A continuación copio un fragmento de la nota de la autora:
«El documental de Morris & Morris (2014) Attacking the devil (Atacando al diablo) trata de la enorme campaña llevada a cabo por el periodista Harold Evans en la prensa británica sobre un caso muy similar al que se narra en esta novela. En el reportaje se dice que fue la mayor catástrofe sucedida en tiempos de paz. En él se recoge, entre otras muchas, la historia de Corinne, una niña belga, de Lieja, nacida con severas malformaciones en 1962, a la que sus padres dieron un biberón con leche envenenada. Un jurado popular los absolvió.
A algunos de estos niños los mataron nada más nacer, y muchos otros murieron durante su infancia. Entre quienes llegaron a adultos hubo muchos casos de suicidio. Los que eligieron vivir a pesar de todo cuentan que de pequeños, cuando se iban a dormir, su último pensamiento siempre era el mismo: deseaban con todas sus fuerzas que cuando se despertaran les hubiera crecido la pierna, manos, los dedos o los brazos que les faltaban. La certeza de que nunca sería así los hizo madurar de golpe. Esto los descorazonó, pero de la manera que tuvo cada uno de asumirlo dependió el resto de sus vidas».
Me es más difícil hablar de un libro que no me ha gustado que de uno que sí lo ha hecho.
Pienso en el trabajo que le habrá costado a la escritora en este caso, el tiempo que habrá dedicado, la documentación conseguida durante tango tiempo y creo que no soy quien para dar una mala opinión.
Aunque esta es una historia ficticia está basada en hechos reales, hechos que me parece pierden fuerza de la forma que están contados. En esta novela hay personajes que sobran, pero también otros que han sido una parte importante de la historia y desaparecen dando la sensación de que nunca han existido. En algunos momentos también he sentido que utilizaba frases demasiado evidentes o poco originales.
Ha despertado más mi interés la nota de la autora en las últimas páginas que el resto de la novela.
Si tenéis curiosidad podéis clicar en Avite (Asociación de Víctimas de la Talidomida de España) y Frances Oldham Kelsey.
A algunos de estos niños los mataron nada más nacer, y muchos otros murieron durante su infancia. Entre quienes llegaron a adultos hubo muchos casos de suicidio. Los que eligieron vivir a pesar de todo cuentan que de pequeños, cuando se iban a dormir, su último pensamiento siempre era el mismo: deseaban con todas sus fuerzas que cuando se despertaran les hubiera crecido la pierna, manos, los dedos o los brazos que les faltaban. La certeza de que nunca sería así los hizo madurar de golpe. Esto los descorazonó, pero de la manera que tuvo cada uno de asumirlo dependió el resto de sus vidas».
Me es más difícil hablar de un libro que no me ha gustado que de uno que sí lo ha hecho.
Pienso en el trabajo que le habrá costado a la escritora en este caso, el tiempo que habrá dedicado, la documentación conseguida durante tango tiempo y creo que no soy quien para dar una mala opinión.
Aunque esta es una historia ficticia está basada en hechos reales, hechos que me parece pierden fuerza de la forma que están contados. En esta novela hay personajes que sobran, pero también otros que han sido una parte importante de la historia y desaparecen dando la sensación de que nunca han existido. En algunos momentos también he sentido que utilizaba frases demasiado evidentes o poco originales.
Ha despertado más mi interés la nota de la autora en las últimas páginas que el resto de la novela.
Si tenéis curiosidad podéis clicar en Avite (Asociación de Víctimas de la Talidomida de España) y Frances Oldham Kelsey.