domingo, 7 de julio de 2019

Contando aviones

Es verano y hace calor; ese calor tan característico y húmedo de aquí que te hace sudar durante todo el día y sentir la humedad pegajosa adherida a la piel. La época en la que más trabajo tiene mi marido. Los niños no tienen colegio, pero sí todo el tiempo del mundo para aburrirse.
En cuanto el tiempo lo permite comemos y cenamos en la terraza, una terraza pequeña, acogedora y bien aprovechada.
Cuando eran más pequeños esos momentos resultaban un poco caóticos entre lo que ocupaba la trona y que eran mucho más escandalosos que ahora. Cada año son más grandes y paradójicamente ocupan menos espacio y arman menos escándalo.
Este año mientras comemos y cenamos nos dedicamos a contar aviones. Siempre pasa alguno. Cuesta verlos al principio, pero una vez los tienes localizados es fácil seguir su trayectoria. Hay momentos en los que la luz del sol les hace brillar tanto que se pueden incluso distinguir las ventanillas del avión. De noche vemos las luces verdes y rojas.
Ahora que lo pienso, el año pasado nos entreteníamos con las palomas a la hora de la comida, y con los murciélagos a la hora de la cena. Este año tocan aviones.


2 comentarios:

  1. Es curioso donde yo vivo los aviones los tengo al lado ..bueno hay metros de distancia lo que ocurre que no es un aeropuerto civil , sino militar y hay veces que el ruido ea atronador menos mal que son las menos pq es muy desagradable ,,, prefiero contemplar las palomas aunque si te coy sincera su gorjeo no creas si son muchas y la hora d ela siesta que quieres que te diga tampoco me gusta jajajaj yaaa sé que dirás que no me gusta nada ..siii lo que ocurre he de reconocer que el silencio me encanta y más a determinadas horas , pero que sepas que a la hora escuchar música me gusta oírla alta es como la vivo y la siento ..Un feliz verano y de momento una agradable tarde ..

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    1. jajaja, a mí a veces tampoco me gusta nada, o me molesta todo, según el día.
      Hay sonidos que acompañan, que molestan, que pasan desapercibidos, y otros que en unas circunstancias los aguantas y en otras no.
      Ahora que lo pienso, somos un vecindario bastante ruidoso, pero eso no hace que tengamos más tolerancia de la habitual a los ruidos. De hecho, mi marido tiene un oído muy fino, y hay noches en las que no puede conciliar el sueño porque oye el motor de la máquina de aire acondicionado del vecino. Yo de eso ni enterarme, la verdad.
      Lo que nunca me molesta es el silencio; de eso nunca tengo suficiente ;-)
      Espero que hayas pasado un buen fin de semana.
      Besos.

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