lunes, 11 de agosto de 2014

Cuestión de actitud

Del libro ¡Yo pienso, yo soy!, de Louise L. Hay.

Queridos padres y profesores:
Me llamo Louise L. Hay, y he dedicado gran parte de mi vida a enseñar a las personas que sus pensamientos pueden cambiar sus vidas. He escrito muchos libros que han ayudado a la gente a descubrir su propia valía; es más, siempre he creído que si los niños pudieran aprender a una edad temprana al potencial que tienen sus pensamientos, su viaje a través de la vida sería más feliz y gratificante.
Este libro, que he escrito junto con mi amiga Kristina Tracy, puede ayudaros a enseñar a vuestros hijos el poder de las afirmaciones. Llamamos "afirmaciones" a los pensamientos y las palabras que utilizamos a diario. Las palabras de preocupación, enfado y miedo son afirmaciones negativas, mientras que las palabras optimistas de esperanza, felicidad y amor son afirmaciones positivas.
Dentro de ¡Yo pienso, yo soy! leeremos ejemplos de niños que han transformado pensamientos negativos en acciones y palabras positivas. Podéis practicar esto en casa con vuestros hijos; a mí me gusta que aprendan mirándose al espejo mientras dicen sus afirmaciones positivas. El espejo es una herramienta muy poderosa que te conecta con las palabras que estás diciendo. Una gran afirmación para comenzar sería "me quiero a mí mismo". Repite esta o cualquier otra información positiva, una y otra vez, y notarás la diferencia.

Afirmación: palabras que piensas o dices y  que crees que son verdad.

¿Sabías que las cosas que piensas y dices tienen el poder de cambiar tu vida? Cuando repites algo una y otra vez empiezas a pensar que lo que estás diciendo es verdad; y lo que tú crees afecta a lo que haces y lo que te sucede.
Esta clase de pensamientos y palabras se llama afirmación. Aprender a cambiar tus pensamientos tristes (negativos) en afirmaciones puede resultar divertido.

TRUCOS PARA HACER AFIRMACIONES
Tú puedes inventar tus propias afirmaciones para cualquier situación que desees cambiar en tu vida, por ejemplo...
1. Empieza siempre tus afirmaciones con palabras positivas: Yo puedo, yo soy, yo deseo, yo tengo...
2. Repite tus afirmaciones cada vez que te acuerdes.
3.Di una afirmación cuando tengas pensamientos tristes o negativos.
4. Mírate al espejo y di tus afirmaciones positivas en voz alta.
5. Escribe tus afirmaciones en una libreta o diario.
6. Haz carteles con tus pensamientos positivos y cuélgalos donde puedas verlos cada día (en tu espejo, en la nevera o en un corcho en tu habitación).
7. Cierra los ojos e imagina lo que deseas: es lo mismo que una afirmación.

Me parece muy interesante, y muy útil, lo que se explica en este libro.
Con los años, y después de observar a la gente negativa que tengo a mi alrededor, tengo claro y he decidido que lo mejor es tener una actitud positiva hacia la vida.
No discuto que a veces la vida es una mierda, y que da igual lo que hagas que parece que nunca vas ha salir de ese pozo en el que has caído y al que no le ves el fondo, pero chica, para bien o para mal lo malo viene sin que lo busquemos (hay quien no, hay quien parece que se empeña en darse de narices con los problemas, que parece que necesite vivir lamentándose por lo mal que le va la vida, sin hacer nada por cambiarlo. Pero bueno, es su elección.) ¿por qué no utilizar nuestra energía, nuestros pensamientos y nuestro tiempo aquí en intentar que las cosas cambien, en fijar la vista y los sentidos en lo bueno que tenemos en nuestra vida?

El libro me lo dejó una amiga, y lo traje a casa pensando en mi hijo mayor. Tiene 6 años y a veces tiende a ser más negativo de lo que a mí me gustaría, aunque también está claro que es pequeño para darse cuenta de la diferencia que puede suponer en al vida el cómo te tomes las cosas. El caso es que una noche leímos el cuento y no le hizo demasiada gracia. Yo pensé que al estar dirigido a niños podría hacerle entender mejor lo que yo he intentado explicarle en muchas ocasiones. Durante unos días, he insistiendo un poquito, conseguí que cada noche pensara en algo positivo que le hubiera pasado durante el día, y cada mañana visualizábamos algo positivo que hacer o conseguir.
No funcionó.
Aunque el libro es para niños, yo creo que no hay nada como que lo vean, que puedan vivir con alguien que tenga esa actitud. De nada valdría leer el libro e intentar hacer lo que dice si los adultos que tiene a su alrededor lo ven todo negro.

domingo, 10 de agosto de 2014

Finales felices

Algunos libros me parecen más fáciles de leer, se me hacen más ligeros, y aunque sus finales no sean perfectos, sí que son felices.
En esta categoría incluyo,"El club de los viernes se reúne de nuevo", de Kate Jacobs, y que es la continuación de "El club de los viernes". Lo he encontrado más ligero que el primero, que además de gustarme mucho, me dejó una sensación tremenda de historia inacabada, por lo triste e inesperado del final de la protagonista principal. Y si tengo que decir cual me gustó más, me quedo con el primero, aunque me dejara un mal sabor de boca, aunque haya sido el segundo el que ha cerrado la historia con un final feliz.

Lo que más me gusta de los libros que he leído de Kate Jacobs (a los arriba citados tengo que añadir el de "Amigas entre fogones") es como consigue crear siempre ese ambiente de lealtad, apego, cariño, de tribu, al fin y al cabo.
En estos tres libros la autora habla de equivocaciones, de descubrir en lo que nos hemos equivocado e intentar enmendar nuestros errores, de aprovechar las oportunidades y el tiempo que pasamos con la gente que queremos, de la amistad, del amor, del apoyo incondicional.

De este último, además, he tomado nota de algunas frases, algunas reflexiones que expresan perfectamente lo que yo a veces no acierto a explicar.

"Lo más duro era saber que parte de lo que Mitch decía era cierto. Rosie empezaba a verse superada por las cosas. No podía mantener el ritmo que llevaba antes ni hacer las tareas ella sola. "Es demasiado." Esto es lo que dice la gente. Es demasiado. Sin embargo, el momento en el que por fin admites que es demasiado, probablemente llegue mucho, mucho después de lo que debería haberlo hecho." A mí me suele pasar, y es que lo intentas hasta el último segundo, hasta el último aliento, para a veces descubrir que con eso no puedes tú sola, que necesitas ayuda. Pero sigo siendo del pensamiento de intentarlo hasta el último momento, y no por no pedir ayuda, o por orgullo, sino porque siempre he intentado valerme por mí misma. De todas formas, que el momento de admitir que es demasiado llegue más tarde de lo que hubiera sido preferible, no tiene porque significar que ya no se pueda pedir ayuda. A veces, nunca es demasiado tarde.

"Stan parecía un hombre muy fuerte y sensato; tenía respuesta para todo, cosa que al principio la reconfortaba, en años posteriores la divertía y que al fin acabó siendo un poco molesta a veces." Esto me ha hecho gracia, y he visto que en algunos aspectos es verdad. La vida en pareja puede "hacerse" muy larga, y nosotros podemos cambiar mucho durante esa vida juntos. El caso es saber acoplarse, y en vez de estancarse en los detalles que no nos gustan, tener siempre presente los baches superados y la experiencia adquirida. Admirarse de cómo hemos ido cambiando para poder acompañarnos durante todo el tiempo que dure la travesía.

"En ocasiones, dar un solo paso en una dirección, en cualquier dirección, bastaba para hacer que pareciera que la vida estaba volviendo a encarrilarse." Por supuesto que es dar el paso, pero lo primero es tomar la decisión, y ya con el primer paso, parece que todo se encarrila.

"Quizá hubiera sido mejor elegir un entorno más aislado para abrir su corazón a la anciana que había sido mentora de Georgia, pero a veces lo más importante es lo que se dice y no dónde se dice, ¿no?." Totalmente de acuerdo.

"En ocasiones, el gran alivio de desahogarse sólo sirve para aumentar la carga de otra persona." Lamentablemente. No se escuchar a alguien sin aumentar mi carga.


Hacía mucho tiempo que tenía esta entrada para terminar, y en ese tiempo he podido leer la última entrega del club de los viernes, "Celebración en el club de los viernes". Para mí, con el segundo libro podrían haber terminado la historia, este tercero casi que sobraba. y me reafirmo, el libro que más me ha gustado es el primero.

Si sirviera de algo

Si pudiera huir, huiría.
Si supiera que sirve de algo, lo haría.
Si tuviera la certeza de que cuando volviera todo se hubiera arreglado, lo haría. Porque volvería, eso lo tengo claro.
¿Por qué quiero huir y no tomarme un descanso? Porque huir es no hacer nada, correr sin mirar atrás y dejarlo todo como está, no hacerse responsable de nada y dejar que los demás lo arreglen. Tomarse un descanso es coger fuerzas para seguir adelante, no olvidar nada y volver dispuesto a enfrentarse a los problemas.
Necesito tiempo, soledad, alejarme, pero con la seguridad de que me esperarán. No me planteo la posibilidad de que mi petición sea egoísta, me ha costado demasiado reconocer que lo necesito y que no puedo con todo. Aún así, prefiero no pedir ayuda, porque si lo hago tengo que dar explicaciones.
Quiero dejar constancia de algo, y es que no quiero huir de mis problemas, sino de los de los demás.
Entiendo que todos tenemos problemas, y me hago responsable de mis acciones, e intento ser consecuente con mis actos, pero creo, estoy segura, de que no tengo la obligación de cargar con el peso de los demás.