domingo, 12 de septiembre de 2010

No tiene precio

Si no durmiera con mi hijo, no sabría lo que me pierdo.
Que se gire durante la noche,en mitad de su sueño, hacia mi y me acaricie la cara mientras pasa su brazo sobre mi cuello.
Le gusta el contacto y esté en la postura que esté, siempre nos toca a su padre o a mi con alguna parte de su cuerpo.
No tienen precio los momentos que pasamos jugando antes de que se duerma, o las veces que ganduleamos cuando se despierta.
Tampoco tienen precio ninguno de los días que me regala desde hace ya más de dos años y medio.
Ha cambiado mucho físicamente desde que nació, y mientras duerme es el momento del día en el que más se parece a cuando era un bebé.
Me llama de tres formas cuando se despierta: ¿Maaamaaa, Maaamaaa?, medio dormido todavía y preguntando; ¡MAMA, MAMA!, gritando como si llevara media hora llamándome; y últimamente dice ¡Mama, quí (aquí)!, como si yo no supiera donde está.
Nunca pensé que dormiría con mi hijo, que dormiríamos tres en la misma cama, y ahora estoy impaciente por que seamos cuatro.
Pienso que me perdería todas estas cosas si no durmiera con él, por eso estoy contenta de hacerlo.
Mi sueño es diferente desde que él nacio, y mejor desde que duerme a mi lado. Por circunstancias (todas tontas y sin fundamento, como que nunca querrá dormir solo) no empezamos a practicar el colecho hasta que Rodrigo cumplió más o menos el año. Y ahora es una de las cosas de las que no me preocupa pensar qué pasará en el futuro, sin embargo si que me preocupa pensar en cómo hacerle dejar el chupete (para eso nadie de mi entorno me mete prisa, para ellos está bien y es normal llevar chupete con más de dos años y medio).

Quiero dejar aquí algo que ya he leído en varias ocasiones y no me gustaría perder: "Cuando duerme una madre junto al niño, duerme el niño dos veces; cuando duermo soñando en tu cariño, mi eterno sueño meces." Unamuno

2 comentarios:

  1. Qué bonito, Mari Carmen!!!

    La mía también duerme con nosotros muchas noches, y otras a ratos yo con ella en su cama. Siempre busca también el contacto. Lo necesitan. ¿Cómo sería si le privara de eso? ¿Por qué privarle, madre mía?

    Yo también digo ¿quién me lo iba a decir? Yo siempre tan intelectual, tan racional, tan profesional... y ahora soy solamente una madre.

    Un abrazo grande!!!

    ResponderEliminar
  2. Pues sí, ¿por qué privarle?, y ¿por qué no reconocer que a nosotros (los padres) también nos gusta?
    No sé si él ya se está "mal acostumbrando", pero te aseguro que las noches que se queda a dormir en casa de los abuelos yo le echo de menos, y me cuesta mucho más dormirme que cuando lo tengo a mi lado.

    ResponderEliminar

Me interesa lo que piensas.