Qué mal me sabe no terminar de escribir algunas entradas en el momento en el que la alegría me hace querer compartir con vosotros lo que me ha pasado.
«Escríbela y punto», me digo siempre. Pero entre que organizo mínimamente en mi cabeza lo que ha ocurrido, vomito lo que siento y después lo corrijo, pasan muchas cosas; como el tiempo, por ejemplo. Y casi siempre más del que me gustaría.
El caso es que cuanto más tiempo pasaba, más sentía que se alejaban las palabras con las que transmitir la ilusión que me hizo conocer a Mikel Fare en persona. Hoy, al releer el correo que le envié aquel día, me he dado cuenta de que esas palabras han estado conmigo desde el principio en ese mensaje.
Como podéis suponer, si estoy escribiendo esto es porque me dio permiso 😍
Quienes llevéis un tiempo por aquí sabréis de mi afición a las casualidades, ya sea porque me pasan más que a los demás o porque yo las veo por todas partes. El encuentro con Mikel fue producto de una, o de dos.
La primera fue salir a andar después de estar muchos meses sin hacerlo. Y a punto estuve de quedarme en casa por la pereza que da retomar buenas costumbres. La segunda, que justamente ese día y a esa hora Mikel estuviera sentado en el paseo frente al hotel donde se alojaba.
Lo reconocí a la primera y aun así me quise asegurar buscando en Internet después de pasar frente a él y su amigo, con una sonrisa tonta por no creerme la suerte que estaba teniendo. Los dedos me temblaban mientras tecleaba su nombre en automático; mi mente estaba ocupada escuchando los argumentos de cada una de mis yoes: «no dejes pasar esta oportunidad», «igual lo incomodo si le digo algo», «en los vídeos parece muy cercano», «una cosa son los vídeos y otra la vida real», «no tienes nada que perder».
Y así fue como desandé los metros que había puesto como barrera y le pregunté a Mikel si era él (¿puede haber pregunta más tonta que la de que te pregunten si eres tú?). Y sí, lo era. Y sí, es tan cercano como en lo vídeos.
A él le sorprendió que lo reconociera y a mí atreverme a saludar. Cruzamos unas frases y yo seguí mi camino. A la vuelta todavía seguían sentados en el mismo sitio y charlamos un poquito más.
Cada uno extrae sus propias conclusiones de los acontecimientos que suceden a lo largo de su vida. Conclusiones sobre las que no estaría mal volver más tarde para analizarlas desde lejos en el tiempo, una vez pasada la influencia del estado de ánimo que tuviéramos en ese momento.
Yo suelo hacerlo porque me ayuda a confirmar o a replantearme los motivos que me llevan a tomar una decisión u otra. Es casi un acto reflejo cuestionar por qué pasan las cosas e intentar entender las razones del resto.
La coincidencia, la casualidad o el destino —que cada uno crea en lo que quiera— no nos quita la responsabilidad del resultado de nuestras decisiones.
Coincidir con Mikel pudo ser cosa de la suerte, pero el proceso previo que me llevó a decidir hablarle —y no me refiero al momento del encuentro— fue cosa mía.
Además de coincidencias suelo ser de refranes y frases hechas. De algún hecho que se repitiera tuvieron que nacer; o por lo menos eso espero. Pero también es cierto que porque algo se repita no tiene por qué ser verdad o lo correcto.
¡Mierda! ¿No os pasa que después de darle mil vueltas a algo y llegar siempre a la misma conclusión, en el momento en el que aceptas que es de tal manera y se lo dices a otra persona o lo escribes, te das cuenta de que existe otra opción que no se encontraba entre las mil anteriores? Pues eso me acaba de pasar.
«La gente no cambia» o «la cabra siempre tira al monte» son sentencias con las que no estoy de acuerdo, aunque haya personas empeñadas en demostrarme que son ciertas.
¿Será que no se puede cambiar del todo? ¿Que siempre quedará un resto en nosotros que, cuando destaque sobre la nueva persona que hemos construido, nos haga ignorar los logros?
A quienes hayáis tenido la paciencia de leer hasta aquí os doy las gracias porque lo único que vais a descubrir es que yo he cambiado: una prueba de ello es algo tan sencillo como haberme atrevido a saludar a Mikel.
Que sigo cambiando: como muestra esta paja mental que no voy a borrar porque, aunque no la entiendo la mitad de las veces que la leo, tiene mucho sentido.
Que por muchas personas en las que me convierta todas ellas tienen un rasgo común: la necesidad de alimentarse de la lectura y parir reflexiones con forma de palabras.
Tengo que decirte que he tenido que ir a libro de pétete jjj, para saber quién es él. Mi ignorancia es absoluta, ya lo vi.
ResponderEliminarA partir de aquí te felicito, porque a ti te ha hecho feliz y has logrado tal vez vencer esa barrera de atreverte a saludar a esa persona y sentirte satisfecha con el acto en sí.
Gracias, por compartirlo. Un besote, feliz semana.
Parece mentira que hayamos vivido tantos años sin ese libro de Pepete, ¿verdad? Ahora tenemos todo el conocimiento del mundo a nuestro alcance con un solo clic.
EliminarParece se que la vida es ir superando barreras.
Feliz semana para ti también, Campirela.
Besos.
Eso será que
ResponderEliminarestás mejor
así que me
alegro.
Sabías que te alegrarías, Orlando.
EliminarGracias por estar ahí.
Besos.
"¿No os pasa que después de darle mil vueltas a algo y llegar siempre a la misma conclusión, en el momento en el que aceptas que es de tal manera y se lo dices a otra persona o lo escribes, te das cuenta de que existe otra opción que no se encontraba entre las mil anteriores? Pues eso me acaba de pasar." TODO el tiempo.
ResponderEliminarEs un consuelo no ser única en algunas cosas 😅
EliminarBesos.
qué bonito y sincero es el e-mail que le mandaste! ver a alguien famoso y decirle algo es una de esas cosas que nos dan algo de miedo, pero al mismo tiempo estamos deseando.
ResponderEliminary sí, con el tiempo vamos evolucionando. de un año para otro, lo que antes no habríamos hecho ahora lo hacemos pero de cabeza.
muy bonita entrada. besos!!
Los famosos no dejan de ser personas como nosotros, aunque es cierto que a unos esa fama los cambia y a otros no.
EliminarCreo que es inevitable evolucionar, aunque sea un poquito.
Besos.
Ayer mismo hablaba con una compañera sobre cómo cambiamos tras determinado proceso personal que compartimos. Y ella me decía que se resiste a usar la palabra cambiar, que prefiere decir evolucionar, porque cambiar le suena a que es totalmente nueva, pero al evolucionar puede conservar aquello de sí misma que quiere, porque le gusta o porque le sirve. Por ejemplo, en tu caso, la lectura y reflexionar...
ResponderEliminarMe he sentido muy identificada con tu texto (¿Será una casualidad que vuelva a leerte justo ahora? Como no conozco a Mikel Fare, indagaré algo sobre él y ya te contaré si es una casualidad/causalidad o no, jaja). También soy muy refranera (que conste que hay uno para cada situación, para una cosa y para la opuesta, lo que da pistas de que son certeros, pero no verdad absoluta) y también siento que he cambiado, varias pieles llevo ya mudadas, jeje, pero hay cosas de mí que conservo y espero seguir haciéndolo.
Ya ves que también me subo al carro de las pajas mentales. Mejor paro, jajaja (¡qué ganas de un café conversado!)
Besos
Hola, Alís. Me alegra leerte otra vez.
EliminarMe gusta la palabra evolucionar y entiendo por qué tu compañera la prefiere. Quizás en otro momento de mi vida esa palabra se ajuste más a mí que la palabra cambiar.
Estoy de acuerdo con lo que dices de los refranes porque es lo que a la vez me atrae y me desconcierta de ellos.
¿Casualidad que me leas justo ahora? Seguro que sí. O simplemente que te ha calado lo justo para que te plantees esa posibilidad.
Yo creo que algunas personas necesitamos las pajas mentales para aclararnos. Al menos de momento no he cambiado lo suficiente como para prescindir de ellas XD
Besos.
Hola.
ResponderEliminarSuele pasar que el postergar el escribir entradas de un blog, cuando se preferiría escribirlas inmediatamente. Suele pasar que se interpone algo, incluso la misma persona.
No creo en las frases hechas. Hasta me he proclamado El Aniquilador de las frases hechas, que pueden no ser inofensivas, representar prejuicios, inmovilizar. Porque se puede cambiar, aun manteniendo la esencia.
Y algunos encuentros en persona suelen ser significativos. Para llegar a eso hay que pasar por ciertos desafíos.
Besos.
Tienes razón, Demiurgo. Se impone la misma persona y la sangre fría que a veces te hace ver las cosas de forma diferente, sin ese sentimiento del momento que te da el ímpetu para contar las cosas o para contarlas de cierta manera.
EliminarIgual que Alís, creo que tú también tienes razón con lo de las frases hechas, y eso las hace más magníficas todavía.
Incluso aunque el encuentro con Mikel no hubiera salido bien, lo contaría como desafío superado. Me quedo con eso.
Besos.
No conocía a Mikel Fare, ya he buscado en internet. Muy bien por haberte acercado a saludar, a él le habrá hecho ilusión y a ti también, así que ninguna idea mejor!!!
ResponderEliminarBesos
Creo que los dos salimos ganando con el encuentro, Rosana :-)
EliminarBesos.
No le conocía pero me alegro de que te hiciese ilusión y de que saliese bien. Sobre todo de que tú te sintieses bien con el cambio que observas en ti misma y si, cuando creo que he llegado a la solución de algo, me aparecen en ocasiones no una sino mas opciones.
ResponderEliminarAhí no se si desconectar el cerebro, replantearme mi vida, el asunto o irme a vivir a la Laponia Finlandesa.
Un besazo!
A veces tener demasiadas opciones nos bloquea: no siempre es bueno tener donde elegir.
EliminarBesos.
Interesante cómo transformaste un encuentro casual en una oportunidad para reflexionar sobre los cambios personales. Hay una mezcla extraña e incomprendida entre destino y decisiones propias que da para darle unas vueltas. ¡Qué valiente atreverte a saludar a Mikel! Va un abrazo, Devoradora.
ResponderEliminarMe gusta pensar que de todo podemos extraer algo más que lo evidente. Y buscando, buscando, siempre se puede encontrar la reflexión.
EliminarVa un beso.
Qué intriga quién será Mikel Fare? Tengo que buscar información de esa persona.
ResponderEliminarLa vida está llena de casualidades. Me alegra que le hayas conocido y sobre todo que hayas vuelto a escribir..
Un beso.
Muchas gracias, María.
EliminarBesos.
Hola!
ResponderEliminarTú email es tan honesto, no me extraña que te diera el permiso para contar tu historia. Me hablaste de él en su momento y no me quedé con el nombre. Ya lo he fichado en Youtube.
Un abrazo enorme.
Después de todo no somos más que personas pero hoy en día, con Internet, todos podemos ser «famosos». A mí me encantó descubrir que el Mikel que veo en los vídeos es el mismo en la vida real.
EliminarBesos.