Es una de las muchas cosas que me indican que crece, que se hace mayor. Y es que este mes cumple 11 años.
Hacía tiempo que podría haber cambiado las perchas, porque aunque todavía podía utilizarlas, ya eran algo justas para su ropa. Pero ahora ya no, ahora necesita perchas de tamaño grande...
Y un detalle como este, algo tan simple como tener que cambiar las perchas porque quedan pequeñas, me hace ser consciente de lo rápido que pasa el tiempo, que todo lo que pensaba que no pasará ha pasado, que todo lo que ahora se me hace cuesta arriba después no tendrá importancia. Y aunque cada vez soy más consciente de esto, a veces se me olvida.
A veces me encuentro enfadada, enfrascada en mis predicciones de futuro pensando que nunca dejará de hacer esto o aquello, diciéndole cosas como "¡ya eres mayor para comportarte así!".
Y un día me encuentro frente a su armario, decidiendo cambiar sus perchas porque su ropa ya es demasiado grande, como él.
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