Shizuku Tsukishima es una niña que va al colegio, lee mucho, traduce canciones y estudia. Un día se da cuenta de que hay un nombre que se repite en las tarjetas de los libros que toma en préstamo de la biblioteca y no puede evitar preguntarse cómo será ese chico que lee los libros antes que ella.
La aparición de un gato misterioso que la lleva hasta una tienda de antigüedades y descubrir que el chico de las tarjetas de los libros es un compañero de colegio hacen que Shizuku se de cuenta de que todavía no se ha planteado qué hacer con su vida. Sin darse cuenta la preocupación y el amor empiezan a crecer dentro de ella.
Hace meses que vi la película y aunque desde el primer momento tuve intención de escribir sobre ella nunca encontraba el momento. He vuelto a verla para confirmar la impresión que dejó en mí la primera vez y tengo que decir que me ha gustado incluso más. De hecho tenía pensado verla rápido, saltando las partes que no considerara importantes y no he podido. Como he dicho antes me ha gustado más que la primera vez y he disfrutado de detalles que no recordaba.
No
suelo ver los créditos de las películas, pero esa vez, vete tú a saber
por qué, lo hice. Y resulta que la vi el mismo día que falleció Olivia
Newton-John, que casualmente canta Take Me Home, Country Roads, canción
que podemos escuchar varias veces durante la película.
Llevo años escuchando el título de esta película que hasta ahora no había visto, años pensando que es un título precioso digno de una historia a su nivel, de una canción inolvidable, de una novela que no puede faltar en una biblioteca —de hecho está basada en un manga—. Tantas veces lo había escuchado que aunque sabía que no la había visto, la daba por vista.
Por eso me descolocó tanto una escena en la que incluso sabiendo que era la primera vez que la veía sentía que eso ya lo había visto antes. Hay un momento en el que Shizuku se cruza con un gato al que decide seguir. Ahora sé que más que la acción fue el gato el que me hizo tener ese déjà vu, porque era el mismo que había visto en Haru en el reino de los gatos, donde la protagonista también va tras él. Después de esta sorpresa ya no me desconcertó tanto encontrarme con el Barón Humbert von Gikkinge, otro personaje que también aparecía en Haru en el reino de los gatos. De echo la primera aparición del Barón es en Susurros del corazón, donde gustó tanto que a petición de los aficionados se produjo una película basada en su figura.
Aunque es una película dirigida al público adolescente tiene reflexiones que me parecen muy maduras. Ahora mismo no podría mencionar ninguna película o serie occidental —igual es porque hace muchísimo que no veo ninguna— con un argumento tan reflexivo y a la vez tan sencillo para la gente joven. Más bien todo lo contrario.
La
pequeña casa abarrotada de libros en la que vive la protagonista, la
habitación que comparte con su hermana, que su padre sea bibliotecario,
el trayecto hasta la biblioteca, la tienda de antigüedades, lugares y
vistas preciosos por los que me gustaría pasear o el nombre de la
película son solo algunas de las cosas que más me han gustado. Pero sin
duda mi favorita y con la que me he visto identificada es con esa
curiosidad que siente por imaginar cómo serán las personas que leen el
mismo libro que ella.
Para que no caigan en el olvido quiero dejar constancia aquí de unas frases que el padre de Shizuku le dice a la niña:
—«No hay una sola forma de vivir la vida».
—«Muy
bien Shizuku, haz lo que creas que debes hacer. Pero te advierto que es
duro vivir de una forma distinta a la del resto del mundo. No podrás
culpar a nadie si no te sale bien».
Y del momento en el que ella descubre qué quiere hacer con su vida y cómo conseguirlo:
—«Lo supe en cuanto empecé a escribir. Querer hacerlo no es suficiente. Tengo que estudiar más o no podré».