Hay días en los que la vida es estupenda, maravillosa, perfecta, hasta, para a quien le guste, de color de rosa.
Hace unos días que mi vida no es estupenda ni maravillosa, se aleja mucho de ser perfecta y tiene más de gris que de cualquier otro color. Y no se si es por casualidad, el tiempo, la edad, por solidaridad o decir tonterías, que hay muchas amigas a mi alrededor que estos días se sienten como yo, e incluso peor. He tenido épocas peores, pero eso no me consuela. No es la primera vez que estamos así, y el motivo es el mismo, cosa que me entristece y preocupa a partes iguales.
Me entristece porque cuando no estamos bien nada me sale bien, no disfruto de mi vida en familia y todas las situaciones son forzadas. Me preocupa porque si con todos los años que llevamos juntos todavía no hemos conseguido superarlo querrá decir algo ¿que tenemos que seguir intentándolo o que no tiene solución y no vale la pena seguir? Deseo con todas mis fuerzas que sea lo primero.
Cuando estamos bien le quiero con toda mi alma, daría mi vida por él y no me la imagino ni un día sin estar a su lado, pero cuando estamos así... me pasan mil cosas por la cabeza que me hacen plantearme si los días buenos no son un espejismo.
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