Me sobra la gente. Es lo que más claro siento últimamente.
Aunque teniendo en cuenta la fama de borde que he tenido siempre, tampoco debería de ser una novedad.
¿Qué fue primero? ¿Mi bordería o que me dijeran que lo soy y así llegar a serlo?
Da igual. De siempre recuerdo haber preferido estar sola que mal acompañada. Estar sola que acompañada. Pues va a resultar que es cierto que soy borde...
Durante un tiempo me he maravillado y sorprendido de tener tantos "amigos" en una red social. Muchos, más de los que nunca hubiera imaginado, amigos de verdad, incluso sin conocerlos en persona. Pero muchos más, el resto, llegaron de rebote, ni recuerdo cómo.
Cada cierto tiempo alguien hace limpieza de contactos, y nunca pensé que yo lo haría porque esa gente, la virtual, nunca me ha molestado. La leo cuando quiero, y si no quiero no la leo. No ocupan sitio ni lugar, pero si los necesito ahí los tengo. Hasta ayer...
Probé a eliminar a uno, dos, tres... y así hasta casi 300. ¿Qué pasó? Pues que me sentí bien, más ligera y con más ganas todavía de eliminar a más.
Y mira, son cosas que pasan y que llegan cuando menos te lo esperas. Un día te das cuenta de que tienes en tu vida a gente sin la que crees que no puedes vivir y otro día necesitas borrar a toda esa gente para poder seguir viviendo. Un poco exagerado esto último: lo sé.
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