lunes, 30 de julio de 2012

Lo que me había perdido

Rodrigo se destetó antes de los ocho meses. Gonzalo a cumplido año y medio y seguimos con la lactancia materna.
Una de las espinas clavadas que me quedaron cuando Rodrigo se destetó era no haber vivido situaciones "de niño grande que toma teta". Situaciones graciosas, simpáticas y llenas de complicidad.
Con Gonzalo estoy disfrutando mucho de la lactancia, y siempre me aparece un puntito de tristeza cuando pienso en lo bonito que hubiera sido llegar hasta aquí con Rodrigo.
Pero bueno, guardo muy buenos recuerdos de esos casi ocho meses con Rodrigo, y valoro mucho cada día que pasa y Gonzalo sigue tomando teta.

Con Gonzalo comparto momentos y me encuentro en situaciones que nunca hubiera pensado relacionadas con la lactancia: a veces me agobio un poco, otras me enfado, pero la mayoría las disfruto y las vivo con alegría y ternura.
A veces me agobio cuando tiene uno de esos días en los que no me deja ni ir al baño y en cuanto me pierde de vista empieza a llorar diciendo "tetaaaaa, mamaaaaa". O tengo las manos ocupadas con el cesto de la ropa y no veo ni dónde piso, y de pronto me hace un placaje agarrándome las dos rodillas y gritanto "teeeetaaaa". Últimamente, como quiere estar en todo, me pide teta, me siento para darle, y cuando me saco la teta se baja para hacer otra cosas. Entonces le dijo si quiere o la guardo, no me contesta, y en cuanto me tapo y me levanto viene a pedirme otra vez.
Otras veces me enfado porque me hace daño. Para según que posturas necesitaría que mis tetas fueran de goma y su cuello girara 360º. Entonces se mueve y se estira tanto que me da más de un tirón.
Pero sobre todo lo disfruto y me encantan los momentos que compartimos y las risas que me echo con él. Ya es él el que decide de qué teta quiere tomar, o cuando cambiar de una a otra. Me dice "ota" para cambiar de teta, pero hasta que no me tapo la primera no toma de la segunda. Y después dice "má", y vuelve a la primera. Todo esto entre risas y aplausos, y levanta los dedos índice para decir que tengo "do" tetas. Conmigo no se duerme sin la teta, pero si yo no estoy no tiene problemas para dormirse.
Algunas noches, cuando se incorpora, le enseño la teta antes de que diga nada, se coge y se vuelve a dormir. Otras, cuando yo no me he dado cuenta de que se ha despertado o está Rodrigo entre él y yo, viene a buscarme mientras dice dormido "teta, teta".
Hay muchos momentos tiernos, en los que está muy tranquilo mientras mama y me acaricia el otro pecho, la cara, el brazo, la barriga... o se duerme apoyado en mi hombro, o totalmente tumbado sobre mí, cuando estamos en la cama.
Además, estar mamando no le impide estar al loro de todo lo que pasa a su alrededor, y mira de reojo cualquier cosa que se mueva.
Y sobre todo, me encanta cuando llego a casa y me recibe con los brazos abiertos, una sonrisa de oreja a oreja y gritando "teeeeeeetaaaaaaaaaa".

Así que estoy encantada, disfrutando de la lactancia, de mi chico pequeño y del grande, que a veces se acurruca como puede en mi regazo mientras su hermano toma teta.

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