Así es como me siento por no poder dedicarle más tiempo a Rodrigo.
No es que me demande mucho más que antes, ni que pida hacer conmigo cosas que antes no pedía. Pero claro, un recién nacido alimentado con lactancia materna necesita tiempo, un tiempo que antes era todo para Rodrigo.
Por las mañanas me prefiere a mí en vez de a su padre, así que hasta ahora he conseguido organizarme para llevarlo yo al colegio.
Cuando no he podido atenderle como él quería porque le estaba dando el pecho a Gonzalo; cuando ha accedido (unas veces de mejor y otras de peor manera) a esperar o a que le atienda su padre; cuando no ha entendido que si el bebé llora hay que darle de comer, que no se puede esperar.
Todas esas veces yo intento hacerle comprender de la mejor forma posible la situación, pero hay momentos en los que me puede el sueño, el cansancio y el dolor y mi reacción no es la que yo quiero, no es la que él se merece. Entonces él termina enfadado o llorando, y yo enfadada conmigo misma y sintiéndome culpable por haberlo tratado así.
Es complicado atender a un peque aún pequeñito cuando al otro se le da lactancia materna. La demanda es grande, pero estoy segura que cuando superes algunas semanas más controlarás la situación.
ResponderEliminarNada de culpa, es una sombra que nos persigue a las madres. Lo haces lo mejor que puedes, que creo es estupendo.
Besotes.
Cuánto lo siento!! a mí me ocurría algo parecido, eso que Vero es muy buena y lo entendía, pero me daba una penita verla allí esperando... uff, además del mal humor que se nos pone a nosotras...
ResponderEliminarÁnimo que todo pasará...
Besicos!!
Tienes razón en lo de la sombra que nos persigue a las madres, siempre encontramos por lo que dudar, por lo que preguntarnos si lo estaremos haciendo bien.
ResponderEliminarSe que es cuestión de tiempo, y de paciencia sobre todo. Además de recordarme constantemente que Rodrigo todavía es un niño pequeño, que no porque haya llegado un bebé a casa el deja de serlo de golpe.
Gracias por las palabras, y por los ánimos.
Eso me pasa Chica de las flores, me da lástima oírlo jugar sólo, o ir en busca de su padre porque yo no puedo atenderlo. Y si se lo toma bien vale, pero si no lo hace, y encima se junta con un mal momento mío..., pero bueno, poco a poco encontraremos cada uno nuestro lugar y ¡viviremos en paz y armonía! (o se intentará)
ResponderEliminarBesicos para tí también.
Cuántas veces he sentido lo que tan bien cuentas!! Querer tanto como se quiere a los hijos hace inevitable la culpabilidad; la vida se hace muy complicada cuando queremos dar todo lo mejor de nosotras mismas porque son nuestro mayor tesoro. Cuidarlos como se merecen exige mucho. Pero hacemos lo que podemos y con la mejor intención, el mayor amor y la más absoluta disponibilidad y eso es suficiente, verdad? Un saludo (gracias por la visita y enhorabuena por el blog, me gusta mucho)!!
ResponderEliminarHola Sonia.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Me alegro de que te guste mi blog.
A mí me gusta mucho el tuyo, principalmente por dos motivos: el primero es que me encanta como escribes, como cuentas las cosas. Y el segundo es porque me sirves un poco de "guía" en esta nueva situación mía de mamá reciente por segunda vez.
Saludos.
Mari.