miércoles, 16 de diciembre de 2020

Horizonte de luces

Desde que cambiaron la hora cuando salgo por las mañanas a correr todo lo que veo es oscuridad. Antes, justo antes de llegar a casa, me daba tiempo de ver un poco el amanecer, y es una visión que se agradece, incluso cuando amanece nublado.
Pero lo cierto es que no todo es oscuridad, aunque me costó un tiempo darme cuenta.
Miraba siempre al frente, al suelo, a las casas y los hoteles por los que pasaba, porque ¿para qué mirar el mar si está todo oscuro?
Pero no, no está todo oscuro.
Es una imagen simple, sencilla, y por eso sorprendente y bonita. En esa negrura espesa que hay entre la luz del faro verde de mi ciudad y la luz blanca del faro de la ciudad vecina, podría dibujar con un lápiz la línea del horizonte siguiendo las luces blancas de los barcos que están pescando. A diferentes distancias, unas más intensas que otras, las luces dejan seguir una línea recta que marca el límite entre lo que puedo ver y lo que tengo que imaginar.

domingo, 13 de diciembre de 2020

Normal

Creo que desde que nada es normal se utiliza la palabra normalidad más que nunca.
Adaptarse, acostumbrarse o resignarse no es lo mismo ¿o sí que lo es? Cualquiera de estas tres actitudes pueden verse igual desde fuera, pero si nos fijamos bien son muy diferentes entre si. Por supuesto, todo depende de la persona que adopta tal actitud.
Por otro lado uno también puede rebelarse, resistirse o negarse como se supone que tienen que ser las cosas. Esta opción también requiere un esfuerzo y como la anterior, depende de la persona que la ejecuta.

De todas formas, y aunque las cosas han empeorado (hay momentos en los que pienso que no todas lo han hecho), ¿qué era lo normal?  
Nos acostumbramos a una situación, unas circunstancias, y las damos por normales porque es lo vivimos cada día, pero algunas distan mucho de lo que debería de ser normal.

Mi Otra Yo

jueves, 10 de diciembre de 2020

La botella de vino

Hoy mi vecino, en pago a un favor que le hemos hecho, nos ha regalado una botella de vino que tenía en su despacho.
Por curiosidad, y porque sabemos que juega en una liga diferente a la nuestra, hemos buscado su precio en internet.
La botella cuesta 21 euros.
No sé si venderla o bebérmela.
Venderla estaría mal, sería desagradecido, y ese dinero no me saca de pobre. 
Por otro lado, y aunque mi paladar no sepa apreciarlo, no sé si volveré a tener la oportunidad de beber un vino tan bueno. Porque doy por sentado que con lo que cuesta, tiene que serlo.



domingo, 6 de diciembre de 2020

Train to Busan

Ya puedo comparar entre Train to BusanAlive: me quedo con la primera.

Imagen de Internet


¿Puede haber algo más angustiante que ser perseguido por unos zombis? Sí, que te persigan en un tren.
Creo que no hay mucho más que decir, la verdad, porque al final todo se resume en lo mismo: aparece un primer infectado de no se sabe dónde y en unos minutos la película está llena de zombis que corren que se las pelan.

Voy a dejar las películas de zombis aparcadas durante un tiempo, ya he tenido suficiente por ahora. Aun así aumento mi lista de pendientes con Kingdom, una serie surcoreana de la que he leído muy buenas críticas.

Como detalle os dejo un vídeo de otro drama en el que aparece Gong Yoo, protagonista de Train to Busan. Tiene su gracia.




domingo, 29 de noviembre de 2020

Cada día

Cada día, a las 7:15h de la mañana, cruzan las miradas cuando ella pasa corriendo por la terraza del bar en el que él se está tomando un café.

Él se va de casa temprano, mientras el resto duerme; necesita organizar sus ideas y pensamientos y ese es el momento que ha encontrado antes de empezar el día en el trabajo y que todo sea un no parar. Un no poder volver a casa a comer, pasar doce horas fuera y que a la llegada lo asalten a preguntas y reclamos. Él quisiera atender, tener ganas, pero no puede, ni física ni mentalmente, y saber que lo necesitan lo agobia más todavía.

Ella tiene uno de esos trabajos sin horarios ni sueldo, en el que tú te organizas y eres tu jefa, aunque dependes de los horarios de los demás, de su necesidades y cosas que hacer para organizar tu día. Podría estar durmiendo como el resto de la su casa, pero necesita ese cansancio extremo para que el cuerpo se active y la mente se oxigene de cosas suyas, diferentes a las que están por venir.

Se miran y los dos piensan «¿qué necesidad tendrá de estar por ahí a estas horas?», sin darse cuenta de que es la misma.

Mi Otra Yo

domingo, 22 de noviembre de 2020

Estar contigo

Estar contigo a veces es como caminar por una calle mojada. Piso despacio y lo menos que puede pasar es que me salpique, lo peor, que me caiga. Camino en tensión, mirando y midiendo cada paso que doy. Es agotador.
Lo peor de todo es que el «contigo» soy yo.
Hay días en los que cambio de humor sin verlo venir, que paso de la euforia al enfado sin aviso ni motivo para hacerlo. La putada es que el camino contrario nunca es tan rápido, repentino ni indoloro. Me cuesta horrores ver la parte positiva de las cosas y tengo que sacar fuerzas de donde no las tengo para engañarme diciéndome que no es para tanto, que podría ser peor. Como si eso pudiera ser un consuelo. De hecho, no debería de serlo.

Mi Otra Yo





domingo, 15 de noviembre de 2020

Era consciente

Supongo que porque te echo de menos anoche soñé contigo. Era un sueño de esos en los que eres consciente de que estás soñando y lo disfrutas diferente porque te ves desde fuera sabiendo que eso no está pasando, que no pasará.
Fue agradable y tranquilo pasear cogidos de la mano mientras nos dirigíamos a la parada del autobús para despedirte. Ahora sé que eso anunciaba el final del sueño.
Por el camino hacíamos lo de siempre, hablar, además de mirarnos una y otra vez conscientes de que realmente no sabemos cómo somos y de que lo que veíamos en ese momento no era más que producto de nuestra imaginación: nuestra voz, nuestros rostros, incluso la forma de caminar. Lo que más me gustó fue la sensación de familiaridad, de estar con alguien por primera vez y sentir como si lo hubiera estado toda la vida.
Aparece el autobús y es el momento de la despedida. Un suspiro de sorpresa y alivio responde al beso en los labios que me regalas con el abrazo. No lo esperaba, pero tampoco me sorprende. Por eso me río y tú conmigo.


Mi Otra Yo


martes, 3 de noviembre de 2020

Necesito

Necesito toda una vida 
para enfrentarme a mis miedos, 
así que en ello estoy.

Mi Otra Yo

lunes, 26 de octubre de 2020

El hipnotista

Lars Kepler es el pseudónimo bajo el que un matrimonio sueco ha escrito la primera novela de una serie en la que el protagonista es el detective Joona Linna.


Imagen extraída de Internet

Sin ser nada del otro mundo, recomiendo esta novela para pasar un rato entretenido: es interesante y no se hace larga.
Después de muchos años sin practicar el hipnotismo, el doctor Erik Maria Bark rompe su promesa de no volver a utilizar esta terapia. A partir de ahí su vida se complica hasta el punto de tener que volver a buscar en su memoria recuerdos de un pasado que creía enterrado.

He caído en la cuenta de que hasta ahora todos los escritores suecos que he leído me han gustado. Los ambientes que describen y ese punto sangriento que tiene la novela negra sueca me atraen cada vez más.
El primero fue Stieg Larsson con la saga MillenniumRelacionado con él está David Lagercrantz, que añadió un cuarto libro y que para mí estuvo a la altura de los tres primeros.
Tengo que decir que me resistí a leer estos libros porque pensé que serían como muchos otros a los que les dan mucha publicidad y después no son tan buenos como lo cuentan. Pues para mí sí lo fueron.

No recuerdo cómo ni cuándo descubrí a Camilla Läckberg, pero para mí es la mejor de todos los escritores suecos que he leído (que por otra parte  no son muchos). 
A lo largo de la saga Los crímenes de Fjällbacka vamos conociendo al matrimonio formado por Erika y Patrick, que debido a sus profesiones de escritora y policía siempre tienen un caso que resolver entre manos.

A Henning Mankell me animé a leerlo porque me lo recomendó un compañero del club de lectura y la verdad es que me alegro de haberle hecho caso. Es fácil coger cariño al inspector de policía Kurt Wallander, su personaje más conocido.


miércoles, 21 de octubre de 2020

Hoy

 Hoy me he querido a escondidas pensando en ti.

Mi Otra Yo

miércoles, 7 de octubre de 2020

A veces

 A veces, más vale nunca que tarde.

Mi Otra Yo

sábado, 3 de octubre de 2020

«Faena feta fa goig»

Desde que tengo mi vida, mi casa, mi familia y mis obligaciones recuerdo a menudo la frase que nos decía el profesor de lengua cuando estaba en E.G.B (sí, hace siglos, lo sé).

«Faena feta fa goig».

¿Sería él consciente de que con unas cuantas palabras podría permanecer años y años en nuestra memoria? De él recuerdo su nombre, su aspecto y esta frase, nada más.

Estas sentencias siempre se dicen cuando para el que van dirigidas no tienen sentido, como la de «si dejas de estudiar te arrepentirás». Se dicen cuando hay que decirlas, por supuesto, pero es casi cuestión de suerte que decidamos tenerlas en cuenta, darles la importancia necesaria para entender que lo saben por experiencia.
Ahora soy yo la que tiene esa experiencia que dan los años y aunque todavía no he traspasado la sabiduría de esas frases sí que las «he sufrido en mis carnes».
Siento el gozo que da tener el trabajo hecho, el cumplir con lo que te has propuesto o tienes que hacer. Disfruto de la sensación de estar al día y no tener trabajo atrasado.
También cargo con el arrepentimiento de no haber estudiado. De no haber aprovechado la época en la que de lo único que me tenía que preocupar de verdad (eso lo veo así ahora) era de estudiar, memorizar, empollar, clavar codos...


miércoles, 30 de septiembre de 2020

Campeón del mundo


Imagen de Internet
Imagen de Internet


No soy una persona competitiva y no tengo ningún interés especial en ser mejor que nadie. Eso no quiere decir que no me esfuerce por aprender, mejorar y hacer lo mejor que pueda lo que sea que tengo que hacer.
Pero recuerdo claramente que el día que vi a Fernando Alonso proclamarse Campeón Mundial de Fórmula 1 pensé que esa sensación tiene que ser la hostia. ¡Qué digo la hostia! Tiene que ser mil veces mejor que el mejor orgasmo de tu vida.
Que cuando tengas que presentarte o hablar sobre ti puedas incluir que eres el mejor del mundo en algo...

Pero no hace falta ir tan lejos, ni tan alto. Seguro que sin proponértelo, sin ni siquiera darte cuenta, eres la mejor del mundo para alguien que tienes cerca. Y tú sin saberlo 😉

domingo, 27 de septiembre de 2020

Ahora que no se puede

Ahora que no se puede daría los abrazos y los besos que no he dado, por eso, porque no se puede.
Ahora que no se puede necesito más que nunca tocar a alguien, por eso, porque no se puede.

Yo agradezco la distancia social. De hecho pienso que debería de ser obligatoria siempre, que a los que habría que vigilar es a los que invaden el espacio vital de los demás sin preguntar primero, sin asegurarse de que su (con)tacto va a ser bien recibido.
A los únicos que necesito y quiero tocar, besar, acariciar o abrazar es a los que comparten mi espacio vital. A los que cuando nos han obligado a distanciarnos de los demás estaban a mi lado.

¿Tendrá algo que ver mi fobia social con mi gusto por la lectura y la escritura? ¿Será que ya sacio esa necesidad de interactuar con los demás cuando me sumerjo en las historias que leo? Escribir, estar en contacto con las palabras ¿sustituye el contacto con «extraños»?

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Alive


Había leído muy buenas críticas de esta película y aunque después no ha sido para tanto me ha gustado.  
Sólo dura 98 minutos, así que no se hace larga. Eso sí, los momentos de tensión perseguidos por zombis para mí son más que suficientes.
Tengo pendiente ver también Train to Busan, pero sólo con una película puedo confirmar lo que tanto había escuchado: los zombis asiáticos dan más miedo.

Hablando de zombis, para mí hay una película que marcó un antes y un después. Una película con la que de verdad pasé miedo y que logró que durante días mirara a todos lados cada vez que tenía que bajar al garaje que utilizábamos en aquel momento y que estaba lleno de rincones donde se podría esconder cualquier zombi.
28 Días después fue la primera película que vi en la que los zombis corrían más rápido que los que no estaban infectados.




Otra película de zombis que recuerdo y que es para lo que es, para pasar el rato y para poco más, es Zombies party.



Y para terminar con la temática zombi os recomiendo la lectura de la trilogía Condenados, de Glenn Cooper. Quizás no trata sobre zombis como tal, pero es en ellos en quien pensé cuando la leí.
Un accidente en un proyecto científico abre un portal a otra dimensión poblada de todos los que en vida fueron asesinos y que después de su muerte aparecieron allí en las mismas condiciones en las que murieron.


jueves, 17 de septiembre de 2020

Quiero perderme

Quiero perderme sola,
pero esconderme contigo.

Mi Otra Yo

lunes, 14 de septiembre de 2020

Mejor cuanto menos

El «cuanto menos sé de ti más me gustas» se ha convertido en un «cuanto más conozco de ti menos me gustas».

Mi Otra Yo

jueves, 27 de agosto de 2020

El volumen de la ausencia




«La ausencia es un vacío que llena y ocupa espacio».
En esta reflexión Ilona me dejó el comentario de que había un libro que hablaba de eso precisamente, de la ausencia. Dicho libro se titula El volumen de la ausencia y lo escribió Mercedes Salisachs.
Sentí curiosidad por cómo se trataría el tema y busqué el libro en la biblioteca, que para mi sorpresa lo tenía, aunque hacía tanto tiempo que no lo pedía nadie prestado que estaba en archivo, a la espera de pasar definitivamente al olvido.

Quizás fuera predispuesta por cómo había llegado a él, pero he de decir que desde el principio de la lectura se percibe esa ausencia, esa falta de algo que no está pero que ocupa espacios y pensamientos.

Desde el momento en el que le notifican que le quedan cuatro meses de vida y durante cuatro horas y media, Ida nos habla de su vida, sobre todo de los últimos 12 años.
Un matrimonio infeliz, una familia que no se comunica y que descubre poco a poco que en realidad no se conocen, secretos a voces que ella es la única que no oye, un amor pospuesto durante años... Para mí ha sido una historia tremendamente triste pero muy bien escrita. Recomiendo su lectura.


Quiero compartir los fragmentos que más me han gustado.
«El único ser que en aquellos momentos contaba era Rodolfo. Rodolfo y su tristeza. Rodolfo y su secreto. «Te quiero hijo mío. Pase lo que pase te seguiré queriendo». Súbitamente me echó los brazos al cuello y rompió a sollozar. Apreté su cabeza contra mi pecho, para que siguiera llorando, para que supiera que yo estaba allí dispuesta a sufrir con él».

«No deja de ser curioso el empeño humano de asentar ideologías a fuerza de modificar los letreros callejeros».
Este libro fue escrito en 1982 y después de tantos años seguimos igual. En fin...

«Las comprendo ahora, Juan: después de esos doce años vacíos de tu presencia, pero tremendamente llenos de tu ausencia. ¿Sabías tú que también las ausencias pueden tener volumen? La tuya lo tuvo. Fue un volumen lleno de ti, de tus palabras dichas al desgaire, y de las que ni siquiera me habías dicho pero que yo adivinaba; de coloquios interminables entre tu yo lejano y mi propia soledad, siempre presente. Un volumen cada vez más hinchado de ti; de evocaciones que mientras eran aún hechos cotidianos apenas tenían dimensiones sin grosor, pero que a medida que los años transcurrían, iban creciendo y creciendo: miradas, gestos, ademanes, actitudes... »

«Una vez más, mi madre se replegaba en aquellos segundos planos que lograban hacer de ella la persona insignificante más importante del mundo».

«También la ausencia de mi madre y Jacobo fueron adquiriendo volumen: el de los sonidos que no se escuchaban, el de las preguntas sin respuesta, el de los proyectos que jamás podrían realizarse».

«La ausencia es mucho más que un espacio vacío y un tiempo sin horas».



Cuando pido un libro prestado en la biblioteca me gusta mirar la ficha de préstamos porque me da la sensación de que nos cuenta cosas del libro que no están escritas en ningún otro sitio y me gusta imaginar qué otras personas lo han leído, por qué y el impacto que habrá tenido sobre ellas su lectura.




martes, 25 de agosto de 2020

Palabras que alivian


Cuando estoy muy agobiada decirlo en voz alta me ayuda a sentirme mejor.
Aunque la palabra «agobio» es la que más se ajusta a la situación que me angustia, siempre me parece exagerada cuando la escucho fuera de mi cabeza.
Me parece excesiva por lo que significa y me hace pensar si realmente es así como me siento.
Algunas veces no es para tanto y me alivia darme cuenta. Otras veces es para tanto y más, pero decirlo también me alivia.

Mi Otra Yo

domingo, 23 de agosto de 2020

Dolor o ilusión

Prefiero el dolor de la verdad
a la ilusión del engaño.

Mi Otra Yo

viernes, 21 de agosto de 2020

Jugando con piedras





Recuerdo perfectamente lo que hicimos después de que tomaras esta foto.

Te habías quedado dormido boca abajo mientras tomabas el sol y la falta de su calor fue lo que hizo que despertaras. Haciendo la foto te diste cuenta de que yo no estaba en el agua pero antes de que pudieras buscarme me tumbé mojada de mar sobre tu espalda, que todavía conservaba el calor del sol. Resultado: tú me sentiste helada, yo te sentí ardiendo.
No pensé en el efecto secundario que siempre causa mi cuerpo sobre el tuyo y cuando te diste cuenta ya no te podías dar la vuelta sin que fuera evidente que el bañador se te quedaba pequeño por momentos.
Para hacer tiempo y que todo volviera a su tamaño me dediqué a jugar con las piedras: dibujé con ellas un camino que nacía en la parte baja de tu espalda y seguía por la columna vertebral hasta llegar a la bifurcación que me conducía a tus hombros. Esos hombros que tanto me gusta morder.
«Muérdeme», susurraste con la cabeza apoyada en tus brazos y los ojos cerrados.
Ya he perdido la cuenta de las veces que nos hemos leído el pensamiento, que nos hemos anticipado a los anhelos del otro, por eso no me sorprendió que me lo pidieras.


Mi Otra Yo



miércoles, 19 de agosto de 2020

Inconstante

No soy inconstante,
soy intermitente.

Mi Otra Yo

lunes, 17 de agosto de 2020

Desconfiar


Tanto desconfió que al final acertó.Tanto quiso no creer que al final todo lo que hacía iba destinado a que se cumpliera lo que más temía.

Cuando vives con miedo estás a la defensiva y sospechas de todo, por lo que tus (re)acciones son una respuesta a lo que temes, no a lo que de verdad está pasando. Así es como atraes aquello de lo que quieres escapar, haciéndolo presente con tu miedo.

De este modo es como se cumple aquello que temes y de lo que crees que te estás protegiendo, sin saber que tú eres quien lo causa.

«Pero ¿y las veces que he tenido razón?», me podrás decir.
«¿Te compensa?», te pregunto yo.


Mi Otra Yo



sábado, 15 de agosto de 2020

Me acordé de ti

En la misma semana tres personas con las que hacía mucho que no tenía trato me han dicho que se habían acordado de mí.
A dos de ellas las conozco personalmente y durante el curso escolar compartimos mucho tiempo porque tenemos un proyecto en común, pero entre lo del virus y el verano llevamos más de 3 meses sin vernos. La tercera la conocí por Internet hace muchos años; nos une nuestro amor por los libros y una bonita amistad que renovamos con un cruce de mensajes de vez en cuando. Esta vez ha sido ella la que ha contactado primero.
A cada una ha sido un motivo distinto el que les ha hecho acordarse de mí. Lo que me lleva a pensar en la cantidad de gente diferente con la que nos relacionamos durante nuestra vida y que o pasan de largo o dejan huella.
Cuando alguien a quien no tienes en mente te dice que se ha acordado de ti, gusta y sorprende porque hace que te preguntes lo que significas para esa persona que te tiene tan presente. Cuando la persona que te piensa es alguien a quien también tienes en tu pensamiento pues es que como poco, en algún plano de tu vida, camináis juntos.

jueves, 13 de agosto de 2020

Palabras

De palabras te visto y con palabras te desnudo.
No necesito las manos para quitarte la ropa, ni para ponértela. No vayas a pensar que te quiero siempre desnudo, pero reconozco que el único motivo por el que te quiero vestido es para poder desvestirte.
Desvestir... cuanto más despacio pronuncio la palabra más me excita el aire que escapa de mi boca con cada letra ese y más fácil es imaginar que la ropa que se desliza por tu cuerpo hace el mismo sonido. Lo has adivinado, la erre se transforma en un gruñido de ganas cuando la prenda llega al suelo.
Verte sin ropa confirma que no estaban  pensando en ti cuando dijeron por primera vez aquello de «aquí no hay de dónde agarrarse».
No te rías, que eso también me gusta.


Mi Otra Yo

martes, 11 de agosto de 2020

Motoristas con prisa

Creo que las motos llevan de serie las prisas, porque sino yo no lo entiendo.
No entiendo por qué cuando hay un atasco no se pueden quedar quietecitas, en el sitio que les toca, sin hacer zigzags peligrosos que pueden llevarse un retrovisor o un brazo. No entiendo qué necesidad hay de subirse incluso por la acera. 
Y si alguien piensa decirme que todos los motoristas no hacen lo mismo no hace falta que lo diga porque no me lo creo. 
¡Ojo! Que puede ser que todos los motoristas cagaprisas vivan en mi ciudad y en las dos vecinas, que es entre las que me desplazo últimamente. Que puede ser que haya uno, o dos, que en cuanto le toca reducir la velocidad no esté mirando cómo adelantar al coche que lleva delante. Puede, pero todavía no he coincidido con ninguno.
Por eso para mí, a día de hoy, todos los motoristas son iguales y la única diferencia entre el motorista cagaprisas y el motorista un poco menos cagaprisas son las dimensiones de su moto. 

domingo, 9 de agosto de 2020

Toma virtual

Me imagino quedando a tomar algo con las personas a las que sigo en sus blogs. También con aquellas a las que aunque no siga sí me son familiares porque coincidimos en los comentarios de esos espacios.
Algunos serán fáciles de reconocer porque utilizan una foto suya en su perfil de blogger o porque en algún momento han compartido una imagen gracias a la cual hemos podido ponerle rostro. Con el resto intentaremos adivinar, a ver si hay suerte. Y para eso hay que charlar con todos, aunque sea unos minutos.
Siempre habrán corrillos, pero no de exclusión, más bien de afinidad. Aunque iremos saltando de un grupo a otro para ponernos al día.

Porque esto de leernos, comentarnos y dedicarnos tiempo no deja de ser una relación o (de) amistad, como se quiera llamar. Y elijo quedarme con lo bueno, con esas personas por las que me apetece pasar tiempo delante de la pantalla del ordenador. Por esas personas con las que he podido crear un vínculo de cercanía o simpatía, aunque en realidad estemos muy lejos.
Me gusta la sensación de familiaridad y anticipación que siento cuando coincido con según quien. Me alegra recordar con quien me he encontrado en otros blogs aunque no nos comentemos. Me gusta poder adivinar el grado de confianza de algunos por sus comentarios.
Y sobre todo me gusta imaginar.

viernes, 7 de agosto de 2020

Selectiva con las quejas

He descubierto que sin darme cuenta me he hecho selectiva con las quejas de mis hijos. Supongo que es cuestión de supervivencia, que el subconsciente, que a veces es más consciente que yo, ha decidido que no vale la pena enfadarse por todo, ni tomárselo todo como si fuera el fin del mundo.
Ante situaciones en las que antes hubiera respondido con gritos y aspavientos ahora me sorprendo reaccionando con un original sentido del humor que los deja casi más desconcertados a ellos que a mí. 
Por eso he decidido incluir entre las cosas que no tienen explicación la de que mis hijos se peleen casi por cualquier cosa y sólo se pongan de acuerdo para llevarme a mí la contraria. No voy a darle más vueltas a ese misterio.
Mientras no haya humo ni sangre se puede aplicar el sentido del humor casi a todo lo que pueda pasar en casa. Os lo prometo por esa risilla sin sentido que me sale cuando los chiquillos la arman y que cada vez les preocupa más a ellos que a mí.

miércoles, 5 de agosto de 2020

Tengo mis motivos

Sabes cuales son los motivos por los que hago lo que hago, pero los malinterpretas.
Donde yo veo miedo a perderle tú ves temor a su reacción.
Donde  yo veo necesidad de él tú ves dependencia.
Donde yo veo una muestra de amor por mí en la intensidad de sus actos tú ves violencia.
Él es el único que me quiere y me entiende: me lo demuestra cuando me pide perdón después de hacer algo que no me gusta y me suplica que nunca lo abandone. Me quiere tanto que necesita saber dónde, cuándo y con quien voy. 
Nos conocemos tan bien que sobran las palabras: una mirada suya me basta para saber qué tengo que hacer  o decir.
Yo, que antes de conocerlo no levantaba la vista del suelo y no tenía amigos, agradezco que se fijara en mí. No entiendo por qué dices que precisamente por eso me eligió, porque podía dominarme.

Tus consejos son intentos de separarnos disfrazados de buenas palabras y comprensión.
Si supieras lo que es el amor, si de verdad entendieras lo que siento, no me dirías que lo deje, que no es bueno para mí y que estoy desperdiciando mi vida.
¿No te das cuenta de que cuanto más te esfuerzas en alejarme de él yo con más fuerza me aferro?


Mi Otra Yo


Para mí y para todas mis otras yo esto que acabo de escribir no está bien; sentir así no es bueno.
Desde siempre he tendido a querer comprender por qué la gente hace lo que hace, aunque no lo comparta. Y con querer comprender no quiere decir que al final lo consiga, pero sí me gusta conocer los argumentos de los demás.
En esta ocasión lo que me ha llevado a intentar entender a alguien es algo que pasó hace unas semanas.
Una tarde, mientras veía tranquilamente la televisión, oí unos gritos que procedían de la calle. Al principio no presté mucha atención porque los gritos venían de una calle peatonal en la que hay mucho eco y se escucha casi todo, y más ahora en verano con las ventanas abiertas: hermanos discutiendo, música alta, coches y motos, madres llamando a sus hijos... Para cuando quise darme cuenta de que no eran gritos «normales» ya llevaban por lo menos cinco minutos con la discusión.
Entre lo primero que vi y lo que tardé en llamar a la policía no pasó ni un minuto. Y entre que llamé y llegó la patrulla ni diez. A los quince minutos de haber llamado estaba abajo en la calle explicándole al guardia civil lo que había visto y oído porque lo que la niña relataba no se correspondía con lo que yo había dicho y necesitaban que se lo volviera a explicar.
Y no se correspondía porque lo tergiversó de tal manera que era como si allí no hubiera pasado nada, como si hace unos minutos ella no hubiera estado arrinconada contra la pared con un energúmeno gritándole a un centímetro de la cara. Como si no la hubiera cogido de la mandíbula para obligarla a mirarlo mientras le reprochaba algo. Como si no la hubiera agarrado por detrás para llevarla en volandas a un portal.
Así que como ella no confirmó mi versión lo único que podía hacer la guardia civil era dar aviso a sus padres, porque eran menores.
Cuando el agente me dijo eso se me llenaron los ojos de lágrimas y sentí mucha rabia e impotencia, pero también pena. 

Mi rabia y mi pena llevan todo este tiempo discutiendo sobre los argumentos que esta chiquilla me pudiera dar.
Mi rabia está enfadada y no comprende. No entiende cómo la chica no aprovechó la oportunidad para denunciarlo. No concibe que deje que la traten así.
Mi pena está triste y tampoco comprende. Piensa que quizás era la primera vez que la chica se encontraba en esa situación y se vio sobrepasada. Espera que después de asimilar lo que pasó se de cuenta de que no tiene que volver a pasar.
Mi rabia se arrepiente de no haber cogido lo primero que pillara para bajar a la calle y abrirle la cabeza al chico. Y se enrabia más porque sabe que si hubiera hecho eso la más perjudicada hubiera sido yo.
Mi pena se pregunta qué pasó para que llegaran a ese punto: si es que él no entiende que eso no se hace y ella no sabe que nadie puede hacerle eso.
Mi rabia duda que fuera la primera vez que él hacía algo así, pero está segura de que no será la última.
Mi pena quiere creer que fue la primera y la última vez que él hace algo así.

Y aquí sigo, con mi rabia y con mi pena, que en lo único que coinciden es en que para ciertas conductas, no hay motivos que valgan.





lunes, 3 de agosto de 2020

A manos llenas

Se la come a manos llenas.
Se la come por fuera y también por dentro.
Se la come con los ojos, las manos y la boca.
Se la come a manos llenas y nunca se sacia porque de ella nunca tiene suficiente.
Lo que más le gusta es llenarse las manos con la carne de sus pechos y de sus caderas, después de haber paseado por sus muslos y sus brazos. Beberla y lamerla.

Mi Otra Yo




viernes, 31 de julio de 2020

Mirando hacia arriba

No podría decir en qué momento ha pasado, pero ya tengo que mirar hacia arriba cuando hablo con mi hijo mayor. 
Cuando nos abrazamos soy yo la que se acurruca en su pecho, cuando hasta hace poco era lo contrario.
De paseo, ya le es más cómodo pasarme el brazo sobre los hombros que cogerse a mi cintura.
Cuando no llego a lo alto de algún armario acudo a él antes de ir a buscar la escalera.
Si jugamos a las peleas ya no gano yo siempre.
Ha pasado de no tener interés en conversaciones de adultos a querer opinar siempre.
Ya no sirve hablar en «clave» porque pilla al vuelo indirectas, segundas y terceras intenciones.
A veces, mientras miro hacia arriba, me pregunto cuándo fue que me quedé abajo y empezó esta sensación de que además de protegerlo yo también me puede proteger él.

miércoles, 29 de julio de 2020

Sudar de envidia

¿Se puede sudar de envidia?
Supongo que no, pero esta mañana por un momento he creído que sí.

Yo voy (iba, mejor dicho) al gimnasio de la piscina municipal, donde tienes derecho al uso de máquinas, piscina, pista de atletismo y clases varias, todo por el mismo precio y con unos horarios que a mí me van (iban, otra vez) estupendamente.
Como todavía no lo han abierto he cambiado el gimnasio y las pistas de atletismo por los ejercicios en casa, caminatas y salidas en bici con los niños. Pero no es lo mismo.
El caso es que delante de mi casa hay un gimnasio que ya ha abierto y que puedo ver desde cualquiera de mis ventanas. Así que esta mañana, mientras planchaba, me he encontrado mirando a los que estaban en la cinta de correr, sudando como yo, pero ellos por gusto. 
Juro y reconozco que he sentido celos, que hasta que me he dado cuenta de que mi sudor era por el calor de la plancha y no por estar en la cinta, pensaba que sudaba de envidia.
Y no vayáis a pensar que soy una enamorada, adicta o apasionada del ejercicio, ni mucho menos, pero estos meses de cambio de rutina, de no poder madrugar para ir al gimnasio y tener mi ratito de actividad física, me están pasando factura.

lunes, 27 de julio de 2020

De la mano

Me causa ternura ver a las parejas cogidas de la mano; algo tan simple como eso me emociona.
En las parejas recientes porque seguramente será el primer acto público de amor. En las parejas con años de convivencia porque después de tanto tiempo todavía disfrutan de ese contacto, cuando ya habrán tenido todos los que se puedan tener. Por la forma en que se cogen puedes saber si son de las primeras o de las segundas.
No sé si será porque cuanto mayores son las parejas menos se suele hacer, pero no puedo evitar mirar sin disimulo cuando quienes llevan entrelazadas las manos son personas mayores a las que la edad hace años que dejó de importarles.
Imagino que a esa edad yo también tendré a alguien a mi lado a quien quiera tan cerca como para cogerle de la mano durante un simple paseo o camino de la compra.


viernes, 24 de julio de 2020

Ausencia

La ausencia es un vacío que llena y ocupa espacio.

Mi Otra Yo

lunes, 20 de julio de 2020

Por qué

¿Que por qué soy así?
Para no parecerme a ti.

Mi Otra Yo

jueves, 16 de julio de 2020

Black


Imagen de Internet

Black trata sobre un Ángel de la Muerte que habita el cuerpo de un ser humano para encontrar a otro Ángel de la Muerte que está a su cargo. El humano elegido es un detective que tiene una vida bastante complicada, lo que hace  que el Ángel esté más tiempo del deseado en su cuerpo y acabe enamorándose de una chica. Para hacerlo todo más entretenido resulta que la chica de la que se enamora puede ver la sombra de la muerte en los que van a morir.
Aunque en un par de episodios lloré tanto que necesité pañuelo, ha sido entretenida y divertida.
Lo que más interesante me ha parecido de toda la historia es que está basada en por lo menos dos hechos reales (que yo haya reconocido): el derrumbe de un centro comercial en Seúl y un accidente de avión lleno de pasajeros en el que el piloto lo estrelló para suicidarse.

El trabajo del Ángel de la Muerte consiste en estar presente cuando la persona fallecida que te asignan acaba de morir para explicarle lo que le ha pasado y acompañarla al cielo o al infierno.Y aunque no creo en el cielo, en el infierno, en los ángeles y esas cosas, tiene que ser una putada muy gorda morirte y que tu Ángel de la Muerte no esté allí para acompañarte en un momento tan jodido.

Si tuvieras el poder de ver cómo y cuándo va a morir la gente ¿qué harías? ¿Cómo te sentirías si salvas a alguien de morir y resulta que es un asesino en serie, o que tiene depresión y se suicida estrellando el avión del que es piloto? ¿No nos confirma esto que las cosas pasan porque tienen que pasar y que mejor no meterse en los asuntos de los demás?

A ver, tengo claro que esto es ficción y que esas cosas no pasan (eso espero), pero no puedo dejar de plantearme qué pasaría si sucediera. Como tampoco puedo evitar imaginar que mi Ángel de la Muerte tiene el aspecto del protagonista... ahí ya os digo que no dudo, me voy con él donde sea, me da igual cielo que infierno 😄

martes, 14 de julio de 2020

Mil libros

- Tengo coche.
- No lo necesito.
- Y moto.
- Ya tengo coche.
- Puedo llevarte a la más hermosa de las playas.
- Prefiero el más frondoso de los bosques.
- Soy hijo único, así que heredaré el dinero de mis padres.
- También heredarás a tus padres.
- Te haré feliz.
- Ya lo soy.
- Me gustaría pasar contigo el resto de mi vida.
- Me gusta la soledad.
- ¿Tienes una respuesta para todo?
- Sí.
- Tengo más de mil libros.
- ...
Mi Otra Yo

domingo, 12 de julio de 2020

Por cómo la mira

Por cómo la mira se nota que la quiere por algo más que su forma de pensar y para algo más que para pasar un rato.
¿Que cómo es esa mirada? Pues es sincera, con un poco de rubor y un mucho de admiración.
«Te quedas embobado mirándola, ponte un babero o tienes cara de tonto cada vez que la ves» son esas frases hechas y estúpidas que se cumplen en su caso solo con pensar en ella.
Por cómo la mira vuelves a creer que el amor existe, que tú también lo sentiste una vez y sabes por experiencia que está viviendo el momento más dulce e intenso de su vida, aunque él no lo sepa. Y el más incierto también.

Cuánto te gustaría decirle que no dude, que se decida a dar el paso o por lo menos que no disimule. Que las risillas tontas que ella le dedica no es porque se ría de él, es porque le hace gracia todo lo que dice. Que cada vez que ella desvía la mirada no es porque no quiera verlo, es porque la ha pillado contemplándolo. Que cuando le responde con monosílabos no es porque no quiera darle conversación, es porque se queda sin aliento.

Por cómo la mira sabes que la quiere y que si se sostuvieran la mirada él sabría que ella siente lo mismo.

Mi Otra Yo

viernes, 10 de julio de 2020

Me moría de ganas

Un detalle:
Mientras se relamía el labio superior.

La escena completa:
Lo único cierto en ese instante era que no se volverían a ver nunca más. Por eso, y porque no le gustaba que le dijeran aquello de «ya te lo dije», estaba decidida a no añadir nada más a su lista de cosas de las que arrepentirse.
Como iba a ser el primero y el último, quería que fuese el mejor, así que puso en ello todas sus ganas, cuidado y decisión.
Sin apartar la mirada ni un momento y plantándole cara a la vergüenza mientras se relamía el labio superior, pudo sentir cómo había llegado a la cima de la montaña más alta del mundo.
Y cuando él le preguntó:
-«¿Por qué lo has hecho?».
Ella respondió:
-«Porque me moría de ganas».


Mi Otra Yo





miércoles, 8 de julio de 2020

Si puedes elegir

Si puedes elegir, hazte un favor y elige siempre lo bueno, o lo menos malo. 
Sí, ya sé que no siempre se puede, pero por eso mismo, cuando puedas, elige lo bueno.
Puede que el resultado no sea el esperado, no nos engañemos, pero ese no es motivo para desanimarse antes de tiempo. Siempre hay una posibilidad de que no perder la esperanza sirva de algo. De que el final, aunque no sea el deseado, tampoco sea el peor.
¿Para qué sufrir el doble preparándose para la decepción? ¿Por qué no invertimos el mismo esfuerzo imaginando que todo sale bien?

lunes, 6 de julio de 2020

Te doy todo lo que me pidas

Te doy todo lo que me pidas: hasta espacio, si es lo que tú quieres.  
Y si ese espacio necesitas que vaya acompañado de tiempo, pues también.
Me sobra espacio y tiempo para ti, he excluido al mundo entero para que así sea.
Pero... cuídate de quien te lo ofrezca todo, no siempre es por nada.
¿Que si es este el caso? ¿Que si quiero algo a cambio? ¿Todavía me lo preguntas?

Mi Otra Yo

sábado, 4 de julio de 2020

La cicatriz

Un detalle:
El lugar que ella pensaba que era el más horrible de su cuerpo.

La escena completa:
Todas las cicatrices duelen y las visibles lo hacen cada vez que alguien las mira. Pero solo las miran los demás, porque quienes las tienen las esquivan, las evitan con la mirada, se saltan esa parte de su cuerpo cada vez que se miran en el espejo.
Él no necesitaba verla para saber que estaba ahí, porque todo lo que ella hacía por ocultarla conseguía el efecto contrario, hacerla más visible, casi tangible. Como una tercera persona con cuyo peso tienes que cargar a la espalda.

El lugar que ella pensaba que era el más horrible de su cuerpo, donde estaba esa línea mal dibujada cruzada de puntadas, era el que él quería besar.
Quería hacerle entender que aunque una cicatriz significase enfermedad, dolor, miedo, casi muerte, ese «casi» es lo que marca la diferencia, lo que se convierte en vida en algunos casos. Y en esos casos una cicatriz es una victoria, un «todavía estoy aquí». 
Era justo «aquí», ahí, donde quería besarla.
Despacio, y sabiendo que ella se lo permitía, levantó su camisa lo justo para dejar a la vista ese espacio vetado incluso para la propietaria.
«Las cosas hermosas no deberían de ocultarse», fue lo primero que pensó cuando vio la que ella creía que era la parte más horrible de su cuerpo. 
Pero lo realmente horrible es que ella pudiera pensar eso de sí misma.

Mi Otra Yo



jueves, 2 de julio de 2020

Perseguir sueños

«Para poder perseguir sueños
hay que tenerlos».

Cansada estoy de leer frases alentadoras que te animan a perseguir tus sueños. Parece que es necesario tenerlos, perseguirlos y conseguirlos... uffff, me agoto solo de pensarlo.
Puedo vivir de ilusiones sin tener que correr tras ellas, tener un objetivo hacia el que caminar sin que la vida me vaya en ello, conformarme con lo que tengo sin pensar que es poco para mí.
Eres tan feliz tú corriendo tras algo que dejarás de desear en cuanto lo consigas como yo contemplando el pasar del tiempo y de la vida.

Mi Otra Yo

martes, 30 de junio de 2020

Injusto

Es injusto que lo que a ti te da la vida a mí me la quite.

Mi Otra Yo

domingo, 28 de junio de 2020

Se lo han dicho todo sin decirse nada

Un detalle:
Solo veo esa gota de sudor resbalando por su cuello.

La escena completa:
Se encuentran siempre en el mismo sitio y a la misma hora; aunque no lo saben, también coinciden en sus fantasías.
Sudados, agotados y sin aliento es el mejor momento después de la carrera. Verse en ese estado es la recompensa al esfuerzo físico y por eso vale la pena madrugar para hacer ejercicio.

«Solo veo esa gota de sudor resbalando por su cuello. No puedo dejar de mirarla. La sigo hasta verla morir en el hueco de su clavícula, donde se convierte en mar. Quiero lamer esa gota y beber de ese mar». Piensa él.

«Contemplo su pecho subir y bajar por el esfuerzo y lo único que deseo 
es convertirme en esa camiseta sudada que se pega a su cuerpo como una segunda piel. Mi respiración se acompasa a la suya e imagino que soy la prenda que lo cubre y a la vez la que le quiero quitar». Piensa ella.

Se desean, es evidente, pero disimularlo lo hace más excitante. Saben que pronto no tendrán suficiente con eso. Como también saben que a esas horas pasa tan poca gente por la calle que bien podrían hacer lo que les apetezca y no les vería nadie. Por eso sienten que cada encuentro solo sirve para confirmar que se acerca el momento de cambiar los suspiros contenidos por gemidos de alivio.

Hoy, otra vez, se lo han dicho todo sin decirse nada.

Mi Otra Yo