sábado, 27 de abril de 2019

Cambio ventajas por derechos

Los hombres y las mujeres somos diferentes, y siempre lo seremos, pero esa diferencia no tiene que significar desventajas para las mujeres.
Nos complementamos.
Así debería de ser.

En la ciudad donde vivo hay un gimnasio solo para mujeres; me parece bien.
Hace tiempo fue noticia una barbería de Palma porque solo podían entrar hombres y perros, mujeres y niños no; son las normas del dueño y me parecen bien.
También veo bien las medidas que se han tomado respecto a las líneas de autobuses: cada una con sus diferencias, algunas ciudades facilitan que las mujeres que viajen solas puedan parar más cerca de su casa.
Siempre hay comentarios respecto a este tipo de cosas, de ventajas para unos o para otros, de privilegios llegaría incluso a decir alguien.
Y todos no somos iguales, ya lo sé.
Todos los hombres no te miran y te desnudan a la vez mientras haces sentadillas. Todas las mujeres no protestan porque tienen prohibida la entrada en un establecimiento donde igualmente no iban a entrar, y dicen sentirse discriminadas. Todas las mujeres no se van a aprovechar de la ventaja de ser mujer para bajar del autobús más cerca de su casa.
Es triste, porque lo que nos lleva a merecer o necesitar esta ventaja es la desventaja de ser mujer.
Es triste saber que por ser mujer, entre otras muchas mierdas, está la de que a lo mejor no llegas a tu casa viva. Y si llegas, al final acabas deseando no haber llegado.
¿En qué se piensa en los momentos de miedo? ¿Se puede pensar en algo?
"Oye, espera, que me tengo que pensar si resistirme a ti, y a lo mejor evitar que me violes o me mates, pero aguantar que después cuestionen cómo he reaccionado. O por el contrario dejo que hagas lo que quieras conmigo, con mi cuerpo y con mi vida, ser una más en una estadística, y una menos con vida".

Quisiera tener la seguridad de que mis hijos entienden esto, que pueden ponerse en el lugar no de su madre, ni en el de una mujer, sino en el de una persona cualquiera sobre la que no tienes derecho a sentirte superior.
Cambiaría todas esas ventajas, que en realidad son medidas necesarias, pero no suficientes, por el derecho a no tener que necesitarlas.


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