Los protagonistas de esta historia tienen algo muy importante en común y es que a ninguno le gusta leer. Casualmente las personas a las que más quieren aman los libros y estar rodeadas de ellos.
Aleisha necesita un trabajo de verano y aunque no es lo que más le apetece, termina trabajando en la biblioteca donde su hermano Aidan se siente tan a gusto.
La única relación de Mukesh con los libros ha sido a través de su fallecida esposa Naina, que siempre que podía tenía uno entre las manos.
Es gracias a uno de esos libros que Mukesh se dirige a la biblioteca donde trabaja Aleisha con la que tiene un primer encuentro nada afortunado y que ella, a su manera, intenta arreglar con la ayuda de una lista de libros oportunamente encontrada entre las páginas de una novela.
Diría que El club de lectura para corazones solitarios es una novela que gustará a todo aquel enamorado de la lectura por una o por varias de estas razones: trata sobre libros, uno de los escenarios principales es una biblioteca, habla sobre el efecto que la lectura tiene en general y algunos libros en particular en las personas, descubres libros nuevos y seguro que te identificas con alguno de los personajes.
La lista de libros que aparece en la novela nos acompaña a lo largo de la lectura porque cada uno de esos títulos es importante en algún momento difícil de la vida de los protagonistas o marca la existencia de varios personajes.
Que esa lista vaya precedida por la frase «Por si la necesitas» da una pista de la intención con la que se confeccionó.
Matar a un ruiseñor
Rebeca
Cometas en el cielo
La vida de Pi
Orgullo y prejuicio
Mujercitas
Beloved
Un buen partido
Os dejo también otro título, La mujer del viajero en el tiempo, libro por el cual Mukesh va a la biblioteca y conoce a Aleisha.
Esta vez me es imposible dar mi opinión sin hacer spoiler, así que quien esté interesado en leer la novela pero no quiera saber más que lo imprescindible que no siga leyendo.
Para mí el momento más triste del libro es cuando muere Aidan, no voy a decir cómo. Pero me ha dolido tanto su muerte como que no haya podido encontrar la salida a su situación en los libros. He dicho salida, no solución, porque aunque sé que los libros no solucionan los problemas siempre he creído que son una gran ayuda, un refugio, un descanso, un lugar en el que reponer fuerzas.
Una frase de este libro lo explica muy bien:
«A veces, los libros nos transportan a otro lugar durante un tiempo y luego nos reintegran a nuestra vida con una nueva perspectiva».
Me alegra que la madre de Aidan y Aleisha vea un poco de luz en el pozo en el que vive gracias a los libros que le lee su hija, por eso me enfada precisamente que los libros no hayan sido suficiente para ayudarlo a él. No me ha sorprendido y aun así me irrita, que sea la muerte de su hijo la que consiga hacerla «despertar» y empezar a ejercer de madre con la hija que le queda.
He comentado en otras ocasiones lo lenta que soy para adivinar cosas en las novelas y aunque en este caso intuía quién podría ser la persona que escribió la lista de libros reconozco que me he sorprendido igual cuando lo he descubierto.
Hacía tiempo que este libro me iba rondando; lo había visto en librerías, en reseñas —aunque no leí ninguna—, creo que también en algún blog vuestro como lectura conjunta —¿puede ser en el tuyo, Noelia Cano?—, incluso me lo sugería Internet. Así que cuando lo vi en el expositor de la biblioteca no me lo pensé y me lo llevé a casa.
Me ha gustado mucho. Os lo recomiendo.