Hace días leí esto y me gustó mucho.
Normalmente no suelo hacer comentarios ni leer los que los demás dejan en los blogs que leo, aunque me gusten mucho, pero en esta ocasión si lo hice. Y me gustó tanto lo que leí y me sentí tan identificada con algunas palabras que la verdad es que me sorprendió mucho que todo el mundo no pensara lo mismo.
Y aquí viene cuando tengo que recordar que todos no pensamos igual, y que lo que yo puedo ver de color blanco, otros lo pueden ver negro, o gris. Que igual que yo pienso, creo y estoy segura de que los demás están equivocados, ellos pueden pensar lo mismo respecto a mí.
Lo que más me gustó de todo fue la última parte: "Tan solo te pido un favor, si has de volver a mirar a mis hijos despectivamente mientras piensas que los tuyos son mejores, procura que yo no esté cerca, porque esa mirada me ha partido el corazón, y es que yo no lo haría, ya ves, esta madre, aunque imperfecta gasta algo de dignidad, y sobretodo... no escupas hacia arriba, no vayas a calcular mal la trayectoria y te caiga encima..."
¿Y por qué me gustó tanto esta parte? Pues porque siempre que vamos al parque hay alguna de esas, de las que te miran por encima del hombro, de las que miran con desprecio a los hijos de los demás. A algunas las conoces, a otras no, pero cada vez que coincides con ellas, desearías no haberlo hecho.
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