lunes, 27 de enero de 2020

Some one you loved

Me gusta mucho esta canción.


Me gusta por la voz, por el tono, por la música, por la letra, porque me pone la carne de gallina cuando la escucho a todo volumen, porque necesito cerrar los ojos cuando la oigo bajito.

domingo, 26 de enero de 2020

Pídelo

Si lo quieres, pídelo, la única que sabe lo que pasa por tu mente eres tú, los demás no pueden leerte el pensamiento.


Mi Otra Yo

viernes, 24 de enero de 2020

Hoy soy enfermera

Mi hijo mayor no ha ido al instituto porque está enfermo: hay un virus intestinal rondando por clase y hoy le ha tocado a él. Así que hoy he sido enfermera.
En nuestra casa cuando uno de los niños enferma no tenemos los inconvenientes de otras familias en las que trabajan los dos progenitores. Nadie tiene que llamar al jefe para decirle que no puede ir a trabajar, no hace falta dejar al niño en casa de los abuelos o de algún conocido porque no podemos faltar al trabajo, es innecesario mandar al niño al colegio medicado porque tenemos que ir a trabajar o no tenemos quien lo cuide.
No hace falta nada de todo eso porque yo estoy en casa, porque desde que me dieron la baja laboral en el trabajo cuando me quedé embarazada por primera vez me dedico a ser ama de casa. Y como todo, tiene sus pros y sus contras.
Quedarme en casa y ocuparme de todo lo que ello conlleva fue una decisión meditada y consensuada. Nunca me he arrepentido de haberla tomado, pero hay días y momentos en los que siento que mi trabajo no es trabajo y tengo que justificar lo que hago. Uno de esos momentos es cuando me preguntan: «¿Trabajas?».
Está claro que esa pregunta me la hace gente que no sabe realmente de mí, con la que no trato cada día, pero aun así creo que hay preguntas más adecuadas: «¿cómo estás?, ¿qué es de tu vida?» Por ejemplo.
Sentir que tengo que justificarme es algo que depende de mí, nadie me pide explicaciones, así que tengo claro que es responsabilidad mía cómo me afecte dicha pregunta.

Tengo varios escritos en los que en momentos puntuales de agobio hablo sobre el tema, me desahogo o maldigo según la ocasión. Normalmente escribo sin pensar, así que a veces simplemente escupo lo que tengo dentro en ese momento.
No los comparto aquí porque no hay manera de que no suenen a reproche porque solo veo los inconvenientes de mi situación y no pienso en los que puedan sufrir otros.
En todo caso me sirven de alivio y me quitan un peso de encima, además de confirmarme que tomamos la decisión correcta para nosotros.



jueves, 23 de enero de 2020

Personas emprendedoras

La gente emprendedora es valiente, tiene que serlo, que eso no quiere decir que no tenga miedo, pero aun así sigue adelante.
Tengo una amiga que lo es; siempre está con algún negocio o proyecto y a la vez le rondan mil ideas más en la cabeza por si con lo que está no funciona o simplemente se cansa.
No es una cabeza loca que se limite a ir saltando de una cosa a otra, sin pensar en las consecuencia, al contrario. Está casada y tiene dos hijos, pero comparte con su marido esa inquietud y juntos se embarcan en proyectos que primero han estudiado y sopesado, y si al final deciden arriesgarse, lo hacen juntos.
La admiro porque yo no soy así. 
No me considero cobarde o valiente al cien por cien, pero no soy emprendedora, eso seguro.

lunes, 20 de enero de 2020

Libros y coches

Me vuelven loca los libros y a mi marido le pasa lo mismo con los coches.
Estas Navidades hemos estado en Zaragoza y hemos tenido la oportunidad de disfrutar juntos, aunque no a la vez, de nuestras pasiones.
Él se aburre, creo que hasta sufre, cuando me acompaña a una librería grande, pero como sabe que a mí me gustan esos sitios espera pacientemente mientras me ve disfrutar.
Cuando como esta vez hemos podido visitar a unos amigos que tienen un taller de coches es él quien disfruta mientras yo soy la que se aburre, aunque no tanto como cuando él está entre libros.
Nos gusta estar juntos aunque eso suponga a veces el pequeño sacrificio de acompañar al otro a ver cosas que no nos gustan, por eso con el tiempo hemos cambiado el enfoque de la situación: disfrutamos mientras vemos al otro divertirse con lo que más le gusta en vez de estar deseando salir de allí corriendo, que es lo que nos pasaba al principio.

Con los años pienso más despacio y empiezo a valorar cosas y detalles que antes daba por supuestos, actitudes que se deben al amor que sientes por otra persona. Es placentero disfrutar viendo a alguien ser feliz con lo que más le gusta, aunque a nosotros no nos agrade eso en concreto. 

domingo, 19 de enero de 2020

Si te gustas

Si te gustas, reconócelo,
Si no te gustas, acéptalo.
Reconócelo para saber que lo vales, 
acéptalo para cambiarlo si quieres.


Mi Otra Yo

jueves, 16 de enero de 2020

Sabio Joaquín

Los refranes no tienen más de verdad que lo que nos pueda venir bien en cierto momento y las letras de canciones no son más que eso, palabras con música, aunque a veces sentencien.
Creo que desde el primer instante que la escuché supe que me acompañaría durante mucho tiempo esta letra de Joaquín Sabina.

«Pero reconoce que es duro aceptar
que no hay ser humano que le eche una mano
a quien no se quiere dejar ayudar»

Aun así no puedo evitar pensar que quizás la malinterprete. Que aunque me pregunte claramente  «¿Y tú qué harías?» no sea más que una pregunta retórica. Por eso a veces me convenzo de que lo único que quiere es alguien que la escuche, aunque yo necesitaría que los papeles estuviesen invertidos.
Poco a poco, e igual a como el agua desgasta a la piedra, me desgasto yo a la vez que opongo resistencia. Y me sé ingrata, porque aunque tengo cosas buenas que aprender de ella, elijo quedarme con las que me faltan. 
Pienso que no sé ver lo que me aporta, que me regocijo en lo que me quita. Y al final hago como ella, repito lo que le reprocho, como una herencia que no se puede rechazar.

lunes, 13 de enero de 2020

Libros que importan

Participamos por primera vez en Libros que importan en el 2018, y en el 2019 hemos vuelto a repetir.
Libros que importan nace en Zaragoza y es allí donde la última semana del año tienes la oportunidad de regalar un libro y recibir otro a cambio. Para participar tienes que llevar un libro que haya sido importante para ti (puede ser el ejemplar que tenías en casa u otro comprado para la ocasión porque no te quieres deshacer del tuyo) con una dedicatoria escrita y envuelto, a cambio te entregarán otro.
Cada libro es como un regalo doble, ya que conlleva la emoción de descubrir cual es y leer la dedicatoria.
El primer año participamos solo mi pequeño y yo, pero este año también lo han hecho mi marido y el mayor.

Os pongo foto de los libros con los que participamos.


Foto de los libros que recibimos.




Si este año es posible, nos gustaría participar otra vez.

domingo, 12 de enero de 2020

Pendientes y perfume

«¿Me pongo pendientes y perfume cuando estoy animada, o me los pongo para animarme?
¿Me arreglo porque me siento a gusto conmigo misma, o para sentirme a gusto conmigo?
¿Lo hago por o para?»


Mi Otra Yo

jueves, 9 de enero de 2020

Lo que trae el viento

Una de las cosas que me gustan de salir a correr es oler y escuchar lo que trae el viento.
Cuando hay alguien más en la pista, unas veces antes y otras después de cruzarnos, me llega el olor a ropa limpia, esa mezcla de jabón y suavizante agradable aunque diferente a la que solemos usar.
Cuando el viento es un poco más fuerte trae diferentes sonidos, desde el que hace el camión de basura al vaciar los contenedores hasta el de las olas del mar.
Estoy segura de que el viento hace lo mismo a la inversa, comparte el olor de mi ropa y el sonido de mis pisadas o mi respiración intentado no perder el compás.

jueves, 2 de enero de 2020

No era cuestión de tiempo


Hace poco he vuelto a contactar con ella, a quien todavía no he olvidado, a quien todavía echo de menos.
Gracias a mi constancia y a las redes sociales conseguí su número de teléfono y le envié un whatsapp. Ahora pienso si no debería haberla llamado, pero no quería molestar, no quería ponerla a ella en el aprieto del enfrentamiento repentino, ni a mí en la posibilidad del rechazo inmediato.
Fue un mensaje corto, sincero y directo: le decía quien soy, que me gustaría volver a retomar el contacto con ella y que sigo echándola de menos. De eso hace casi dos semanas y no he recibido respuesta.
Una parte de mí piensa que lo más sensato  es asumir lo evidente, que ella no quiere saber nada de mí. Pero hay otra parte que no pierde la esperanza y prefiere vivir de ilusiones.

¿Hasta cuándo está bien seguir intentándolo? ¿Cuándo debo darme por vencida?