Una de las cosas que caracteriza la ciudad donde vivo es la humedad.
Durante ciertos meses del año, en según que calles, la humedad hace que el suelo esté tan mojado como si lo hubieran regado.
Ayer, después de unos días secos y de viento, volvió. Y aún con lo molesta que puede ser a veces la humedad, con los inconvenientes que provoca, lo que sentí fue que ya volvía a ser todo como siempre, que las cosas volvían a ser como tienen que ser, sentí "casa".
Nos acostumbramos a las cosas, a las personas, a lo que nos rodea cada día, y aunque a veces todo eso podría ser mejor, es lo que nos hace sentir seguros, porque lo conocemos, porque sabemos cómo es. Por eso los cambios dan miedo, siembran incertidumbre, aunque los provoquemos nosotros y tengamos la certeza de que todo va a ser mejor.
Me dan miedo los cambios, pero quiero mejorar. Quiero sentirme bien con lo que me rodea, pero no me quiero acomodar si eso significa no mejorar.
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