Los vasos de agua en los que me ahogo son inmensos como océanos.
Cansada ya de intentar mantenerme a flote he decidido que quiero aprender a nadar y aprovechar las corrientes para llegar más lejos.
Si soy capaz de provocar mis tormentas, lo justo sería también poder navegarlas.
Mi Otra Yo
Hay que nadar incluso a contracorriente. Un beso
ResponderEliminarSupone un gran esfuerzo, pero no hay que darse por vencida.
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Unas frases que desprenden más que aprender a navegar, a volar sin alas. Un abrazo y haz lo que tú veas conveniente siempre.
ResponderEliminarSe agradece el abrazo Campirela.
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Totalmente de acuerdo con ese final...
ResponderEliminarMuy buena entrada.
Besazooooo.
Me alegro de que te guste Paula.
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Te animo totalmente a aprender a nadar... y a aprovechar las corrientes. Saca provecho de todo lo que puedas!
ResponderEliminarBesos
En ello estoy Rosana. Gracias.
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Qué buena frase final. Y tan cierta. Venga, vamos a la mar...
ResponderEliminarBesos.
¡Vamos allá!
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Qué buen final le has dado... aprendamos a nadar contra corriente!
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Será difícil, pero no imposible.
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nunca se debe quitar importancia a los motivos que tiene una persona para 'ahogarse'. con el paso del tiempo, mirando atrás, puedes decir "aquello que me pasó fue una tontería y le di mucha importancia". pero eso es algo que tienes que verlo tú mismo. lo que cuenta es lo que tú sientas, no lo que otros opinen desde fuera.
ResponderEliminarbesos!!
En algunos momentos ni siquiera es un alivio saber que dentro de un tiempo lo que ahora nos parece un problema después no lo será. Como tú dices, tiene que verlo uno mismo para darse cuenta.
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Buena forma de pensar. Beso
ResponderEliminarAhora solo tengo que llevarla a la práctica.
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Muchas veces nosotros somos el problema y la solución. De tan cerca que la tenemos, ni la vemos.
ResponderEliminarPorque todo tiene solución, menos la muerte, dicen por ahí.
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Es que a veces lo que para otros es un vaso de agua en sí es uno océano para uno.
ResponderEliminarExactamente Alexander.
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