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No soy una persona competitiva y no tengo ningún interés especial en ser mejor que nadie. Eso no quiere decir que no me esfuerce por aprender, mejorar y hacer lo mejor que pueda lo que sea que tengo que hacer.
Pero recuerdo claramente que el día que vi a Fernando Alonso proclamarse Campeón Mundial de Fórmula 1 pensé que esa sensación tiene que ser la hostia. ¡Qué digo la hostia! Tiene que ser mil veces mejor que el mejor orgasmo de tu vida.
Que cuando tengas que presentarte o hablar sobre ti puedas incluir que eres el mejor del mundo en algo...
Pero no hace falta ir tan lejos, ni tan alto. Seguro que sin proponértelo, sin ni siquiera darte cuenta, eres la mejor del mundo para alguien que tienes cerca. Y tú sin saberlo 😉