Me gusta pensar que hay segundas oportunidades. Son necesarias para corregir errores, y todo el mundo tiene derecho a equivocarse y poder volver a intentarlo.
Estoy pensando en esas parejas que no consiguen hacer lo que tenían pensado, que era pasar el resto de su vida juntos.
¿Existe la media naranja? ¿No existe? Quizás a veces no encontramos a nuestra mitad a la primera, tardamos un poco, o tardamos tanto que no llegamos a tiempo de coincidir.
¿Somos la mitad de alguien? Hay quien dice que no, que llevan tanto tiempo vendiéndonos eso de la otra mitad que creemos que si no compartimos la vida con alguien no estamos completos.
Conozco, ya sea en persona o de vista, a algunas personas que han rehecho su vida después de una ruptura.
En ocasiones la ruptura ha sido dura, porque una de las dos partes ha sido engañada, en ocasiones simplemente (si puede ser simple) se ha terminado el amor (qué triste suena esto, nunca debería terminarse el amor).
Cuando, después de lo que crees que ha sido media vida y con una hija en común, descubres que tu pareja te engaña ¿cómo se asimila eso? ¿llega a asimilarse alguna vez? En esta situación creo que está más que justificado convertirse en una persona desconfiada, y dolida. Creo, me imagino, que debe de ser como sentir que todo lo que has vivido ha sido una mentira, y desde ese momento no puedes dejar de recopilar recuerdos y buscar en qué momento te mentía y en cual no.
Cuando se confunde el cariño con el amor que ya se ha terminado, cuando en vez de amantes somos dos buenos amigos que conocemos el cuerpo del otro y sabemos qué le gusta, cuando lo único que nos hacemos es compañía... ¿el amor se acaba en un momento en concreto o simplemente se va extinguiendo?
No me imagino mi vida sin él, mi amigo, amante, padre de mis hijos, marido, todo. Y aun así sé que nada ni nadie puede asegurarme que vaya a ser para siempre. Por eso, mientras dure, será el amor de mi vida, mi media naranja.
Estoy pensando en esas parejas que no consiguen hacer lo que tenían pensado, que era pasar el resto de su vida juntos.
¿Existe la media naranja? ¿No existe? Quizás a veces no encontramos a nuestra mitad a la primera, tardamos un poco, o tardamos tanto que no llegamos a tiempo de coincidir.
¿Somos la mitad de alguien? Hay quien dice que no, que llevan tanto tiempo vendiéndonos eso de la otra mitad que creemos que si no compartimos la vida con alguien no estamos completos.
Conozco, ya sea en persona o de vista, a algunas personas que han rehecho su vida después de una ruptura.
En ocasiones la ruptura ha sido dura, porque una de las dos partes ha sido engañada, en ocasiones simplemente (si puede ser simple) se ha terminado el amor (qué triste suena esto, nunca debería terminarse el amor).
Cuando, después de lo que crees que ha sido media vida y con una hija en común, descubres que tu pareja te engaña ¿cómo se asimila eso? ¿llega a asimilarse alguna vez? En esta situación creo que está más que justificado convertirse en una persona desconfiada, y dolida. Creo, me imagino, que debe de ser como sentir que todo lo que has vivido ha sido una mentira, y desde ese momento no puedes dejar de recopilar recuerdos y buscar en qué momento te mentía y en cual no.
Cuando se confunde el cariño con el amor que ya se ha terminado, cuando en vez de amantes somos dos buenos amigos que conocemos el cuerpo del otro y sabemos qué le gusta, cuando lo único que nos hacemos es compañía... ¿el amor se acaba en un momento en concreto o simplemente se va extinguiendo?
No me imagino mi vida sin él, mi amigo, amante, padre de mis hijos, marido, todo. Y aun así sé que nada ni nadie puede asegurarme que vaya a ser para siempre. Por eso, mientras dure, será el amor de mi vida, mi media naranja.
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