Lo he leído, me lo han explicado y también lo he comprobado: a los niños no hay que "echarles" discursos o sermones. Si te extiendes en una explicación o una regañina se pierden pronto.
Pero aún así, aún sabiéndolo, y sobre todo cuando estoy enfadada, echo unos discursos de mucho cuidado.
Me pasa sobre todo con el mayor. Cuando tiene curiosidad por algo y me pregunta, y sobre todo si sé la respuesta, me lío a explicarle cosas sobre el tema, a darle opciones, a preguntarle si quiere que busquemos más información... y de pronto me doy cuenta de que en algún momento ha dejado de prestarme atención y yo ni me he enterado. Normal.
También me pasa cuando me enfado y quiero dominarme para no perder los nervios. Entonces parece que sustituyo los gritos o las malas maneras por una explicación detallada y prolongada de por que me siento así, por que creo que no está bien lo que ha hecho, por que... y bla, bla, bla...
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