domingo, 21 de abril de 2019

No me gustan las mentiras

Las mentiras no traen nada bueno. De hecho, creo que lo único que hacen es posponer el momento de la verdad, además de crear desconfianza y aumentar el enfado de la persona a la que mientes.
Yo, le tengo miedo a las mentiras. 
Pero en honor a la verdad, tengo que decir que como durante tanto tiempo y de tan cerca las he vivido, me ha servido para saber lo que no quiero en mi vida. Eso bueno he sacado.
Y hay que tener cuidado con esas mentirijillas que creemos inocentes, porque a veces se pierde ese límite que nosotros mismos nos ponemos para diferenciar una mentira inocente de una mentira con mayúsculas.
Algunas personas ya no se dan cuenta de que mienten, no les cambia ni el gesto de la cara cuando las descubres, de hecho siguen manteniendo esa mentira a toda costa, aunque ellas mismas vean que están empeorando la situación. Eso es la costumbre.
Una persona que no miente, sin embargo, no puede imaginarse encontrarse en la situación en que la pillen en una mentira y no saber qué decir, cómo reaccionar. Le supone menos esfuerzo enfrentarse a la verdad desde el primer momento a tener que salir de una situación comprometida como puede ser que te pillen mintiendo.

¿Alguna vez te han contado algo que no está bien y te han pedido que ocultes la verdad? ¿Eso es mentir? Supongo que si nunca se descubre, si nunca te llegan a preguntar directamente, no es mentir.
Pero ¿qué favor te está haciendo la persona que te pide que ocultes a una tercera persona algo que le afecta?
Quizás la mentira tiene demasiados matices, demasiados niveles. Por eso mejor no entrar en ella, y sobre todo, no llevarte a nadie contigo.

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