domingo, 22 de abril de 2018

De lo que somos capaces

El último libro del Club de lectura también ha sido una lectura repetida. Pero de las que agrada leer dos veces.
"La bibliotecaria de Auschwitz" nos cuenta la historia de Dita, una niña que dentro del horror que vive en Auschwitz, encuentra un escape a tanta crueldad dentro de la lectura. Está basada en hechos reales.
Es una historia muy, muy triste. De esas que una vez terminadas pasa a un segundo plano cómo está escrito el libro, porque lo único que has retenido es la barbaridad que se hizo, lo que sufrió tantísima gente, lo crueles que llegamos a ser, y cómo, aun así, hubo gente que sobrevivió, siguiendo adelante con su vida.
Y te hace pensar , y sentir que eres una privilegiada por encontrarte en la situación en la que te encuentras, porque aunque tú quieras estar mejor, sabes que no tienes derecho a desear algo así después de lo que vivieron estas personas.
Y bueno, si te paras a pensar tienes que reconocer que todavía hay mucha mierda en este mundo. Que no tan lejos de nosotros también hay gente que preferiría morir a vivir lo que está viviendo, y aún así luchan cada día...

Como en muchos otros libros, he copiado frases que me han gustado, y aunque seguramente no vuelva a consultar, me gustaría conservar cerca.

"No era una biblioteca extensa. En realidad, estaba formada por ocho libros, y alguno de ellos en mal estado. Pero eran libros. En ese lugar tan oscuro donde la humanidad había llegado a alcanzar a su propia sombra, la presencia de libros era un vestigio de tiempos menos lúgubres, más benignos, cuando las palabras sonaban más fuerte que las ametralladoras. Una época extinguida. Dita fue tomando en sus manos los volúmenes de uno en uno con el mismo cuidado con el que se sostiene a un recién nacido".

"Tenía ese vínculo que une a algunas personas con los libros. ... Pero se dio cuenta de que Dita tenía esa empatía que hace que ciertas personas conviertan un puñado de hojas en un mundo entero para ellas solas".

"El primer beso, por pequeño que sea, nunca se borra, tal vez porque traza la primera línea del amor en una página que está en blanco".

"Ocultar las cosas significa arrastrar día y noche una pesada bola de hierro atada al tobillo...".

"Acaban de llegar de un viaje de tres días metidos en un vagón. Están aturdidos, asustados. Un SS son una metralleta les dice que los van a desinfectar, que van a ir a unas duchas, y ellos le creen. ¿Qué otra opción tienen? Les hacen colgar la ropa en unos percheros e incluso les dicen que se fijen en el número para luego recuperarla, y así hacen que piensen que van a volver. Hasta les hacen atar los zapatos juntos para que no se pierdan. De ese modo es más fácil luego recoger el calzado ordenadamente y llevarlo al bloque Canadá, donde eligen las mejores prendas para enviarlas a Alemania". 

"Que Dios me perdone. No, no los aviso. ¿Para qué? ¿Qué haría una madre con dos niños? ¿Revolverse contra los guardias armados? La golpearían delante de sus hijos, la patearían en el suelo. De hecho, ya lo hacen. Si alguien pregunta algo, le rompen los dientes de un culatazo para que no hable más y ya nadie vuelve a decir nada, todos miran para otro lado. Los SS no permiten que nada entorpezca el proceso. Una vez, una anciana muy bien vestida y muy erguida llegó de la mano de su nieto de seis o siete años. Esa mujer lo sabía, no sé cómo, pero sabía que los iban a matar. Se tiró a los pies de un SS, se puso de rodillas: le imploró que la mataran a ella, pero que dejaran vivir a su nieto. ¿Sabéis que hizo el centinela? Se bajó la bragueta, se sacó el miembro y se puso a orinar encima de ella sin más. La mujer volvió a su sitio, humillada. Hoy había una mujer muiy elegante, seguro que era de buena familia. Le daba mucho apuro desnudarse. Yo me he puesto delante de ella, de espaldas, para hacerle un poco de pantalla. Después tenía tanto pudor de estar desnuda delante de nosotros que ponía a su hija delante para que la tapase, pero me ha dado las gracias con una sonrisa tan dulce... Han entrado con los demás..., que Dios me perdone. Los aprietan ¿sabes? Meten a más de los que caben. Si hay hombres sanos, los dejan los últimos y luego los obligan a entrar a golpes de vara para que presionen y se hagan sitio empujando a los de dentro. Luego se cierra la cámara, que tiene unas peras de ducha para que no recelen y sigan creyendo que van a lavarse".

"Los libros guardan dentro de sus páginas la sabiduría de quien los escribió. Los libros nunca pierden la memoria".

"Pero ¿cómo se mide el valor de los que renuncian?"

"Fredy es de esas personas que siempre tienen prisa pero siempre tienen tiempo".

"No quiere arriesgarse a descubrir en sus ojos algo que pueda desmoronar esta atalaya de palillos a la que llamamos confianza".

"Burlarse de los demás es una manera de ponerse una tirita en los propios miedos".

"Sigue sintiendo un fuerte dolor en esas capas profundas de los sentimientos más íntimos donde ni nosotros mismos queremos revolver demasiado".

"Debería sentirse orgulloso de sí mismo, incluso feliz, por el triunfo de la fuerza de voluntad sobre los instintos".

"- Ha muerto.
¿Cómo se puede resolver una vida en sólo dos palabras tan cortas? ¿Cómo puede caber tanta desolación en tan pocas letras?".

"Y ella no es capaz ni de llorarle siquiera, tiene los ojos secos. Y eso aún la enfurece más".

"Los que se van ya no sufren".

"Y entonces se siente insignificante y repentinamente débil. El hormigón de la rabia, que nos hace fuertes en esos momentos, acaba deshaciéndosele, y al fin brotan las lágrimas que apagan el incendio que lo estaba quemando todo".

"Sólo quiero hacer algo bueno en medio de todo lo malo que hacemos aquí todos los días".

"¿Cómo puede pesar físicamente lo que ya no está? ¿Cómo puede pesar el vacío?".

"Pero el odio se parece mucho al amor: tampoco puede elegirse".

"Leer es una alegría".

"Vuelve a quedarse en silencio y sus ojos miran hacia ninguna parte, que es lo que hacemos cuando queremos mirar hacia nuestros propios adentros".

"Y no soporta no entender algo".

"No hay duda de que el amor comparte algunos ingredientes con la locura".

"La vida, cualquier vida, dura muy poco. Pero si has conseguido ser feliz, al menos un instante, habrá valido la pena vivirla".

"Permanecen cogidas un rato largo en el que el silencio las une más que cualquier palabra que puedan decir".

"No deja de se chocante que una mujer que conoce varios idiomas se decante tan a menudo por el del silencio".

"Por eso respeto a los que tienen valor para hacer lo que yo no haría".

"Casi nunca hay nada mejor que el silencio".

"Ninguna explicación la ha satisfecho, seguramente porque no es la que quería escuchar".

"Porque hay que ser valiente para sentir miedo y seguir adelante. Si no tienes miedo, ¿qué mérito tiene hacer esto o lo otro?".

"- Pues tendremos que rezar.
- Prueba.
- ¿Tú no vas a rezar?
- ¿Rezar? ¿A quién?
- ¿A quién va a ser? A Dios. Tú también deberías hacerlo.
-Cientos de miles de judíos llevan rezándole desde 1939 y no los ha escuchado.
-Quizá no hemos rezado lo suficiente, o lo bastante fuerte para que nos escuche.
- Venga, Margit. ¿Dios es capaz de saber si en el sabbat has cosido el botón de una camisa para castigarte y no se ha enterado de que se está matando a miles de inocentes y a otros miles se los tiene prisioneros y se los trata peor que a perros? ¿De veras crees que no se ha enterado?
- No sé Dita. Es pecado preguntarse por qué Dios hace las cosas que hace. 
- Bueno, pues soy una pecadora.
- ¡No hables así! ¡Dios te castigará!
- ¿Más?
- Irás al infierno.
- No seas ingenua, Margit. Ya estamos en el infierno".

¿Qué se puede comentar de algo así? 
Debería agradecer estar viva y poder quejarme de lo que me quejo cada día.

martes, 10 de abril de 2018

No puedo dormir

- No puedo dormir.
- ¿Quieres que me vaya a tu cama?
- Sí.

A veces mi hijo pequeño viene a mi habitación por la noche porque se ha despertado y ya no se puede dormir.
No supone ningún problema y la solución es fácil: me voy con él a su cama. Nos acurrucamos y nos dormimos juntos.

Sea por lo que sea por lo que se despierta, él está tranquilo porque sabe que la solución y el remedio lo tiene dos habitaciones más allá. Y me gusta que no conozca la sensación de miedo en medio de la noche, de resignación porque nadie acudirá si lo llamas. Me alivia saber que en cuanto abre los ojos por la noche y sabe que no va a poder conciliar el sueño lo único que tiene que hacer es venir a mi cama y despertarme, que sepa de antemano cual será mi respuesta.
No quiero que conozca la sensación de abandono y desamparo que provoca no poder acudir a quien se supone que está para protegerte.
Cuando me echo con él en su cama me deja un huequito pequeño porque lo que quiere es estar en contacto conmigo. Tampoco me puede dejar mucho más espacio porque la cama es pequeña, cosa que nos gusta porque así podemos estar más pegados todavía. 

De todas formas, cada vez me llama menos en medio de la noche. Bien porque se hace mayor y se despierta menos, o porque ya le ocupo mucho espacio en su cama. De lo que no tengo duda es de que tiene la tranquilidad y seguridad de que si me necesita, iré.

jueves, 5 de abril de 2018

Madrugar como terapia

La terapia no es madrugar en sí, sino lo que hago cuando madrugo, antes de que se levante el resto, antes de tener que estar disponible para los demás.
Además, siempre se me ha dado mejor madrugar que trasnochar.
Tengo amigas las cuales su terapia es lo que hacen por la noche, cuando los niños están en la cama. 
Cada una tenemos que buscar lo que mejor nos venga, lo que más se adapte a cada una.

Siempre he necesitado mi tiempo y mi espacio, pero desde que tengo hijos además de necesitarlo ha llegado a ser necesario. Y el momento que mejor me viene, el que más me apetece y en el que más productiva soy, es el de a primera hora del día.
Antes me levantaba a las 6 de la mañana y hacía cosas en el ordenador, ejercicio en casa o me iba a andar. Desde hace año y medio voy a la piscina municipal, donde además de nadar también puedo hacer ejercicio en una sala de máquinas. Y me gusta.
Me gusta ver gente diferente a la de mi día a día. Personas con las que ya no coincido en ningún otro sitio. Personas que están en alguna otra actividad de mi rutina y a las que nunca había "visto". Me gusta el grupo de amigas que he hecho allí, y el grupo de Whatssap que tenían y en el que me preguntaron si quería estar. 
Pero sobre todo me gusta la sensación de cuidado y bienestar que me dedico a mí misma. A parte de lo beneficioso que sea el ejercicio físico, lo importante que es despejar la mente.
Noto la diferencia los días que voy a la piscina y los que no. Cuando voy llego a casa ya con las pilas puestas, levanto a los niños y todo es a ritmo ligero, con ganas y energía. Los días que no voy igual madrugo y hago mis cosas en casa, pero todo parece que va a un ritmo más lento. Que las cosas me cuestan un poquito más.