"He cambiado de opinión respecto a muchas cosas durante mi vida.
Antes, creía firmemente que la gente no cambiaba, y como no se por qué estúpida razón pensaba que no "estaba bien" cambiar de opinión, procuraba no dar una opinión demasiado contundente, por si algún día tenía que rectificar.
No soy una persona segura, pero los años me han dado la seguridad necesaria para poder admitir mis equivocaciones, para poder reconocer que me puedo equivocar. No es que antes fuera por ahí dando mi opinión a diestro y siniestro, ofreciéndola como si fuera la única verdad posible, pero sí es cierto que procuraba no pronunciarme más que lo justo y necesario, por si después me equivocaba. Ahora hablo, digo lo que pienso tranquila y abiertamente, siempre que me apetece o creo que vale la pena, claro, y punto. Y dejo muy claro que es algo que yo creo o que opino, pero que cualquiera puede tener otra opinión".
Otro borrador.
Este ni recuerdo cuanto tiempo lleva escrito, pero es de los que me gustan.
Las personas cambiamos, y también cambian nuestras opiniones, que se ven afectadas por las cosas que nos pasan, las circunstancias, la gente que nos rodea, todo.
Ahora pienso que es imposible no cambiar alguna vez de opinión, o mantener siempre la misma en todo. Y no es cuestión de equivocarse o de renunciar a tus ideales, porque igual que hay creencias inamovibles, otras nos vienen dadas por el momento y las circunstancias, así que es inevitable cambiar cuando ellas también lo hacen.
Diría más, es inevitable y necesario.
No podemos anclarnos, estancarnos en un estado porque es lo que siempre habíamos pensado: hay que hacerse responsable, tener argumentos propios para mantener una postura o para explicar por qué cambiamos de parecer.
Estoy orgullosa de haber llegado a ese estado, de haber encontrado la seguridad suficiente en mí y del trabajo que me he costado llegar a este punto.
Otro borrador.
Este ni recuerdo cuanto tiempo lleva escrito, pero es de los que me gustan.
Las personas cambiamos, y también cambian nuestras opiniones, que se ven afectadas por las cosas que nos pasan, las circunstancias, la gente que nos rodea, todo.
Ahora pienso que es imposible no cambiar alguna vez de opinión, o mantener siempre la misma en todo. Y no es cuestión de equivocarse o de renunciar a tus ideales, porque igual que hay creencias inamovibles, otras nos vienen dadas por el momento y las circunstancias, así que es inevitable cambiar cuando ellas también lo hacen.
Diría más, es inevitable y necesario.
No podemos anclarnos, estancarnos en un estado porque es lo que siempre habíamos pensado: hay que hacerse responsable, tener argumentos propios para mantener una postura o para explicar por qué cambiamos de parecer.
Estoy orgullosa de haber llegado a ese estado, de haber encontrado la seguridad suficiente en mí y del trabajo que me he costado llegar a este punto.
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