Supongo que cuando alguien te da un consejo (lo pidas o no) lo hace con la mejor de las intenciones. O cuando te avisan, te advierten de lo que te va a pasar, según en la situación que te encuentres. Pero curiosamente la mayoría de todos esos consejos, advertencias, avisos,... son para prepararte para lo peor, para el peor de los casos. Todo tiene su parte positiva y negativa, y como lo malo llega aunque no lo llames, ¿por qué no ver lo bueno de las cosas?, ¿o no verlo todo tan malo?
Durante todo el embarazo hemos hablado del bebé a Rodrigo; le he ido explicando cosas nuevas a medida que me crecía la tripa y la situación iba cambiando. Leemos cuentos sobre el tema que le gustan mucho. Ha visto, me ha ayudado y ha jugado con el carrito, el cuco y demás cosas que hemos ido sacando de cuando él era bebé para tenerlas preparadas para su hermano... En mi opinión ha llevado estupendamente mi embarazo; nos trata a la barriga, al bebé y a mí con mucho cariño y cuidado. Habla a su hermanito, le dice "hola" y le explica las cosas de papá y mamá que no podrá coger para que no se rompan,... Es más cariñoso si cabe y no pierde la oportunidad de darme besos en la tripa, acariciármela y decirme que pronto tendremos al bebé en casa mientras sonríe y se frota las manos con gesto impaciente.
También le hablo de como nos cambiará la vida cuando Gonzalo esté en casa: que como no sabrá hablar llorará para todo, que mamá le dará leche de la teta, que lo cogeremos cuando llore para saber que le pasa, y le daremos besos y cariñitos. Pero tampoco quiero insistir mucho en este aspecto porque de momento es él quién está aquí, no he de quitarle antes de tiempo el protagonismo que después tendrá que compartir. ¿Cuántas veces nos hemos preparado para una situación que nos angustiaba, nos hemos mentalizado de lo que nos esperaba, y aún así en el momento no hemos podido dominar nuestros sentimientos? Pues eso creo que le puede pasar también a él, que por mucho que le explique, no he de extrañarme si después su reacción no es totalmente de mi agrado.
Durante el embarazo no han faltado comentarios bienintencionados que me advertían de que por muy bien que se comporte ahora, por pocos celos que demuestre, todo eso cambiará en cuanto de a luz. Sé que puede cambiar su comportamiento, mostrar celos, estar más agresivo y demandante, más llorón, y muchas otras cosas que en un principio pueden parecer negativas. Pero son al fin y al cabo reacciones normales ante la nueva situación. Pocos te animan sobre la nueva situación, o te dicen que aunque tengas el doble de trabajo todo es cuestión de organizarse, o simplemente que es el doble de todo, también de lo bueno, no sólo de lo malo. Parece que se sienten en la obligación de prepararte para lo que se te viene encima, como si quisieran abrirte los ojos por si no sabes donde te has metido. Y no es cuestión de mentir, simplemente de no ver sólo lo malo. O igual es que yo soy demasiado optimista. Pero bueno, en todo caso no me quedé embarazada sin querer, nos lo pensamos y lo hablamos antes, no es que me vaya a encontrar con algo que no esperara.
Verlo todo negro, o gris oscuro, es una actitud ante la vida, y yo hace tiempo que opté por disfrutar del resto de colores.
Hola! he encontrado tu blog por casualidad y me ha gustado mucho.
ResponderEliminarEnhorabuena por el niño que ya tienes y tambien por el que está en camino.
Ya verás que cuando nazca os irá todo muy bien y el mayor se porta genial con el bebé... no tengas miedo y no hagas caso! en mi caso fue más fácil la segunda que la primera, pues ya tenía rodaje y además la mayor creció de golpe y sin ñoñerías!
Muchos besicos!!
Hola chica de las flores.
ResponderEliminarMe alegra que te guste mi blog.
Gracias también por tu felicitación y los ánimos.
Soy realista, así que tiraré para adelante con lo que venga (que seguro no es tan malo como lo pintan); pero también soy muy optimista, y estoy impaciente por poder disfrutar de mis dos chicos.
También pienso que como bien dices tú, al tener la experiencia del primero, ahora será más fácil.
Besos.
Mari.