domingo, 27 de agosto de 2017

Me gustaría creer

Estoy bautizada y he tomado la comunión. Mis hijos no están bautizados, uno no ha tomado la comunión y el otro tampoco lo hará (a no ser que él lo pida).

Ayer fuimos los cuatro a la iglesia, a una misa en memoria de la abuela de mi marido. Vamos poco; para entierros o alguna celebación. Siempre intento escuchar el discurso del cura y siempre me pasa lo mismo, que no me interesa. El de ayer, sin embargo, era diferente. Parecían las palabras de alguien que vive en el mundo de hoy, palabras que explican un punto de vista sin querer enseñar o decir lo que tenemos que hacer.
Suelo observar a la gente e imaginar qué es lo que les llevá allí. La mayoría son personas mayores, pero también las hay de mi edad y más jóvenes. Y me sorprende, para qué nos vamos a engañar (aunque tampoco tengo explicación para ello).
La religión cristiana es la que tengo más cerca, y creo que la he idealizado, como supongo que haría con otra de la que conociera un poco más. 
Pienso que quien va a misa, quien reza, quien echa dinero en el platillo de la limosna, quien cree lo que dice el cura y le da las gracias a Dios de las cosas buenas que le pasan, tiene que ser una buena persona. Pero hay personas que hacen todo eso y son más malas que el demonio. Como en todas las religiones, lo tengo claro, pero aún así no lo entiendo.
Esto me hace pensar en los terroristas del antentado de este pasado día 17 en Barcelona. De este atentado y de todos los que hacen en nombre de Alá. Me hace pensar también en los musulmanes que se han manifestado en contra del atentando diciendo que el islam es paz, no lo que esos extremistas han hecho.

¿No será la religión el motivo por el que más se ha matado? Pues no lo sé, pero todavía me sorprende y me da miedo ver lo que el ser humano es capaz de hacer en nombre de alguien que está muerto, que no han conocido, del que sólo saben lo que se ha ido contando a lo largo de los años, una historia seguramente distorsionada y mal interpretada con el paso del tiempo y por según quien la interprete. 
Porque si la palabra paz significa lo mismo en todos los idiomas y en todas la religiones ¿está justificado el dolor, el sufrimiento y la sangre que se derrama para conseguirla?

Una de las cosas que me gustan cuando voy a misa (que alguna hay) es cuando todos cantan juntos. La unión hace la fuerza, y todas esas voces juntas hacen que todo parezca bonito.
También me gusta pensar que todas esas personas creen realmente en Dios, que confían en él, y que en los momentos de sufrimiento les da consuelo.
Como a la amiga a la que le pregunté después de la ceremonia si creía en Dios, que me dijo que sí, aunque no es practicante. Pero que cuando le pasa algo malo le pide que le ayude.
"¿A quién le pides tú cuando te pasa algo malo?", me preguntó. Pues yo pido que pase el momento, que pase lo malo y que todo se arregle, pero no le pido a nadie en concreto. 
Y a veces me gustaría, me gustaría tener a alguien a quien pedir y en quien confiar. Alquien que me de seguridad y consuelo. Porque eso es lo que creo que sienten los que creen en algún dios ¿o no?

Creo que tengo una conversación pendiente con una buena amiga que es creyente y practicante, a ver qué me puede aclarar ella.

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