Con La Segunda Guerra Mundial de fondo y Canfranc como escenario principal, la autora nos muestra cómo la guerra nos destruye pero también que es imposible no luchar por sobrevivir y sentir amor.
Lo primero que tienen claro Valentina y Franz cuando se conocen es que pertenecen a bandos enemigos, pero eso no evita que se enamoren, sientan dudas el uno del otro, se tengan que separar por la guerra y soportar la incertidumbre de si se volverán a encontrar.
Por lo que he podido averiguar buscando información sobre la escritora, los protagonistas de este libro ya aparecieron en otra novela suya, Volver a Canfranc, pero debían de ser personajes secundarios, aunque creo que también importantes para el desarrollo de la historia.
Me han gustado la trama principal y las secundarias, los personajes, las descripciones y cómo combina la autora los momentos duros que se viven durante la guerra con los instantes inolvidables que nos hace vivir el amor.
Al principio la novela me ha parecido tranquila, que no lenta, pero a la vez que iba devorando páginas aumentaba la emoción por saber más, sobre todo cuando los protagonistas se tienen que separar y por las circunstancias están seguros de que no se volverán a encontrar.
Me han puesto nerviosa especialmente los momentos en los que Valentina y Franz, mientras se buscan, llegan a estar en el mismo lugar, pero ellos no lo saben, solo el lector que está ansioso por saber si finalmente cruzarán las miradas o no.
He estado varias veces en la estación de Canfranc, la última hace unos meses. Están reformando el edificio porque quieren convertirlo en un hotel, así que solo pudimos verlo por fuera y pasear por la zona de las vías. La primera vez que vi esa impresionante y preciosa construcción fue hace más de 20 años, estaba abandonada y en muy mal estado, pero era imposible no imaginarse lo que tuvo que ser en sus mejores tiempos. Era tan fácil colarse en el edificio que habíamos casi más personas paseando por dentro que por fuera.
Estación de Canfranc. Imagen de Internet
He paseado por lugares que menciona el libro, no demasiados, pero sí los
justos como para sentir la narración de forma diferente a cuando lees sobre un lugar del que no conoces nada.
Recuerdo techos altos, suciedad, mobiliario cubierto de polvo pero solo maltratado por el paso del tiempo, baúles llenos de documentos, la sensación de que lo dejaron todo con la intención de volver...
¿Puede ser que en la película Titanic haya una escena en la que mientras recorren el interior del barco hundido el tiempo vuelve atrás y pueden imaginar cómo era todo antes? Pues eso mismo se podía sentir mientras paseabas por la estación abandonada, porque incluso en ese estado lamentable era impresionante.