Tienen razón mis amigas, las que no tienen hijos, en que las que los tenemos no hacemos más que hablar de ellos.
Pero creo que es inevitable, y que a todas las madres nos pasa (por lo menos a las que yo conozco), que incluso esos ratillos en los que estamos sin ellos, sin querer acaban siendo nuestro tema de conversación. Y por supuesto, siempre los llevamos en el pensamiento.
Desde que somos padres, alguna vez mi marido y yo nos hemos ido a comer o cenar solos, no demasiadas, pero alguna. ¿Y de quien hemos terminado hablando? Pues de los niños, jejeje...
Y para muestra de lo monotemáticas que podemos ser las madres, este blog y otros muchos, y estupendos, que hay en la red.
No recuerdo cómo llegué a los blogs, cómo encontré esta fuente de información, de descubrimiento y desahogo que nunca se acaba, y que cada día me descubre alguno nuevo. Y aunque no todos los que leo tratan sobre lo mismo, para qué engañarnos, el 99% de los blogs que sigo están escritos por mujeres, madres que hablan de su vida con hijos, de la maternidad, de la educación, de todo lo que gira alrededor de esas personitas que consiguen poner patas arriba nuestras vidas.
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