara sentada. La caída fue lenta, tanto que me dio tiempo a preguntarme porqué no podía recuperar el equilibrio y evitar llegar al suelo. También me di cuenta de que no pasaban más coches, ni nadie se acercaba a... ¿lo que sea?
Después de ponerme de pie más rápidamente de lo que había caído y recoger las bolsas para quitarme de en medio terminé de cruzar. Mientras dejaba los bultos en el suelo para recomponerme el coche que había detrás del que me había cedido el paso paró a mi altura para preguntarme si necesitaba ayuda. Con los dos pulgares hacia arriba y mi mejor cara de circunstancias le dije que no y le di las gracias.
No esperaba que saliera la gente en tropel de las casas o bajaran de los coches en marcha para levantarme del suelo. Pero sé que si yo hubiera presenciado eso me habría acercado a preguntar. De hecho yo me he bajado del coche para preguntar a un señor que se cayó delante de mí de la bicicleta al poner mal el pie en el suelo.
No me hizo falta ayuda física, pero sí me reconfortó que alguien mostrara preocupación. Supongo que es una  cadena de contradicciones; no espero que alguien se acerque a preguntar pero me sorprende que tan poca gente lo haga, y aunque me da apuro que se preocupen por mí también me hace sentir bien que lo hagan.
 
No me escuecen los cuatro arañazos que me he hecho, pero sí el orgullo. Curioso como no tuve ganas de llorar hasta llegar a casa y cerrar la puerta, momento en el que unas compuertas se abrieron sin pedir permiso para dejar correr libremente un torrente de lágrimas que no sabía que tenía.
 
Pero oye, en la bolsa de la compra llevaba dos docenas de huevos y solo se rompió uno. Uno de veinticuatro no está nada mal ¿no? 😂