El padre de Cem Bey los abandona a él y a su madre siendo un niño. Eso hace que ya de adolescente se obsesione con la tragedias de Edipo Rey y de Rostam y Sohrab. En la primera el padre muere a manos de su hijo, en la segunda es el hijo quien muere a manos de su padre.
Durante su adolescencia, Cem Bey sustituye la figura de su padre por la del maestro pocero con el que trabaja durante un mes. Tiempo que le marcará para siempre y que determinará la forma en la que morirá.
Este libro me ha recordado a El año de gracia por lo raro que me ha parecido.
Su lectura me ha resultado larga y en ocasiones pesada, por eso he saltado algunas partes. ¿Por qué no he dejado de leerlo entonces? Pues porque en las dos ocasiones que me he decidido a hacerlo ha pasado algo en la historia que tenía que saber sí o sí cómo terminaba. Así que al final lo he terminado.
Aunque considero que no es malo, no es un libro que yo recomendaría porque no lo he disfrutado, eso sí, tengo que darle el mérito de lo bien desarrollada que está la historia para conseguir que el protagonista se termine convirtiendo en uno de los personajes de las tragedias que tanto lo han obsesionado durante toda su vida.
Este fue el libro a comentar en el Club de Lectura en enero. A ver qué nos tienen preparado para febrero.