Tuve que convertirme en madre para descubrir que mis padres también son personas, que tienen otra vida además de la que me dedican a mí como hija. Y no me refiero a una doble vida.
Me pregunto si alguien más ha tenido esa sensación o mi descubrimiento se debe a la relación que hemos tenido en mi familia, a cómo nos ha afectado lo que nos ha rodeado y nuestra manera de vivirlo.
Salvando las distancias, lo sentí como cuando de pequeña te enteras de que el nombre de tus padres no es papá y mamá y a partir de ahí te das cuenta de que los compartes porque tienen otra vida además de la que tú ves.
A la vez que mis hijos crecen y yo me hago mayor más tengo esta sensación de que aunque todas soy yo, soy algo más que su «mamá». Durante unos años ha sido tan absorbente el papel de madre que lo ha acaparado todo y he terminado olvidando que soy persona, mujer, amante y muchas cosas más además de madre.
Reencuentro, alegría o sorpresa son algunas de las sensaciones que me embargan, pero también las de tristeza, preocupación y tiempo perdido.
Mi Otra Yo