jueves, 28 de diciembre de 2023

Logros

 
Ilustración de Hayk Shalunts Art. Instagram
 
Todos tenemos logros que celebrar, otra cosa es que queramos hacerlo o no.
Yo últimamente tengo tantos que podría ir de fiesta en fiesta. Y aunque no son logros enormes en realidad sí lo son. Para mí. Son pequeñas cosas cuando consigues hacerlas pero grandes obstáculos cuando no puedes enfrentarte a ellos.

lunes, 25 de diciembre de 2023

Solo me necesito a mí


Ilustración de Carmen Suya (@carmensuya). Instagram

Antes te necesitaba para vivir.
Ahora solo me necesito a mí.

Mi Otra Yo


jueves, 21 de diciembre de 2023

Solo son piedras

 
Imagen de Internet
 
 
A veces vamos a almorzar a una brasería que tiene una colección grande ―y creo que importante― de fósiles y minerales.
A mí no me interesan y nunca me acerco a las vitrinas donde están expuestos a observarlos pero mientras veo a los demás hacerlo no puedo evitar pensar, «si son solo piedras». Al momento me viene a la mente la imagen de mí en una librería y mi marido esperándome fuera.  

Y es que la situación es la misma.


lunes, 18 de diciembre de 2023

Lo que necesitas

 
Ilustración de Alev Neto (@alev.neto). Instagram
 
No te puedo dar lo que quieres
 pero sí lo que necesitas.

Mi Otra Yo


jueves, 14 de diciembre de 2023

Constancia

 
Imagen de Internet
 
 
No quiero este culo. Quiero la constancia para conseguirlo.
 
 

lunes, 11 de diciembre de 2023

La Buena Suerte


Imagen de Internet
 
«Y recuerda que el cuento de la Buena Suerte nunca llega a tus manos por casualidad».
 
La casualidad por la que ha llegado a las mías es que era una lectura de instituto de mi hijo mayor.
El título La Buena Suerte. Claves para la prosperidad  llamó mi atención y la sinopsis terminó de convencerme.

No os voy a contar el cuento, ni siquiera sé si existía antes o no, pero sí os recomiendo que leáis el libro. Vale la pena. Además, por si hay por aquí algún perezoso, ya os digo que es un libro muy corto con muy poco texto en bastantes páginas.
 
En él he encontrado la mejor explicación de lo que significa tener buena suerte que he leído nunca. O al menos es la que más se parece a lo que yo siempre he pensado que era. Es algo tan sencillo como que la suerte llega, pero la buena suerte hay que trabajarla.

Os dejo a continuación las diez reglas de la Buena Suerte para que lo entendáis mejor.
  • La suerte no dura mucho tiempo, porque no depende de ti. La Buena Suerte dura siempre, porque la construyes tú mismo.
  • Son muchos los que quieren tener Buena Suerte, pero pocos los que deciden ir a buscarla.
  • Si ahora no tienes buena suerte, puede ser porque las circunstancias son las de siempre. Para que la buena suerte llegue, conviene crear nuevas circunstancias.
  • Preparar las circunstancias para la Buena Suerte significa no buscar únicamente el beneficio propio. Crear las circunstancias para que los otros también ganen atrae la Buena Suerte.
  • Si dejas "para mañana" la preparación de las circunstancias, puede que la Buena Suerte no llegue nunca. Crear las circunstancias exige dar un primer paso. ¡Hazlo hoy!
  • A veces la Buena Suerte no llega, incluso en las circunstancias aparentemente necesarias. Busca en los pequeños detalles circunstancias aparentemente innecesarias... pero en realidad imprescindibles.
  • Aquellos que solo creen en el azar piensan que crear circunstancias es absurdo. Aquellos que se dedican a crear circunstancias no se preocupan nada por el azar.
  • Nadie puede vender la suerte. La Buena Suerte no se vende. Desconfía de quien te quiera vender la suerte.
  • Cuando hayas creado todas las circunstancias sé paciente, no abandones. Para que la Buena Suerte llegue tienes que confiar.
  • Crear Buena Suerte es preparar las circunstancias para la oportunidad. Pero la oportunidad no es una cuestión de suerte ni de azar: siempre está.
 
Soy consciente de que la suerte a veces te da la espalda, el culo y hasta patadas. ¿Pero y si lo que hay que hacer es insistir hasta que creemos nuestra Buena Suerte?
Igual me he pasado y estoy pecando de optimista, todo puede ser.
 
Yo, de momento, os deseo suerte y el ánimo suficiente para convertirla en Buena Suerte.


jueves, 7 de diciembre de 2023

La solución a los problemas

 
Ilustración de Insaam (@insaam_illust). Instagram
 
 
 Qué mal repartido está el mundo:
tú tienes la solución a mis problemas
y yo a los tuyos.

Mi Otra Yo


lunes, 4 de diciembre de 2023

La verdad sobre el caso Harry Quebert


Imagen de Internet

Lo único que recordaba sobre el argumento de la novela La verdad sobre el caso Harry Quebert es que en el jardín del protagonista encuentran enterrado el cuerpo de su enamorada desaparecida. Y ya es mucho teniendo en cuenta que la leí hace nueve años. Lo que no había olvidado en todo este tiempo es que me gustó mucho, por eso la he seguido recomendando cuando me han preguntado por ella. 
Un día, dando vueltas por una plataforma de esas en las que puedes ver mil canales, encontré la serie. 
Normalmente no me gusta ver series o películas de novelas si las tengo muy recientes; más de una vez me he llevado un chasco porque no estaban bien adaptadas o porque los personajes no se parecían en nada a lo que yo había imaginado. En este caso había pasado tanto tiempo que no me iba a encontrar con ese problema. Me ha gustado la serie, pero no la recomendaría igual que recomiendo la novela (incluso sin recordarla).
La trama está bien y entretiene pero hay algún punto que para mi gusto flojea. Además, entiendo que no tiene que ser fácil maquillar a alguien para que parezca veinte años más viejo, pero yo diría que en este caso no han conseguido las mejores caracterizaciones del mundo.
La verdad sobre el caso Harry Quebert es una novela que merece la pena leer por la trama y lo bien escrita que está. La serie está bien, sin más.


jueves, 30 de noviembre de 2023

El que venga detrás


Ilustración de MrN0Mbre (@mrn0mbre). Instagram

Se acerca el final de nuestra jornada y en lo único que podemos pensar es en el momento en el que todo lo que tenemos entre manos pasa a ser responsabilidad de otro, del que viene detrás.
El cansancio que conseguía ralentizarnos ha sido sustituido por la falsa ilusión de que los problemas desaparecen solo porque se los pasamos a otra persona.
Son tantas las ganas de estar en otro lugar que no somos capaces de ver que mañana volveremos y que nosotros también somos «el que viene detrás».
Maldeciremos cualquiera que sea la situación que nos encontremos antes de reconocer que nosotros hacemos lo mismo.
Y como siempre, en vez de dar ejemplo con un «no haré a los demás lo que no me gusta que me hagan a mí», cerraremos un círculo infinito con un «que se las arregle el que venga detrás».


lunes, 27 de noviembre de 2023

La piel fría


Imagen de Internet

Cuando el protagonista de esta historia acepta el puesto de oficial atmosférico en una isla remota durante un año no es por el sueldo. El resto no lo sabe, pero en realidad está huyendo y lo que busca es un lugar donde sentirse seguro. La primera noche descubrirá que se ha equivocado.

Esta novela no ha sido elección propia, era la que nos tocaba en el club de lectura para el mes de octubre. Como me ha pasado en otras ocasiones, he descubierto un gran libro que no hubiera leído sino haber sido por obligación.
He necesitado pocas páginas para engancharme a la historia. Algunas más para decidir que sería una lectura rara y darme cuenta que me recordaba mucho a El año de Gracia.

El título La piel fría me era familiar, quizás por la película basada en la novela, aunque no la he visto. Os dejo a continuación el enlace a la página por si tenéis curiosidad y os apetece verla.

Cuanto más breves son las descripciones más me gustan. Admiro ―y envidio― la capacidad de evocar una imagen tan clara y concreta con pocas palabras.

 «La luna llena manchaba de purpurina la superficie del mar».

«Temblaba como una hoja de laurel hirviendo en una olla». 

«Los rayos llenaban el horizonte en forma de raíces gigantes». 

«La luz solar que entraba por la grieta le retrataba los ojos como una máscara de carnaval».


Como curiosidad, si yo no lo he pasado por alto, no se menciona en ningún momento el nombre del protagonista que nos narra la historia. Sin embargo el que se repite una y otra vez es el del farero, Batís Caffó. Si os resulta familiar el nombre puede ser por las embarcaciones que se utilizan para inspeccionar las profundidades del mar, que se llaman batiscafo.
 
Hacía tiempo que la tensión de una historia no me atrapaba hasta incomodarme. La primera noche en la isla del oficial atmosférico pasé miedo, igual que él, porque estaba convencida de que no llegaría al día siguiente.

Me cuesta leer fantasía pero si la historia consigue atraparme al final la agradezco. Salir de lo lógico y racional puede suponer un respiro. Reconozco que al principio lo de las criaturas marinas con forma humana me ha hecho dudar en un par de ocasiones de seguir leyendo o no, pero estaba todo tan bien integrado que no he tardado en sentirlo como lo más normal del mundo. Y eso que en alguna ocasión he sentido que no entendía lo que leía, por contradictorio que parezca.
Esta es una de esas lecturas que incluso sabiendo que a la mayoría puede no gustar la recomendaría; si pudiéramos clasificarla en una categoría sería en la de «vale la pena darle una oportunidad».
 
Necesito dejar constancia de lo que más me ha sorprendido de la novela y para eso es necesario hacer spoiler. Estáis avisados.

Seguramente alguien lo haya visto venir, pero yo soy bastante lenta en esto de adivinar tramas y giros en las historias. Tampoco es nada del otro mundo ni un recurso novedoso y aun así me ha sorprendido que la novela termine como ha empezado. Descubrir que el farero era en realidad el oficial atmosférico anterior ha sido como entender de golpe a ese personaje y de paso comprender que todo se va a repetir.
Durante la historia es como si Batís Caffó tuviera momentos de lucidez, los menos, quizás en alguno de ellos se viera reflejado en el nuevo habitante de la isla y recordara cuando él estuvo en su situación. He terminado el libro dudando de quién es el verdadero protagonista de la novela.
Pese a que la historia se desarrolla en un ambiente hostil también hay momentos para la ternura, introducida de una forma tan sutil que casi me pasa desapercibida.  Entre ellos el final del libro, donde dedica el último pensamiento a triángulo, el niño citauca.
 
 

jueves, 23 de noviembre de 2023

Piedras en el camino


Imagen de Internet
 
Siento que cada piedra que lanzo hacia delante apartándola de mi camino pesa un poco más cuando la tengo que volver a levantar. Hay momentos en los que me maldigo por este sabotaje que me hago y del que ya ni me escondo. Algunos días me felicito por seguir, aunque cansada, levantando las mismas piedras una y otra vez. Ellas son duras pero yo cabezota.
Celebro conmigo misma cada una de esas piedras que levanto y si en vez de lanzarlas hacia delante las dejo a un lado del camino, perdiéndolas de vista, además doy un saltito con el puño en alto. 
Cuando me hablo, me cuido y me doy ánimos, siento que me hago fuerte para poder seguir enfrentándome a la piedras que me quedan y a las nuevas que puedan aparecer.  
 
 

lunes, 20 de noviembre de 2023

Inés Del Revés

Inés es una de esas personas que no recuerdo cómo descubrí pero que me alegro mucho de haberlo hecho. Seguramente YouTube me mostró algún vídeo suyo como sugerencia.
Por mi edad, que no por la suya, la veo como una niña. Me inspira ternura y a la vez admiración. Siento que es una chica tan normal y natural que en estos tiempos de filtros y redes sociales eso me parece extraordinario.
En agosto y como celebración por los 400 suscriptores de su canal propuso hacer un videopoema colaborativo juntando los versos que le enviáramos.
El resultado ha sido muy bonito y original. A continuación os dejo el vídeo y mis versos, que aparecen al final.
 
Verano imperfecto. Inés Del Revés
 
 
«Cuando aprendamos que el verano perfecto
siempre será el anterior,
disfrutaremos del verano imperfecto
que vivimos cada año.
 
Corremos hacia experiencias
que no cumplen nuestras expectativas
y es la distancia con ese velo extraño
la que nos hace apreciar el tiempo pasado». 

 

jueves, 16 de noviembre de 2023

Quererme a mí primero

Ilustración de @endmion1. Instagram

No siempre que me han pedido ayuda la he dado. Cuando he actuado así ha sido porque por las circunstancias y la persona creí que incluso le estaba haciendo un favor obligándola a enfrentarse a ese problema. Con el paso del tiempo y después de encontarme en situaciones parecidas he llegado a la conclusión de que yo no estaba preparada y es probable que no hubiera sabido qué hacer.
Las ocasiones en las que negué mi ayuda fue después de pensármelo mucho y tener en cuenta que esa persona había acudido a mí incluso antes de intentarlo ella. Y lo más importante, no era la primera vez que lo hacía.
Si por una parte negarme me pareció egoísta por otra supuso la solución a una actitud que con los años había dado por normal pero que me generaba presión y angustia.

He empezado esta entrada con el sentimiento de culpa rondándome y la intención de explicar que a veces no somos como los demás creen, que no los podemos ayudar solo porque así lo quieran. Ni nosotros somos tanto ni ellos tan poco. Pasar el marrón a otro a las primeras de cambio, sin haber intentado solucionarlo por ti mismo, se puede interpretar de muchas maneras: demostración ciega de confianza, dependencia extrema, comodidad o abuso. Entre otras.
Incluso con el alivio que me ha proporcionado escribir estas líneas la culpa sigue aquí. Supongo que es lo que tiene no hacer lo que nos piden las personas a las que queremos. Si con el tiempo este sentimiento incómodo no desaparece tendré que acostumbrarme a él porque no voy a renunciar a la paz que experimento cada vez que consigo quererme a mí primero.

lunes, 13 de noviembre de 2023

Quién me lo iba a decir




Cada vez que alguno de vosotros avisáis de que os vais a ausentar un tiempo o incluso de que dejáis este espacio no lo entiendo, pero lo agradezco. Y os odio, un poquito.
No lo entiendo porque siento que estáis dando unas explicaciones que no son necesarias, que podríais dejar de escribir sin más. Ya tendréis bastante con dejarlo como para además rendir cuentas.
Lo agradezco porque me he acostumbrado a vosotros, formáis parte de mi vida y llevo muy mal que me quiten algo que me gusta. Que me priven del placer de pasar, cuando me apetezca, un rato con vosotros.
Os odio, un poquito, porque me siento abandonada. Si tenéis el detalle de informar de vuestra desaparición me enfado, pero os comprendo. Cuando no avisáis me pilláis por sorpresa, os  voy echando en falta y después de menos.
Siempre he pensado que a mí no me pasaría, lo confieso. Que si desapareciera de aquí sería porque yo quisiera, no porque las circunstancias me obligaran a elegir desaparecer. Tengo la impresión de que sueno un poco dramática y eso que no es la primera vez. Pero sí es la primera que lo hago teniendo tantas amistades.
Me sorprendió que algunos preguntarais por mí, pero vuestra preocupación me templó el corazón y descubrí que me hacía falta. A nadie le hace daño una muestra de afecto espontánea, resultado de años de intercambio de confidencias y de encuentros que no piden nada a cambio.
¿Por qué me sorprendió? Porque siempre he sido así; siempre he pensado que es fácil olvidarme. ¿Por qué? Me esfuerzo en pasar desapercibida y no destacar. Y aunque hace ya un tiempo que no me importa que se me oiga, que se sepa que estoy aquí, no había previsto que esto es lo que podría pasar, que hubiera gente que me viera. Y pese a que es muy lógico pensar que si a mí me entristece dejar de leeros os puede pasar lo mismo conmigo, nunca contemplé esa posibilidad.

Me era más fácil entender que alguien abandonara el blog porque no le apeteciera escribir que porque no tuviera tiempo. Mientras lo escribo me digo a mí misma lo estúpida que soy, como si a lo largo de mi vida no hubiera tenido que dejar de hacer cosas que me gustan por falta de tiempo.
Ahora entiendo el porqué de quien ha tenido el detalle de dedicar al resto un «nos vemos pronto» o un «hasta siempre, ha sido un placer». También comprendo a quien decide no despedirse.

Creo recordar que me costó bastante elegir el nombre del blog, pero no podría haber sido más acertado. En trece años he cambiado mucho, pero mi capacidad de asombro sigue intacta en mí. No pasa día en el que no pueda decir «quién me lo iba a decir».
Me ha sorprendido haber desaprovechado el tiempo y no cumplir con los objetivos que me había marcado. No voy de sobrada, realmente creí que podría hacerlo.
Lo que no me ha sorprendido es echaros de menos, sentir que me pierdo parte de vuestra vida. Tampoco el alivio que he sentido al no poder pasar por aquí. Quizás es contradictorio, pero algo me dice que más de uno lo entiende.

Si yo fuera uno de vosotros sé lo que me diría, los consejos y ánimos que me dedicaría. Insistiría en la recomendación de no sentirme mal por no llegar a todo. Me recordaría que soy humana y que de vez en cuando se necesita parar, bajar el ritmo o lo que sea que el cuerpo pida.

Podemos desaparecer y al final todo el mundo se acostumbraría a nuestra ausencia, es triste pero cierto (quizás triste no, pero cierto seguro). Sí que de vez en cuando vendríamos a la mente de alguien, pero ¿cómo era aquello de que «no morimos mientras sigamos en el recuerdo de los demás?». Pues eso, aun así hay que tener en cuenta que en algún momento no quedará nadie que nos recuerde, por lo que será como si desapareciéramos tantas veces como personas nos hayan conocido, como si en realidad no hubiéramos existido nunca.

Recuerdo alguno de los blogs que en su día leía y dejaron de publicar. Sé que hay más, pero el tiempo ha conseguido que los olvide. De algunos llegué a conocer los motivos por los cuales se lo dejaban y de otros nunca supe si fue por algo importante o simplemente porque se cansaron.
Rectifico: también es importante dejar algo porque te cansas de ello, sobre todo si seguir haciéndolo es una obligación que te hace sentir mal.
Me agobia saber que volverá a pasar, que algunos de los que hacéis que todo esto sea más llevadero dejaréis este espacio, pero lo acepto aunque no lo lleve bien. Y hay épocas, como esta, en las que os entiendo mejor que nunca.
 
Las palabras, que tanto daño pueden hacer, siempre han conseguido darme lo que nada más puede hacerlo. Ya sean las que yo escribo o las que leo en vuestros textos y me dicen tanto de vosotros; de vuestras penas y alegrías, preocupaciones o logros, gustos y disgustos. Las de los libros que devoro y tienen el poder de llenarme, incluso las de los que no termino porque no son lo que necesito. Las que dejo, poblando libretas y hojas de papel que nunca faltan por casa, a la espera de encontrar otras con las que poder decir lo que quiero contar.
Nunca dejará de hacerme falta la palabra, aunque lo que me falte sea el tiempo para compartirla.

Quizás algún día esta se convierta en una casa fantasma llena de confidencias olvidadas y conversaciones trasnochadas. O simplemente desaparezca y no deje rastro de su existencia. De momento, mientras siga habitada, sois bienvenidos.



lunes, 11 de septiembre de 2023

Tenerlo todo

 
Ilustración de @naytonmai. Instagram
 
 —No se puede tener todo —le explica cariñosa.
 —Claro que sí. 
Eso es lo que le gusta y preocupa de él. Es un soñador que no pocas veces se ha estrellado contra el suelo y aunque en cada ocasión ha conseguido levantarse, ella ha sido testigo del esfuerzo que le supone.
 —¿En serio? ¿Conoces a alguien que lo tenga? —lo provoca.
 —Sí, y está entre tus piernas. —Ríe divertido.
Están tan pegados que puede sentir como si fuera suya la vibración que produce la risa de él.
 —Ah ¿sí? Pues que yo sepa no lo tienes todo. 
 —Te tengo a ti —sentencia con la voz amortiguada por los pechos de ella—. No necesito más.
 
Esas palabras, notarlo en el canalillo aspirando su olor y sentir el roce de la barba en esa parte tan sensible de su cuerpo le hacen darse cuenta de que él tiene razón y que ella también lo tiene todo.
 
 Mi Otra Yo


jueves, 7 de septiembre de 2023

Mis temores


Ilustración de @mrnOmbre. Instagram
 
 
Admiro a quien se atreve, lo intenta y no se da por vencido.
Me siento identificada con quien duda, tiene miedo y si falla no lo vuelve a intentar. 
Quiero convertirme en alguien que le planta cara a sus temores y con ellos sigue adelante. 
 
Mi Otra Yo  


lunes, 4 de septiembre de 2023

No es el qué, es el cómo


Ilustración de @hessah._.art. Instagram

Quisiera poder afirmar que me gusta el café, leer el periódico o que la música me ayuda a concentrarme.
El café me gusta en pequeñas dosis y mezclado con algo más. Con leche, por ejemplo, pero ya no lo bebo así porque me sienta mal. De vez en cuando hago un exceso y me tomo un bombón (por aquí es café con leche condensada), pero sin abusar, que no quiero que mi cuerpo termine rechazándolo también. 
Recuerdo la vez que se me quedaron las yemas de los dedos pulgar e índice negras de pasar las hojas de un periódico. Fue en la época en la que intenté que me gustara leerlos. Vete a saber por qué pero la imagen de alguien leyendo un periódico siempre me ha fascinado y terminé asumiendo que quien los lee es (más) inteligente. Sigo sin saber de dónde saqué esa creencia, pero hace tiempo que descubrí que no era cierta.
¿Conocéis el meme ese de que la música clásica ayuda a concentrarse? A mí me pasa algo parecido al del vídeo.
 
Natcher - YouTube
 
Tan importante es encontrar lo que nos ayuda a concentrarnos como identificar lo que nos distrae. Lo primero no lo he conseguido y en lo segundo entran tantas cosas que empiezo a tener miedo de no averiguar nunca la manera de ser más productiva.
 
YouTube está lleno de todo tipo de playlist: para estudiar, trabajar, hacer ejercicio, subir el estado de ánimo, tener sexo,... Para todo lo que quieras.
Buscando música que me acompañara mientras escribo y hago mis cosas sin que me distrajera encontré la cuenta de Luv, emily, llena de listas de reproducción de más de 50 minutos que consiguen hacer que una hora se me pase en un suspiro.
Me gusta el género de música que elige para las listas y aunque me sigo distrayendo —aunque menos que con otras, todo hay que decirlo— también me siento acompañada, además de estar descubriendo muchos cantantes que no había escuchado nunca.
Sarah Kang, Faime, Munn y Anthony Lazaro son los que más han llamado mi atención, pero no descarto que conforme vaya investigando el resto de playlist surja alguno más.
Quienes me conocéis un poco ya sabéis lo importante que son para mí las letras de las canciones, la mayoría de las veces. En esta ocasión, con esta música de la que os hablo, lo que me hace sentir bien no es lo que dice, sino el cómo. De momento ni siquiera necesito entender las letras para sentirme bien cuando escucho las canciones.
Esta música me inspira invierno y frío en la calle mientras paseo bajo la luz amarilla de las farolas pero también una manta y una bebida humeante en el calor del hogar. 
Sigo el ritmo cabeceando lentamente, a veces balanceo las caderas o doy toques distraídos con la punta del pie. Todo depende de lo que esté haciendo. Pero lo que me pide, sobre todo, es mecerme. Y ni siquiera necesito unos brazos para ello. Cierro los ojos y mi cuerpo siente el vaivén que me inspira el momento. Y, simple y mágicamente, me siento bien.
 
 

jueves, 31 de agosto de 2023

Lo siento, pero no me arrepiento


Ilustración de @guweiz. Instagram

No le gusta hacer llorar a nadie, pero no siempre puede evitarlo. En ocasiones ni siquiera se arrepiente.
Ser sincera no significa decir en voz alta lo que piensas, sobre todo si no te preguntan o sabes que vas a provocar un dolor innecesario. Pero a veces la otra persona pregunta y la realidad es la que es.
Su opinión no es relevante en ciertas situaciones, lo sabe y se la guarda. Precisamente por eso no puede sentirse culpable cuando dice lo que piensa si le han pedido que lo haga.

Mi Otra Yo

lunes, 28 de agosto de 2023

Amor tras los 40

 
Imagen de Internet

Amor tras los cuarenta es una novela feelgood. Si tuviera que definir este concepto sin buscar su significado diría lo evidente, que es una novela que te hace sentir bien. Pero ¿a todos nos hace sentir bien lo mismo?
En todo caso, este género tiene unas características concretas que ayudan a poder identificarlo. Su autora las explica muy bien aquí.

Volvamos a lo que nos hace sentir bien a cada uno. Yo soy feliz en una librería o en una biblioteca. Solo pensar en ello ya me cambia el estado de ánimo. Mi marido, por ejemplo, es todo lo contrario. Estar en alguno de esos sitios le produce tal incomodidad que cualquiera que lo vea puede notar que se siente fuera de lugar, aunque lo único que haga sea pasearse como si le interesara lo que ve.
Puedo decir que no me he sentido mal leyendo esta novela, pero no puedo decir que me haya sentido bien. Y tengo muy claro que es por lo que necesito ahora mismo, no porque esté mal escrita o ambientada. No me ha quedado esa sensación de feelgood que se pretendía.
Sigo queriendo finales felices, pero necesito que los protagonistas sufran más antes de conseguirlos. ¿Suena mal? Tampoco quiero ahora drama excesivo, el que te deja tan encogida y traumatizada que al finalizar la novela lo único que puedes hacer es agradecer que tu vida sea tan aburrida como es, pero necesito un punto medio. MI punto medio.
Actualmente me encuentro en un momento lector un poco «especialito». Necesito lecturas que me hagan sentir bien, con drama y final feliz, pero un drama que aunque me permita saber que estoy en un libro y lo que pasa es ficción no me haga estar más centrada en lo imposible de ciertas cosas que en la historia. Y no me refiero a que sea algo fantástico, a que hablen de seres inventados o algo así, sino a que te digan que al protagonista le han pegado una paliza que casi lo mata y en vez de ir al hospital vaya a casa de su enamorada y se de una sesión de morreos y magreo imposible de disfrutar si se supone que te han clavado un tenedor siete veces y no puedes ni abrir los ojos de lo hinchados que los tienes a causa de los golpes. Y no me lo invento, es de uno de los últimos libros que he leído.

Hay libros que he disfrutado muchísimo, que incluso podría decir que han marcada un antes y un después en mi vida y sobre los que no he escrito nada. ¿Por qué lo he hecho en esta ocasión?
Quizás porque que yo necesite más drama ahora mismo no es una falta que pueda ponerle. Está bien escrito, la trama es lógica y los protagonistas están bien desarrollados. Se merece que hablen de él.
 


jueves, 24 de agosto de 2023

En Spam me encontrarás

 
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O no. Vete tú a saber.
 
Cada vez que entro a la cuenta de correo que tengo asociada al blog reviso la carpeta de spam y alguna vez he tenido ahí tantos mensajes como en la carpeta de Prioritarios. Todavía hay una tercera carpeta, Otros, en la que en ocasiones también aparece algún mensaje.
Cuando creo haber entendido el criterio que sigue Outlook para decidir dónde enviar los mensajes hace algo que me descoloca y me lleva a pensar que simplemente hace lo que se le pasa por el forro de los 🞺🞺🞺🞺🞺🞺🞺.
 
En las últimas semanas he notado que, cada vez más a menudo, algunos de los comentarios que dejo en vuestros blogs desaparecen. Supongo que van a la carpeta de Spam, a  Otros o quizás hay por ahí un espacio paralelo en el que se almacenan todos los comentarios que escribo, veo que se publican pero después cuando me llega algún aviso de seguimiento y vuelvo al blog a ver la respuesta a mi comentario resulta este que no aparece. Pero entonces no es Outlook el cabroncete que juega conmigo, es Blogger ¿no?

Se me ocurren dos opciones para que los comentarios desaparezcan; que vayan a Spam y no os deis cuenta o que los borréis (es una opción que no se puede descartar). Pero ¿podría haber otra?
Seguro que sí. «En la vida siempre hay más opciones», dicen. ¿Cómo no las va a haber en Internet, que es infinito? Además, ¿qué sería de la vida sin esas cosas sin explicación que aunque no nos quitan el sueño sí nos toca las narices no conocer la explicación?


lunes, 21 de agosto de 2023

Cuando era divertido

  
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No es necesario haber leído muchas páginas de esta historia para darse cuenta de que el aviso con el que empieza se cumple.
 
«Querido lector, querida lectora, la novela que estás a punto de iniciar es una historia incómoda.
 
Una historia que no es adecuada para todas las edades. Ni siquiera para todos los lectores. 
 
Al leerla puede que te encuentres a esos fantasmas que siempre han estado a tu lado pero no has querido ver. Pero también es posible que ocurra lo contrario: que salgas de aquí con la felicidad de quien sabe valorar lo que tiene».

Esta novela nos habla de la historia de una pareja, en realidad de todas las parejas. De cómo el amor, al igual que a una planta, hay que cuidarlo y regarlo. De que no hay que dar nada por hecho, al contrario, hay que esforzarse cada día como si fuera el primero.

El libro me ha gustado pero no se lo recomendaría a cualquiera. Incluso aunque durante la lectura puedas sentirte afortunado por no estar en la situación de los protagonistas es inevitable pensar que nada nos asegura no estar así en un futuro.  

Este es el segundo libro que leo de Eloy Moreno y diría que es un autor que no se puede leer en cualquier momento. El escenario que nos presente nos podrá impresionar más o menos, pero siempre se necesitará un tiempo de reflexión para asimilar lo que hemos leído.


jueves, 17 de agosto de 2023

Abramos ventanas

No soy de visitar museos ni de admirar cuadros, pero gran parte del tiempo que paso en redes sociales lo utilizo disfrutando de ilustraciones y dibujos o viendo vídeos de técnicas de dibujo y pintura.
Antes de tomar la comunión asistí a clases de pintura pero curiosamente no recuerdo nada que tenga que ver con la capacidad de pintar. No he olvidado el lugar, ni siquiera el nombre de la calle, tampoco el maletín de Candy Candy rosa en el que llevaba el material o los tres números de una colección de láminas para aprender a dibujar que me regalaron mis padres. Ellos tienen en casa un par de cuadros que pinté y hace unos años regalé el caballete, el maletín y la paleta que todavía conservaba.
No me recuerdo pintando a todas horas, pero sí a partir de cierta edad leyendo todo lo que podía y escribiendo cosas que me pasaban por la cabeza y me parecían tan extrañas que nunca se me pasó por la cabeza compartirlas. 
Siempre me ha gustado el material de dibujo y de papelería, así que con los años he ido acumulando ciertas cosas «para cuando tuviera la oportunidad de aprender a dibujar», pero como no sabía cómo utilizarlo ahí lo tengo, guardado.
No fui durante mucho tiempo a las clases de pintura, pero como me gustaba mirar las láminas y creer que algún día les daría un buen uso en cuanto empecé a disponer de una paga seguí comprándome la colección hasta que la terminé.
 
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El día que descubrí que habían sacado una especie de continuación de la primera colección necesité comprármela hasta tenerla completa también.
 
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Hay muchas cosas que quiero hacer para las que no encuentro el momento o para las que no dispongo del dinero, entre ellas volver a ir a clases de dibujo y pintura. Esta vez no me he quedado en el «cuando pueda» y he ido a preguntar por horarios y precios. Un paso que me ayudaría a despejar dos dudas importantes: si me lo puedo permitir y si los horarios son compatibles. Lo primero con lo que me he encontrado no lo tenía previsto, y es que el taller al que me gustaría asistir está completo y tiene lista de espera. ¿Ves? Tanto tiempo creyendo que mis problemas eran otros  y resulta que no, así que asunto resuelto.
Para mi sorpresa no me ha molestado, al contrario, me he quitado un peso de encima al descubrir por qué no puedo ir. Si con el tiempo tienen plaza ya valoraré mi situación en ese momento, antes no me voy a preocupar.

Dicen que si «una puerta se cierra una ventana se abre». Eso es lo que pensé cuando la misma semana vi que el ayuntamiento organizaba unos talleres artísticos gratuitos de iniciación a la grisalla y al pastel. Las condiciones eran perfectas y los horarios llevaderos, así que no me lo pensé e hice oídos sordos a cualquier excusa que se me pudiera ocurrir.
 
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Llamé pensando en apuntarme al taller de iniciación al pastel porque la técnica de la grisalla no la conocía, pero la recepcionista del museo me supo vender el taller y al final me apunté a los dos. ¡Bendita la hora! La grisalla me ha gustado mucho y he descubierto que el pastel se me da de pena 😂
A ver, con diez horas para cada técnica imposible salir de ahí hecha una artista, sobre todo si no lo has hecho nunca antes. Pero me ha servido para decidir que sí o sí quiero asistir a clases cuando pueda, así que es una actividad que ha escalado muchas posiciones en mi lista de prioridades. Además, he descubierto cómo utilizar algunas de esas cosas que tenía guardadas para un futuro, por lo que parece que ese futuro se ha convertido en presente. Total, guardadas en el armario no hacen nada más que ocupar espacio, mejor les doy un uso y me mancho las manos practicando.

Me encuentro en un momento en el que quiero abrir tantas ventanas como experiencias pueda vivir a la vez que cada vez tengo más claro las puertas que quiero cerrar.


lunes, 14 de agosto de 2023

El club de lectura para corazones solitarios

 
Imagen de Internet

Los protagonistas de esta historia tienen algo muy importante en común y es que a ninguno le gusta leer. Casualmente las personas a las que más quieren aman los libros y estar rodeadas de ellos.
Aleisha necesita un trabajo de verano y aunque no es lo que más le apetece, termina trabajando en la biblioteca donde su hermano Aidan se siente tan a gusto.
La única relación de Mukesh con los libros ha sido a través de su fallecida esposa Naina, que siempre que podía tenía uno entre las manos.
Es gracias a uno de esos libros que Mukesh se dirige a la biblioteca donde trabaja Aleisha con la que tiene un primer encuentro nada afortunado y que ella, a su manera, intenta arreglar con la ayuda de una lista de libros oportunamente encontrada entre las páginas de una novela.

Diría que El club de lectura para corazones solitarios es una novela que gustará a todo aquel enamorado de la lectura por una o por varias de estas razones: trata sobre libros, uno de los escenarios principales es una biblioteca, habla sobre el efecto que la lectura tiene en general y algunos libros en particular en las personas, descubres libros nuevos y seguro que te identificas con alguno de los personajes.

La lista de libros que aparece en la novela nos acompaña a lo largo de la lectura porque cada uno de esos títulos es importante en algún momento difícil de la vida de los protagonistas o marca la existencia de varios personajes. 
Que esa lista vaya precedida por la frase «Por si la necesitas» da una pista de la intención con la que se confeccionó.
 
Matar a un ruiseñor
Rebeca
Cometas en el cielo
La vida de Pi
Orgullo y prejuicio
Mujercitas
Beloved
Un buen partido
 
Os dejo también otro título, La mujer del viajero en el tiempo, libro por el cual Mukesh va a la biblioteca y conoce a Aleisha.


Esta vez me es imposible dar mi opinión sin hacer spoiler, así que quien esté interesado en leer la novela pero no quiera saber más que lo imprescindible que no siga leyendo.

Para mí el momento más triste del libro es cuando muere Aidan, no voy a decir cómo. Pero me ha dolido tanto su muerte como que no haya podido encontrar la salida a su situación en los libros. He dicho salida, no solución, porque aunque sé que los libros no solucionan los problemas siempre he creído que son una gran ayuda, un refugio, un descanso, un lugar en el que reponer fuerzas.
Una frase de este libro lo explica muy bien:
«A veces, los libros nos transportan a otro lugar durante un tiempo y luego nos reintegran a nuestra vida con una nueva perspectiva».

Me alegra que la madre de Aidan y Aleisha vea un poco de luz en el pozo en el que vive gracias a los libros que le lee su hija, por eso me enfada precisamente que los libros no hayan sido suficiente para ayudarlo a él. No me ha sorprendido y aun así me irrita, que sea la muerte de su hijo la que consiga hacerla «despertar» y empezar a ejercer de madre con la hija que le queda.

He comentado en otras ocasiones lo lenta que soy para adivinar cosas en las novelas y aunque en este caso intuía quién podría ser la persona que escribió la lista de libros reconozco que me he sorprendido igual cuando lo he descubierto.
 
Hacía tiempo que este libro me iba rondando; lo había visto en librerías, en reseñas —aunque no leí ninguna—, creo que también en algún blog vuestro como lectura conjunta —¿puede ser en el tuyo, Noelia Cano?—, incluso me lo sugería Internet. Así que cuando lo vi en el expositor de la biblioteca no me lo pensé y me lo llevé a casa.
Me ha gustado mucho. Os lo recomiendo.
 

jueves, 10 de agosto de 2023

La vecina loca del bloque

 
Imagen de Internet
 
Todo bloque, edificio, escalera o comunidad de vecinos tiene una vecina loca. O no tan loca pero es lo que le parece al resto. Creo que voy de camino a convertirme en una de ellas.

El motivo por el que voy a las reuniones de comunidad es porque opino que es recomendable, porque obligación no tengo. Que tampoco puede servir de mucho ya que hay ocasiones en las que en las votaciones la opción ganadora no es precisamente la que yo he elegido. No sé cuántos años más necesito para convencerme de que si no quiero convertirme en alguien con instintos asesinos hacia sus vecinos lo mejor es que deje de asistir a dichas reuniones.
A la última asistieron vecinos que solo aparecen cuando quieren solicitar algo. Menos mal, por lo menos pasan por el trámite de tener que pedir permiso. Pero más que solo aparezcan en esas ocasiones lo que me molesta es la actitud de ataque con la que te responden cuando les pides alguna explicación sobre cómo nos afectará a los demás lo que quieren hacer —porque no olvidemos que si piden permiso es porque afectará a las zonas comunes—.
Bueno, pues con todo el sarcasmo del mundo os anuncio que el año que viene volveré a disfrutar de lo que conlleva tener un vecino fallero. Será el cuarto año y el tercero consecutivo.
No sé qué es mejor, si haberme enterado cuatro meses antes y ya predisponerme para lo que está por venir o encontrarme con la sorpresa.
Lo de las Fallas no ha sido lo peor de la reunión de este año; a ver si me sirve de escarmiento para quedarme el año que viene en mi casa.