lunes, 29 de enero de 2024

Libros Que Importan 2023


Imagen de Internet
 
Este año no pudimos asistir a Libros que Importan.
Mi marido se puso enfermo y hasta casi el mismo día 31 no supimos si íbamos a pasar la Noche Vieja en Zaragoza.
Curiosamente este año no estaba tan animada y tardé bastante en elegir los libros que iba a intercambiar. Más todavía me costó escribir las dedicatorias. Envolverlos por suerte fue un momentito. 
Al final no sirvió de nada porque no fuimos al intercambio y los libros siguen en casa, pero ni mal me supo.
Había registrado los libros a través del formulario de inscripción y no tenía muy claro qué hacer pero pensé que no estaba de más escribir al correo de la organización y avisar, por si podía servir de algo.
Y resulta que sí sirvió porque hasta me respondieron para darme las gracias y explicarme que sacarían esos títulos de su registro. No me lo esperaba, la verdad.

Espero poder participar el año que viene y ya de paso tener más ganas que este.


jueves, 25 de enero de 2024

Inteligencia Artificial

 
Imagen de Internet
 
Últimamente se lleva mucho eso de utilizar la IA para poner rostro a los personajes de los libros. También mostrar la imagen de las personas reales que han servido de inspiración para escribir una historia. No me gusta.  
Creo que nunca, basándome en las descripciones que leo, la persona que he imaginado se parece a la imagen.
Tampoco me convence que nos muestren su fotografía si se han inspirado en personas reales porque me condiciona y en ocasiones incluso me crea rechazo si para mí no hacen buena pareja.  
Si se trata de los personajes prefiero imaginarlos a que con una foto me digan cómo son. Agradezco las descripciones, por su puesto, o incluso un se parece a «menganito» o «fulanito» y a partir de ahí mi cabeza hace su trabajo, pero no quiero que me digan cómo son con una imagen.                         
 

lunes, 22 de enero de 2024

¡Sal conmigo, Bryson Keller!

 
Imagen de Internet
 

En Tapa Blanda es uno de los pódcasts  que escucho y en él se habla de literatura y de todo lo que tenga que ver con ella. Me gusta mucho su contenido pero también las voces y las risas de sus ¿presentadoras, locutoras?. Se nota que les gusta lo que hacen y que disfrutan con ello.
El otro día se me ocurrió que seguramente si buscaba en Internet podría poner rostro a esas voces que hacen que me lo pase tan bien mientras aprendo. Así fue.
Sin mucho esfuerzo encontré en Instagram las cuentas de Iman Aoulad y Vanessa Flores y al fin pude ponerles cara.
Gracias a una reseña de Vanessa descubrí ¡Sal conmigo, Bryson Keller! En ella decía que le había recordado mucho a Heartstopper y eso fue suficiente para convencerme y querer leer la novela.
 
Quien me conoce sabe cuánto me gustan estos descubrimientos inesperados. Una serendipia, ¿verdad? Buscar una cosa y encontrar otra. Descubrir hilos rojos que nos llevan a lugares inesperados.
Me doy cuenta de que todo lo que venga recomendado por un libro o tenga algo que ver con él no necesita de más filtros para ganarse todo mi interés. Después valoraré si merece la pena, pero de primeras ya me ha convencido.

Esta novela nos presenta una historia sencilla y sin grandes dramas en la que podemos vivir el amor entre dos chicos adolescentes a una edad en la que estaría bien que su único problema fuera elegir universidad en vez de tener que esconderte porque te gusta alguien de tu mismo sexo. Pero bien pensado esto de por sí ya es un drama aunque no debería serlo, ¿no os parece?
La vida no es fácil, ya lo sabemos, por eso se agradece de vez en cuando una lectura amable que incluso sabiendo que quizás lo es demasiado sirve para hacernos creer que en algún momento pueda ser así; para hacernos recordar que hubo una época en nuestra vida que comparada con la actual fue tan sencilla.
Su lectura es agradable y se disfruta. Tiene momentos de humor pero también un par en los que a mí me fue imposible contener las lágrimas.
Os la recomiendo.


jueves, 18 de enero de 2024

Mentira


Imagen de @anime_boy1ly. Instagram
 
Todo empezó con una mentira que se convirtió en verdad.
Todo empezó con un «te quiero».
 
Mi Otra Yo


lunes, 15 de enero de 2024

Ángel mentiroso


Imagen de Internet

Aunque no utilizo plumas fue su contenido sobre ellas lo que me hizo seguir a Isa en YouTube.
En algún momento os hablé de que me gustaría que me agradara leer el periódico, por lo que me inspira y me hace sentir la imagen. Algo parecido me pasa con las plumas, pero no lo recordaba. Sé que he tenido alguna, nunca comprada por mí, y he intentado escribir con ella imaginando que de ahí saldrían historias maravillosas pero nunca he tenido la paciencia suficiente para pillarles el truco. Supongo que es lo que hace que me quede embobada mirando sus vídeos aunque no tengo intención alguna de comprarme una pluma. Pero oye, nunca se sabe, que últimamente soy muy de hacer cosas que no tenía pensadas.
El caso es que poco a poco pasé de sentirme interesada por su contenido sobre plumas a querer averiguar un poco más de ella y ver el resto de los vídeos de su canal. Lo que encontré fue una persona muy interesante con la que en algunas cosas coincido y en otras no.
 
El vídeo de Isa del que os quiero hablar es uno en el que hace una reflexión que a mí ya se me había pasado por la cabeza pero que hasta ahora pensaba que era una forma retorcida mía de entender las cosas.
En él nos habla de ese angelito y ese demonio que nos han dicho que todos tenemos y que se dedican a llevarse la contraria cuando de tomar decisiones se trata. Lo tenemos tan interiorizado que no hay que explicar que el angelito nos dice cosas buenas y el demonio cosas malas.
Pero si te paras a pensar y analizas un poco los argumentos de cada uno resulta que no es así, que cuando se trata de pensar en nosotros primero y en nuestro bienestar el angelito nos lo pinta como un acto egoísta, por lo que está mal. Para él siempre es más acertado poner a los demás primero incluso por encima de nuestra felicidad. 
 

jueves, 11 de enero de 2024

Imperfecto

 
Imagen de @xxonlyprivate. Instagram
 
Lo que más me gusta de ti 
son esas imperfecciones que crees tener.

Mi Otra Yo


lunes, 8 de enero de 2024

Y ya van once

Ya van once años de los calendarios de Marian. Que se dice pronto.
 
Cuántas son las cosas que hasta que no echamos la vista atrás no somos conscientes del tiempo que llevan en nuestra vida. Y quien habla de calendarios habla de personas, de costumbres, de una afición a la que le dedicamos tiempo sin darnos cuenta.
También hay cosas menos agradables que se quedan con nosotros y a las que preferimos no dar más visibilidad de la obligada, pero bueno, esas las dejamos aparte.
 
 
Son varios los métodos que uso para organizarme y aunque supongo que podría cambiar o prescindir de algo de todo lo que hago de momento no pienso dejar de utilizar estos calendarios.
¿Podría organizarme con otros? Por supuesto, pero mientras Marian los haga seguirán siendo mi regalo de Papá Noel.
 
Las razones por las que seguir pidiéndolo año tras año son varias: el tiempo que dedica a cada pedido, los regalitos que añade o el detalle de las pegatinas en el paquete son solo algunos que sumar al trato de tú a tú.


Las ilustraciones son preciosas y su tamaño me permite apuntar varias cosas en el mismo día. Para mí es perfecto.


 

jueves, 4 de enero de 2024

Me torturo y me consuelo

 
Ilustración de Henn Kim (@henn_kim). Instagram
 
Me torturo pensando
que podría haberlo hecho mejor.
 
 
 
Ilustración de Henn Kim (@henn_kim). Instagram
 
Me consuelo diciéndome
que lo hice lo mejor que pude.
 
Mi Otra Yo
 
 

lunes, 1 de enero de 2024

One Ok Rock - Luxury Disease Tour 2023

 
Imagen de Internet
 
He perdido la cuenta de las veces que he intentado escribir esta entrada y cuanto más tiempo pasa más me cuesta.
Cada vez que reviso lo que tengo escrito siento que las palabras no van a ser suficientes para explicar lo emocionante que fue para mí lo que os quiero contar. Sin embargo cuando hago memoria la emoción que siento es la misma que aquel día y los recuerdos tienen el color de esos sueños que no te puedes creer se hayan cumplido.
No son las fotos, los vídeos o los detalles comprados, es haber vivido ese momento lo que hace que seamos de una forma u otra, lo que añade instantes de felicidad a nuestra existencia y consigue pintar de otro tono nuestros días. Es nuestro esfuerzo por perseguir una ilusión lo que nos hace sentirnos orgullosos de nosotros mismos. Conseguirlo es la guinda del pastel.

Cuando en febrero del año pasado fui al concierto de la banda surcoreana The Rose no me lo podía creer y aun así sentí que todo es posible.
Yo, poco acostumbrada a vivir experiencias de ese calibre, me di por satisfecha sin darme cuenta y creo que inconscientemente pensé que había llegado a mi tope en lo que a este tipo de vivencias se refiere.
Está muy bien eso de decir en voz alta «¿te imaginas que alguna vez tal o cual grupo viniera a España y pudiera ir?». Pero otra cosa es cuando finalmente vienen y puedes ir. Cuando de verdad vas y lo disfrutas como nunca hubieras soñado.
¿Por qué detenerse ahí entonces? ¿Por qué no pedir en voz más alta todavía que venga mi banda de rock japonesa favorita? Porque me doy cuenta de que nunca he soñado a lo grande y que hasta ahora no había tenido la mentalidad de que el sueño soñado está a medio camino del sueño vivido. Que si al final no lo consigo no pasa nada, pero ya habré disfrutado imaginándolo.
No pasa siempre, estoy segura, y puede que no se vuelva a repetir, soy consciente, pero en este caso se ha cumplido y he disfrutado dos veces: soñando y viviendo el sueño.

El 3 de julio de 2023 me fui yo sola a Barcelona para ver a One Ok Rock en concierto después de haber revendido una entrada a una desconocida. Tendría que haber ido con Maki  pero aunque no pudo ser así el destino puso en mi vida a Anaís, una artista y persona maravillosa que estoy segura no habría conocido de otra forma.
En ese viaje, esa noche y esos dos días que pasé en Barcelona no hubo nada que hubiera hecho antes sola. Todo fue nuevo y emocionante, perfecto y maravilloso. Cuando me aparece en You Tube algún vídeo del concierto no puedo evitar sonreír y buscarme entre el público.
Hay un montón de detalles que os contaría si hubiera escrito esto antes. Iba a decir si lo hubiera escrito en su momento, pero no es cierto, su momento es este. Y ahora lo que quiero y necesito compartir con vosotros es justo esto.

Dos han sido las reacciones que he encontrado en mi entorno al compartir mi experiencia: la de asombro y alegría en unos y la de sorpresa y un recordatorio de todo lo que podría haber salido mal en otros.
La primera, como os podéis imaginar, estupenda. Gente con muchas preguntas dispuesta a escuchar mi historia y a disfrutar de mi alegría. La segunda no  tanto, aunque puedo llegar a entenderla. Eso sí, no da para contar demasiado porque se te van las ganas al escuchar el monólogo de lo que le preocupa a esa persona por todas las cosas malas que te podrían haber pasado. Cosas que no se han dado porque estás ahí con una sonrisa en la cara reviviendo un momento que deseas repetir.
 
Para este viaje le pedí ayuda a Laura, que se ofreció cuando os conté lo del concierto de The Rose, pero también contacté con Sergio para decirle que iba a estar otra vez en su ciudad. A él no pude conocerlo en persona porque esos días iba a estar fuera pero a Laura sí. 
Si echo la vista atrás podría decir que no me reconozco pero que me encanta la persona en la que me estoy convirtiendo y, sobre todo, que aprecio y valoro a esa Otra Yo gracias a cuyo esfuerzo estoy aquí.
Cuando conocí a Chema en mi viaje a Madrid sentí que me encontraba con un amigo al que hacía tiempo que no veía. Era extraña la sensación de tener frente a ti a alguien sobre el que sabes tanto pero al que nunca has visto en persona. 
A Laura le dije que sentía como si la hubiera conocido de dentro hacia fuera. Imaginaba que mientras los demás nos veían como dos amigas tomando algo la realidad era mucho más emocionante; como una primera cita con alguien de cuyo interior estás enamorada y solo te falta ponerle rostro.
Sin darme cuenta estoy coleccionando vivencias cuyo efecto en mí se puede apreciar incluso a nivel físico.

Acabo de darme cuenta de todo lo que he escrito y todavía no os he hablado de lo que realmente me trae por aquí, que es el concierto, y la mejor forma de explicarlo es utilizar una expresión que no suele estar en mi vocabulario: fue una puta pasada.
La compañía de Anaís, la habitación que compartimos con 24 personas más, la gente que conocimos en la cola del concierto, lo cerca que estábamos del escenario, que la banda sonara tan bien como en los vídeos que he visto cientos de veces, las horas que pasé sola desde que despedí a Anaís en la estación de autobuses  por la mañana hasta que me encontré con Laura por la tarde, pasear sola por Barcelona, visitar librerías y una biblioteca, comer sola, el tiempo y la charla que compartí con Laura...
 
Mi intención es seguir recopilando experiencias que me hagan feliz no solo cuando las viva sino también cuando las reviva. Si estáis por aquí compartiré mi alegría con cualquiera a quien le apetezca ser feliz conmigo.