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1937, Nanjing. Segunda Guerra Chino-Japonesa. Durante la entrada del ejército japonés en la ciudad terminan malviviendo bajo el techo de la parroquia Santa María Magdalena el padre a cargo del edificio, su diácono y dos empleados, junto con un grupo de niñas de menos de 14 años a las que están cuidando y que mantienen ocultas para protegerlas. La tensa calma en la que viven se ve interrumpida con la llegada de tres soldados chinos heridos que consiguen entrar utilizando el engaño y con casi el asalto después por parte de un grupo de prostitutas.
A duras penas consiguen convivir todos hasta que el ejército japonés invade también ese espacio sagrado.
Esta es mi segunda lectura compartida del Club de Literatura Asiática y todavía no me acostumbro al descubrimiento de cómo de diferente puede ser una opinión dada leyendo por partes y las cosas que pasamos por alto a la hora de comentar una novela si lo hacemos una vez terminada la lectura.
El parón al leer la primera meta y comentarla hizo que esa primera parte me pareciera plana y ligera para el tema del trata y estoy segura de que si hubiera leído la novela sin esa pausa hubiera entendido esa parte como lo que es, una presentación de los protagonistas y la situación en la que se encontraban. A partir de ahí todo se desarrolla con rapidez y el final llega casi sin darnos cuenta.
En todas las guerras se cometen barbaridades, da igual quien sea el atacante o el atacado. Me horroriza imaginar de lo que somos capaces pero también me fascina la capacidad de algunas personas para describirlo.
A continuación os copio un fragmento del libro. Aviso de que puede resultar desagradable.
«Una de sus piernas había quedado expuesta al viento frío y húmedo del río. Deseó con todas su fuerzas que no llamara la atención de los japoneses y que la tomaran por la de un muerto. Al cabo de unos minutos uno de los soldados se fijó en ella y clavó su balloneta en pleno músculo con un ruido sordo. El músculo se contrajo de forma instintiva dificultando la tarea de desclavar el arma. Los dientes de Li Quanyou mordieron con fuerza su labio. Tenía que fingir que aquélla era la pierna insensible de un cadáver. El más mínimo movimiento echaría por tierra todo cuanto había conseguido hasta entonces y supondría su segundo fusilamiento. La bayoneta volvió a hundirse, esta vez un poco más profundamente que antes. Li Quanyou pudo escuchar el sonido del filo atravesando la carne hasta llegar al hueso. Su cuerpo hizo de caja de resonancia de aquel ruido, lo amplificó y propagó hasta el fondo de su cerebro. La fricción del acero con la carne llegó hasta su cabeza como un zumbido que borró por unos instantes su conciencia, sus recuerdos y pensamientos, y la llenó de una luz blanca. La cuarta vez que le clavaron el arma, sintió que algo se rompía en la parte posterior de su rodilla. Era un tendón que quedó cortado en dos y cuyos extremos elásticos rebotaron sobre la pantorrilla y el muslo. Esta rotura provocó que la luz blanca se derramara por todo el cuerpo».
Además de guerra en esta novela encontramos amor, miedo y cómo las diferencias entre las clases sociales pueden hacerse más evidentes todavía en estas circunstancias.
Me ha gustado la novela, el tema y como está escrita, pero no recomiendo su lectura si no te apetece quedarte con el corazón encogido.
Hay película, aunque no la he visto, pero he leído que tiene muy poco en común con la novela.
No puedo leer eso. No dormiría. Un beso
ResponderEliminarCuando lo que leemos sabemos que es real impresiona más todavía.
EliminarBesos.
Habla de la
ResponderEliminarde Manchuria,
no?
No Orlando. He tenido que buscar la fecha de lo que comentas y pasó antes de lo que se relata en el libro.
EliminarBesos.
Quise decir ,
ResponderEliminarde la invasión.
Es un magnífico párrafo. Esa es, para mí, la diferencia entre los que escriben y juntan letras.
ResponderEliminarHay más párrafos como este, como puedes imaginar. Ha sido difícil decidirse solo por uno.
EliminarBesos.
El párrafo realmente me ha parecido magnífico en el sentido de bien escrito. Y tú has hecho bien en avisar porque a pesar del talento conozco a mucha gente que no soportaría eso. Aunque siempre es más fácil leerlo que verlo.
ResponderEliminarYo supongo que me he vacunado contra eso pasajes después de haber leído tantas novelas bélicas donde las leyes humanas parecen desaparecer y todo vale. Son horribles pero son reales. La guerra es eso y más.
En cuanto a los clubs de lectura debería dar el paso. Enriquecer un libro con tu lectura pero también con la de otras personas distintas a ti. Suena bien. Una vez hice algo parecido con otra persona por el blog y ya intuí que cada uno lo ve a su manera. Besos
Las barbaridades de las que somos capaces supera cualquier ficción, no nos cansamos de demostrarlo.
EliminarLos clubs de lectura están muy bien, aunque a veces también pueden ser un poco frustrantes. Eso de que alguien tenga una opinión totalmente opuesta a la tuya sobre el mismo libro en ocasiones resulta incomprensible.
Besos.
El texto que has seleccionado es ciertamente duro y crudo. Debe ser una buena novela . Me quedo coin tu primera reflexión sobre como cambia la percepción de algo cuando se lo analiza por partes, sin duda puede ser interesante pero quizá nos hace llegar a conclusiones prematuras. Un saludo
ResponderEliminarAunque es una forma interesante de comentar las lecturas creo que me quedo con la que conocía hasta ahora, la de terminar el libro y después valorarlo.
EliminarBesos.
Ahora mismo no podría leerlo, a pesar de que el párrafo me parece estupendo. Va por temporadas y ahora tengo la sensibilidad subida de tono. Aunque a veces me impresiona más leer párrafos sueltos que leerlo todo en su conjunto.
ResponderEliminarA mí lo que mencionas de comentar por partes me pasa en cierta manera con las notas que cojo para escribir reseñas. Voy apuntando lo que se me pasa por la cabeza mientras leo y al terminar siempre me digo: qué inocente eras en esa página.
Un abrazo
Es una prueba de la idea tan equivocada que nos podemos hacer de algo cuando no conocemos toda la historia.
EliminarCreo que leer las notas que vamos tomando durante la lectura y después comprobar cómo vamos cambiando a veces de opinión es como una especie de crecimiento. O algo así.
Besos.