Soy seguidora de algunos blogs, y aunque no puedo estar todo lo al día que quisiera en su lectura, hago lo que puedo.
Hace poco la chica que escribe uno de estos blogs que leo decidió dejar de escribir porque gente de su entorno se había enterado de la existencia del blog.
Me apenó mucho su decisión de dejar de escribir (aunque al final se lo ha pensado y sigue escribiendo) pero la entendí.
Casualmente en esos días algunos conocidos me dijeron que sabían de este blog.
Está claro que no es difícil enterarse de estas cosas, de hecho, es muy fácil, pero no sé porqué no esperaba que "me descubrieran" tan pronto. El caso es que si cuando escribo pienso en los que me conocen me siento incómoda.
Una de las cosas que más me frenaban a la hora de escribir un blog era ésta, que supieran quién soy. Pero después de sopesar pros y contras, de pensármelo mucho y de preguntarme siempre ¿y por qué no?, me decidí por lo arriesgado y atrevido (en mi caso) y opté por escribir. Total, si pasaba algo que no me gustara siempre podría dejarlo.
¿Y que sepan quién soy no me gusta? Pues no es que no me guste, es que me incomoda.
No pretendo comentar lo que escribo aquí con los que me conocen cuando me ven por la calle, igual que no comento ni explico todo lo que pienso.
Hablar es fácil, se puede hacer con cualquiera y en cualquier sitio. Pero a veces no te apetece hablar; a veces necesitas dar forma a unos pensamientos, a unos sentimientos muy concretos que primero tienes que ordenar para poder expresarlos.
Siempre me ha gustado escribir porque te da la oportunidad de pensar lo que dices ;aunque eso no quiere decir que no te equivoques, que no tengas que rectificar después.
Escribir es sentir el placer de una conversación larga e intensa.
Si no quería que supieran que tengo un blog no es porque tenga nada malo que decir, no es mi intención ofender a nadie. Pero escribir te da la libertad que no tienes cuando hablas cara a cara con una persona, cuando interpretas gestos en su cara y tonos en sus palabras. Cuando tienes que volver a repetir algo porque no te entienden, o cuando pierdes el hilo de la conversación porque te han interrumpido.
Me gusta mucho escribir, llevo muchos años haciéndolo. Y la maternidad, internet y los blogs le han dado para mí una dimensión nueva.
Conoces a otras madres, comentas sus experiencias y ellas comentan las tuyas. Y con el tiempo descubres que has hecho amigas a base de hablar con ellas mientras las lees, mientras te leen.
Así que de momento seguiré escribiendo. Personalmente me aporta mucho más el hacerlo que dejarlo porque me sienta incómoda.
Porque,en este caso, la balanza se decanta claramente por lo bueno. Cuando escribo me siento/a bien, necesito hacerlo, hago amigas, siento que un poco devuelvo lo que yo tomo de las demás, me obligo a hablar conmigo misma y a enfrentarme a mis cosas... Y lo menos bueno ..., pues muy poco, demasiado poco como para dejar esto tan pronto.
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